Es muy halagador, interesante, reconfortante, esperanzado ver que Ernesto Zedillo, ex presidente de la República (1994-2000), confiesa: ¿La verdad no sé, cuando su entrevistador de Nexos le dice que estamos en el peor de los mundos imaginables y pide cómo regresar de allí?
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La autoridad moral de Ernesto Zedillo para hacer un análisis sereno y sensato de la realidad mexicana es prácticamente nula. Estamos escuchando a uno de los autores más indicados de los desastres mexicanos de la segunda mitad del siglo XX, un paladín del neoliberalismo, el impulsor de los errores de diciembre con la devaluación, la caída de la admisión, la revolución de las tasas de interés, la gran estafa de los fobaproa -ipab a las deudas de pago de las ricas con fondos nacionales, la entrega de la herencia pública y las tasas naturales a los grandes consortiums, el impovers de la sociedad más de la sociedad.
Sin embargo, el más ilustrativo del análisis de Zedillo es que carece de absolutamente algún plan para derrotar al 4T y regresar a las aventuras de antes y, especialmente, al estado corrupto, dentro del cual los gobernantes operaban de la formación del PRI con ese nombre (1949-52) y hasta 2018, en el que fueron desplazados.
Después de confesar que mi conclusión es muy simple: en la democracia de México murió, Zedillo no intenta demostrar que antes de 2018 el país vivía en el mejor régimen democrático, sino que solo lo insinúa con el de muerto a la democracia. El ex presidente no afirma que la han matado, sino que ella murió, sin señalar la causa probable. Como no sabe cómo regresar a su propio pasado, no puede imaginar la caída del gobierno actual. El ex presidente no convoca a la gente.
Sin embargo, Zedillo sabe algo al respecto, incluso si solo insinúa o hace lo despistado. Al reprochar el comportamiento de los factores de poder reales que prefieren permanecer en silencio, el político está reprochando a los poderes económicos y, tal vez, también a los extranjeros. No es necesario continuar haciendo preguntas a aquellos que entregaron tanta riqueza pública a los factores reales del poder.
-Ernesto Zedillo vive en la desolación más completa y solo confía, aparentemente, en el poder económico que ahora, dice, apoya al gobierno actual y espera beneficiarse de la muerte de la democracia. El ex jefe de PRI advierte con clarividente afirman que los factores reales del poder se arrepentirán cuando el 4T decida perseguirlos.
No hay ningún programa en el discurso de Ernesto Zedillo, pero tampoco lo hace el más mínimo esquema de un plan político para demoler el 4T, como no fue, tal vez, la eventual conspiración de los factores de poder reales.
Zedillo se encuentra en la misma situación que las oposiciones políticas organizadas, básicamente el Prian y un par de partidos en ciernes: no entienden lo que sucedió en México en los últimos años. Nunca lograron ver que, bajo sus propios pies, una especie de rebelión popular contra el estado corrupto, se estaba forjando la distribución de ingresos y dominio de una oligarquía voraz.
Zedillo nos muestra un estado de confusión intelectual porque no mejora una fuerza política capaz de derrotar a los populistas, así que el neoliberalismo una vez inmejorable es un neoliberalismo que fue importado por el poder político hace más de 40 años, a largo plazo para causar un daño social inmenso y, al mismo tiempo, a la respuesta histórica de una mayoría popular falsificada durante todos los años en los que el programa antipopular y antipopular y antipopularios.
Zedillo ni siquiera puede admitir que 4T es una mayoría política en el país. Él dice que la reforma del poder judicial fue un punto extremo, pero no defiende a los jueces, no responde por ellos, no rebota en las críticas al estado profundo de la corrupción en el que se encuentran. En consecuencia, Zedillo carece de la propuesta para la reforma del poder judicial, como ha sido el caso de sus amigos del Prian. En este vacío político, cultural e intelectual, se logra distinguir la bancarrota de las oposiciones que anteriormente eran poder y que, con sus agresiones al pueblo de México, causaron la respuesta de lo que hoy es la nueva fuerza política popular.
Por lo tanto, Zedillo no tiene más que ser sincero al llamar a los factores reales del poder, el poder económico oligárquico, para luchar contra esa mayoría popular que ha lanzado del poder político a los neoliberales. No hay una llamada democrática, ya que no había en sus tiempos, sino tal vez para volver a hacer el poder del dinero.