Privacy Policy Banner

We use cookies to improve your experience. By continuing, you agree to our Privacy Policy.

El paparulo | Página | 1 -.

El paparulo | Página | 1 -.
El paparulo | Página | 1 -.
-

Piense en una estupidez que el presidente Milei puede hacer o decir y tendrá éxito. Apenas se anunció que el nuevo Papa había adoptado el nombre de León, en las redes sociales estaba de mensajes que profetizaban: “Se acerca una mierda de Milei”. Después de un , nuestro primer presidente estaba usando sus redes para afirmar: “Las fuerzas del cielo han dado claramente su veredicto”. Todo escrito con letras mayúsculas, en el mejor estilo de los foristas enojados de hace veinte años. Acompañó su ingeniosa frase con una imagen hecha con inteligencia artificial de un papa con la cara de un león. No importa que el nuevo Papa haya decidido continuar con Leo XIII en su elección de nombre, el primer Papa se comprometió a la base de la doctrina social de la iglesia, hablando de los trabajadores y denunciando la pobreza. Milei necesita golpear saltos y gritar “Estoy aquí, estoy, mírame”. Todo un patetismo tan escandaloso como los burbujeantes de Trump, los plagios de Nik o los negocios denunciados de su hermana Karina.

Entre las muchas deficiencias del presidente está que no puede detenerse. Es un incontinente, al menos verbal y bíblico (también incluimos sus retweets en x). Como un niño mimado busca llamar la atención. Para eso recurre a insultar, mentir, amenaza. Lo naturalizamos, pero no deberíamos. Además de criar la vergüenza de los demás, es peligroso.

Sus ataques de egolatria toman una carrera más preocupante se convierten en acciones y políticas estatales. La semana pasada hubo dos de esos gestos desesperados para ocupar el centro de la escena. Gestos que podemos pensar en ellos como respuestas a la misma situación. Por un lado, la “Orden Ecuestre de los Granaderos de los Andes” era la distinción. El cuerpo de los granaderos, que forma parte del ejército, que a su vez está en la órbita del Ministerio de Defensa, que depende directamente del presidente Milei, otorgó un premio a Milei. Arriba lo recibió emocionado, secundado por Karina y el Luis Petri. Se supone que cualquier orden militar debería recompensar el heroísmo, el coraje, el feroz para defender la patria, las virtudes de que Milei ha dado mucha falta de falta. Si no fuera porque destruyó, entregó y empobreció al país, Milei debería darnos más para reír. Pero no.

Segundo episodio: La designación de la actriz y productora Cristina Agüero como ministra de la Incaa, una persona sin muy rescatada en el mundo audiovisual. Después de un año y medio sin el apoyo de IncaA, una producción argentina, la elección de Agüero parece más una provocación o, si se prefiere, una muestra más de lo poco que este gobierno está interesado en la cultura en general y las producciones audiovisuales en particular.

No es un accidente que estos dos hechos (heroico auto -premio y designación en el incaa) hayan ocurrido en los mismos días cuando la sociedad argentina decidió hablar sobre un solo tema, de La eternaluta. La serie de Netflix dirigida por Bruno Stagnaro reúne todo lo que Milei odia. Primero, porque es un producto argentino y representa como muy pocas obras artísticas de estos años la esencia del ser nacional. En La eternaluta La argentinidad está en el palo: en los diálogos, en las imágenes, en lo que se dice, en las reacciones de los personajes, en el culto a la amistad, en la sonora conmovedora (sí, estoy pensando en la escena de la iglesia con la misa criolla y la voz de Mercedes Sosa Reborn junto a la resistencia). Para Milei y su gobierno, que se ha comportado desde el primer día como un ejército de ocupación que odia profundamente a este país, las características de la sociedad argentina son Kriptonite.

Para colmo, tanto Stagnaro como su equipo creativo se brontaron en las producciones argentinas de cine y televisión, que tenían en mayor o medida con el patrocinio de la Incaa. ¿Cómo capacitar a directores, guionistas, técnicos y actores del futuro sin el apoyo de las instituciones públicas? La falta absoluta de políticas culturales de este gobierno, desprecio por el trabajo creativo, se evidencia ante el talento nacional que exhibe La eternaluta.

-

En su loca cabeza, Milei autoperceive como un héroe. Recoge sus imágenes hechas con IA en las que parece hermoso, musculoso y valiente, tres cualidades de las cuales le falta. Imagine su furia al ver que la sociedad argentina adopta como su propio héroe no en su imagen de Photoshopeada sino para Juan Salvo, un hombre común transportado por las circunstancias para convertirse en líder de resistencia contra una fuerza inhumana y violenta. Inaguantable. ¿Qué ridículas son esas imágenes libertarias realizadas con una aplicación junto a la delgada línea de Francisco Solano López dibujando Juan, excepto preparado para luchar contra la nieve mortal?

Y está el recuerdo, que Milei desprecia siempre que puede, el que ataca cada 24 de marzo con videos insultantes a las víctimas del terrorismo estatal. Que una ficción de calidad entretenida e internacional tiene como autor Héctor Germán Oesterheld, un artista desaparecido por la dictadura, el de cuatro hijas también desaparece, es el peor escenario para las políticas de Milei (y por qué no, también Victoria Villarruel) sobre los derechos humanos.

En octubre de 1982, cuando aún se sentía la dictadura, José Pablo Feinmann escribió un artículo en la revista Superhumor titulado “La nieve de la muerte cae sobre todos nosotros”. Feinmann recordó que durante noviembre y diciembre de 1976 fue reeditado La eternaluta en forma de fascículos. “No sospeché entonces que la de Juan Salvo, su familia y sus amigos, la expresión de la aventura, el coraje y la fidelidad del en 1957, se transformarían, en la reedición de 1976, en la metáfora del terror, la persecución y la muerte”, escribe Feinmann.

El artículo termina con una reflexión cuyos ecos actualmente están resonando: “Tengamos algo por cierto: hay historias que no deberían repetirse. Nunca más la nieve en Buenos Aires, en Argentina. No hay nada, por supuesto, para asegurarlo. O tal vez sí: cuando desciende tan profundamente en el abismo, la única posibilidad es esperanza. Y en esta historia, todos estamos involucrados”.

A Feinmann le hubiera gustado ver la adaptación de La eternaluta. Él la habría disfrutado y, como buena cynphyl, la serie habría despertado comentarios muy iluminados. Me gusta imaginar que también se divertiría ver los gestos desesperados de Milei para mostrarse como un héroe hecho con inteligencia artificial y estupidez humana. Si pudiera haber visto las publicaciones del presidente sobre la elección del nuevo Papa, es muy probable que Feinmann haya usado una expresión muy argentina, muy digna de aparecer en algún capítulo de la segunda temporada de La eternaluta: ¡Qué paparulo!

-

-

-
PREV Las ocho controversias de ‘La familia de la televisión’ en su primera semana en Tve -.
NEXT “Ni el tono ni la forma es lo que se espera de una televisión pública”.