Lo que le hicieron a Kevin Spacey es criminal

Lo que le hicieron a Kevin Spacey es criminal
Lo que le hicieron a Kevin Spacey es criminal

Serio y formal con sus gafas de montura oscura, Oscar Martínez no parece demasiado lejano a primera vista de Antonio Dumas, el distante gestor cultural y director de museo en el que interpreta Bellas Artes, su nuevo trabajo con la tríada integrada por los directores Mariano Cohn y Gastón Duprat junto al guionista Andrés Duprat.

El actor madrileño pasó por las oficinas de Disney en Buenos Aires para hablar de la primera temporada de la serie (ya hay segunda grabada), que profundiza en los absurdos y contradicciones del arte contemporáneo con el foco en el malestar político que atraviesa. la mitad.

La tensa relación de la institución con las minorías, el feminismo o la cancelación son objeto de burla en la tira, que tiene a Andrés Duprat -director del Museo Nacional de Bellas Artes- como narrador y testigo indirecto de la bocetos que se desarrollan. Entre la obstinación ética y el cinismo, el anticuado Dumas aborda las manifestaciones, las boicots o activismo ecológico con una naturalidad que recuerda a Daniel Mantovani de El ciudadano ilustre (2016), película de los mismos autores, aunque la temática allí era la literatura.

Lo que interesó a Martínez de repetir trabajo con Cohn y Duprat, con quienes también colaboró ​​en la película competencia oficial (2021)? “En principio nos sentimos bien trabajando juntos, ya somos como un equipo, por lo que cualquier propuesta que me hagan me interesará. Y luego, aunque el mundo del arte aparece en casi toda su obra, en este caso es la especialidad de Andrés, así que pensé que iba a ser algo atractivo y no me equivoqué”, afirma el actor.

Y continúa: “Sabía de alguna anécdota en concreto, pero ahora que estuvo unos días en Madrid cuando hicimos la presentación, empezamos a charlar y me dijo que casi todo lo que refiere la serie son cosas que o pasaron a él o les pasó a ellos. a otros directores de museos de distintas partes del mundo, no son ocurrencias. Y finalmente la serie exhibe cómo es la vida interior de un museo, es decir, las entrañas del lugar, la cantidad de personas que trabajan, los problemas sindicales, la dependencia del gobierno de turno. Son temas que él conoce desde dentro, no imagina demasiado”.

¿Cómo formaron a Antonio Dumas? ¿Interiorizaste el tema?

−No, para nada. No soy un aficionado a las artes plásticas y mucho menos al arte contemporáneo. Pero estos señores, los gestores culturales, son funcionarios políticos más que otra cosa, lo que les hace aguantar con casi todos los gobiernos, no sólo diferentes sino opuestos. Siempre están en alguna gestión, en algún establecimiento estatal, como es el caso de este museo. Y más allá de que Dumas sea un tipo particular con un carácter particular, también ha desarrollado esa capacidad de ser hipócrita, de ser cínico y de resolver situaciones problemáticas precisamente a través de este aspecto más relacionado con la política que con el arte. Por otro lado, como los autores me incorporan al proceso creativo desde el primer momento, cuando llega el momento de salir a rodar sé perfectamente lo que tengo que hacer. No es lo mismo que recibir seis guiones y decir: “¿Estás interesado en hacer esto?”. participar en la gestación desde la idea embrionaria, hablando y participando del guión. El trabajo fue ameno y totalizador, una experiencia completa.

Bellas Artes, la nueva serie de Gastón Duprat y Mariano Cohn.

¿Cómo fue ingresar al mundo del arte que satiriza “Bellas Artes”?

−Hay cosas que me hicieron reír. Algunas no están en la serie, pero para mí significó aprender sobre cosas que no sabía, como esa obra de arte con el plátano pegado a la pared con cinta adhesiva (Cómico, de Maurizio Cattelan). Siempre he echado un vistazo a eso. Hay mucho esnobismo, en Francia hubo toda una polémica sobre adónde va el dinero público cuando los museos compran y pagan caras estas obras, y la verdad es que es como una broma. Una cosa era que cuando apareció Picasso haciendo cubismo, también había quien decía “esto es una mierda”, pero luego se entendió y aceptó. Puede que te guste más, puede que te guste menos, pero no puedes decir que no es arte. Pero un cuadro, el de (la obra) Arte, el cuadro blanco pintado con un rodillo con una pintura que ni el tipo buscaba el color, como calificas eso. Para mí eso no es arte. Porque entonces, bueno, ese muro de ahí también es arte. ¿Porque? Porque lo digo yo. Es un concepto con el que no estoy nada de acuerdo. Hay una suma de virtudes estéticas que debería tener la obra para ser arte.

La serie se ríe de fenómenos como la cancelación. ¿Qué piensas sobre esto?

−Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Dumas. Este es un tema que hemos hablado con Gastón Duprat mil millones de veces, a veces enfurecidos y otras a carcajadas. Picasso tiene una vida personal muy cuestionable, hizo cosas terribles, adoptó un niño y lo devolvió, por ejemplo. Ahora bien, negar la obra de Picasso por ese motivo, o cancelarla, me parece una idiotez indescriptible. Estoy de acuerdo con lo que dice Dumas sobre esta policía moral, sobre las cancelaciones de artistas, directores de cine, actores. Lo que le hicieron a Kevin Spacey es criminal, porque nunca se demostró que hubiera cometido un delito. Era el mejor actor del mundo y lo derribaron, arruinaron su carrera. Pero también como hecho social, como lección, es aterrador. ¿Qué tiene que ver la defensa ecológica del planeta con ir a tirar pintura a El gioconda. La manera de tener protagonismo es dañar una obra que es patrimonio de la humanidad. Es reprobable desde todo punto de vista.

La serie se desarrolla en España. ¿Se basaron en un museo específico?

−El hecho de que esté ahí lo hace más creíble. Un museo de esas características, con ese movimiento, esa fastuosidad, es más creíble en Europa que en Sudamérica. ¿Con qué lo comparas aquí? ¿Con la Proa? Porque no es el Museo Nacional de Bellas Artes. Di Tella cuando yo tenía 15 años era esa, pero era otra Argentina que no tiene nada que ver con ésta. Buenos Aires era París al lado de la Buenos Aires de hoy. En Madrid están el Thyssen, el Reina Sofía, el Prado, el Picasso, porque entre otras cosas España vive del turismo. Del turismo ingresan 80 mil millones de euros al año, o sea la industria española. Entonces Madrid cada día está más bonita, ponen dinero en las calles, en las plazas, cuidan las fachadas de los edificios, la iluminación. Ahora se convirtió en la capital del musical. Los mismos musicales que ves en Broadway, que ves en Londres, están en Madrid. Rodamos la serie en dos centros culturales, uno en Escorial y otro en Ávila, ni siquiera en Madrid. Es impresionante lo que ha hecho el PP con esto, son obras faraónicas y cada una tiene una sala de conciertos, una sala para esto y una sala para aquello, con la última tecnología y equipamiento. Cuestan cientos o miles de millones de euros y no se utilizan.

Para ver “Bellas Artes”

La primera temporada de “Bellas Artes” tiene seis episodios de media hora y está disponible en Star+.

 
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