Por lo general, no se produjo en grandes titulares. Tampoco es uno de los que buscan el foco. Pero cuando José Luis Restán Habla, enciende los radares del sector. El presidente de ABSE promedioel conglomerado que reúne AFRONTAR, APROBAR y otras marcas de radio de peso, claramente se ha estropeado claramente sobre la dirección de la compañía en el Nuevo foro de comunicación. Y lo ha hecho en un momento de dulce ebullición para el grupo … aunque dejando al gran desconocido que vuela sobre los pasillos: continuará Carlos Herrera?
En el podio, acompañado por la expectativa reservada para aquellos que generalmente no aparecen, Restan quería marcar territorio con un mensaje inequívoco: el ábside no solo está en forma, está preparado para “jugar en el Campeón de la radio “, en sus propias palabras. Y para eso, dijo, tiene un” equipo de comunicadores de primer nivel “. “Entre los nombres, ha mencionado expresamente a Herrera, Cristina López Schlichtting o el recién llegado Jorge Bustos. Pero no es una palabra sobre el futuro profesional del buque insignia de las mañanas. Ni la renovación, sin pistas ni calendario. Solo mencione, cortés, pero aséptico.
La omisión no ha pasado desapercibida. Porque mientras el presidente ha traído el seno con los “registros de audiencia y facturación” que Abside ha firmado en 2024, y ha presumido tener “una base firme para la transformación digital”, el silencio sobre Herrera pesa. Especialmente cuando se habla del futuro de una cadena cuya columna sigue siendo la voz que abre los micrófonos al amanecer.
El diagnóstico, sí, es ambicioso. Restan ha asegurado que la radio vive “una edad de oro” y que su grupo no solo se dejará atrás, sino que aspira a liderar la transformación de los medios en España. Y lo dice con datos en la mano: Cope comienza 2025 con 3,415,000 oyentes diarios y ABSE supera los 6,3 millones de oyentes diarios en total, según el último EGM. A esto se agrega el crecimiento en la radio musical (Cadena 100, Rockfm Y Megaestrella) y el trece asentamiento como “una televisión de valores, compromiso y fe” con tres millones de espectadores diarios.
Sin embargo, el momento más genuino de su discurso se produjo cuando recordó que la Odisea técnica y emocional vivió durante el gran apagón del 28 de abril. “Fue un día amargado”, confesó, recordando cómo Cope logró continuar transmitiendo mientras Media España estaba desconectada. “La radio surgió nuevamente como el medio esencial, el más confiable”.
También se refirió al papel de la Inteligencia artificial En la nueva etapa: bienvenido, pero con límites. Restan dejó en claro que la IA no puede reemplazar los criterios periodísticos, y recordó que ABSE fue el primer grupo en escribir una guía ética para su uso.
-El discurso, impecable en tono y fondo, dejó un terreno claro: el ábside promedio es en serio. Quiere crecer, influir y mantener su modelo con su propia identidad, bien anclada en los valores cristianos. Lo dijo evocando el valiente impulso de los obispos que en los años 70 decidieron apostar por un Cope generalista y no confesional. “Hoy, estos valores son más necesarios que nunca”, dijo.
Cope: Silencio sobre Carlos Herrera
Como un broche, anunció su inminente viaje a Roma para cubrir su tercer cónclave papal. “Vamos a dar todo en Cope y trece”, prometió. Y mientras tanto, en Madrid, la pregunta continúa flotando en el aire: ¿qué pasará con Carlos Herrera? ¿Se reinventará la voz de las mañanas en una radio sin perder tu alma?
Restan no lo dijo. Tal vez él piensa. Tal vez ya lo ha decidido. Pero, por ahora, la respuesta más esperada aún no está pagada.
Y es que el silencio sobre Herrera no es accidental. En una intervención de más de una hora para no reservar o treinta segundos para eliminar la duda más comentada en los pasillos de Cope, al menos, revelando.
Carlos Herrera está en el minuto de verdad. Su contrato expira, los rumores de alivio se agitan y la pregunta no es si la radio quiere que continúe, sino si quiere continuar. Porque, aunque lo restauran, lo que se respira en el ábside es que el grupo ya está trabajando en el futuro con o sin él. Con bustos en el dormitorio, con un perfil cada vez más editorial y menos una zanja diaria, y con la maquinaria preparada para asumir una transición que, cuando llegue, tendrá más emocional que estructural.
¿Hay Herrera por un tiempo? Probablemente, sí. Pero no eternamente. Y cuando llegue, será un terremoto. Porque si Herrera se va, un locutor no se retira: una era dice adiós.
