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Más rápido no siempre significa mejor, el desafío de las emergencias médicas en Cuba -.

Más rápido no siempre significa mejor, el desafío de las emergencias médicas en Cuba -.
Más rápido no siempre significa mejor, el desafío de las emergencias médicas en Cuba -.

Texto: Cuba Drafting News 360

Foto: Rl Hevia

El problema de los servicios médicos de emergencia siempre buscará mejorar en Cuba, más si los informes esperados desde hace mucho se consideran una ambulancia para abordar los casos de emergencia que a menudo comprometen la vida del paciente.

En ese entorno, la prensa oficial reflexionó sobre el proyecto piloto de arrendamiento de ambulancia en La Habana dos meses después de su operación.

Las cifras publicadas por el periódico Granma indican que este proyecto redujo el tiempo de llegada promedio de ambulancias de 31 a 18 minutos, “gracias a una flota renovada que ha viajado más de 93 mil kilómetros y asistió a unas cuatro mil emergencias en solo dos meses”, aunque esto está lejos de resolver los problemas estructurales que el sistema de salud cubano arrastra.

Aunque el avance puede parecer significativo en comparación con los y el estado ineficiente del servicio, aún no puede establecer la confianza de la población en emergencias.

Este proyecto es una alianza entre MCV comercial, el SIUM de la Capital y el Ministerio de Transporte para la explotación de 15 nuevas ambulancias en La Habana y que, con su implementación, también destacó desafíos persistentes.

Si bien los números reflejan una mejora inicial en la superficie, el fondo sanitario evidencia limitaciones más profundas: escasez de medicamentos, falta de recursos hospitalarios, deterioro de la infraestructura y el agotamiento del personal médico.

¿Un parche en una estructura debilitada?

Este esfuerzo puntual contrasta con la realidad diaria de muchos cubanos, que deben esperar horas para recibir atención especializada, mover largas distancias debido a la falta de transporte en sus provincias o improvisar tratamientos en ausencia de suministros básicos.

Del mismo modo, la velocidad de la ambulancia pierde el impacto no hay suero, camillas o un especialista disponible, problemas que, según el propio periódico oficial, están presentes “fallas”.

Otra limitación es que el piloto está limitado solo a la capital. En el resto del país, los tiempos de respuesta siguen siendo alarmantes, especialmente en las zonas rurales, donde la combinación de carreteras deterioradas, combustibles limitados y mala cobertura médica convierte cualquier emergencia en una ruleta de supervivencia.

Los gerentes comerciales de MCV criticaron los métodos para suministrar las ambulancias a medida que paralizan el servicio que brindan.

La modernización del sistema de emergencia debe ser parte de una transformación integral del sistema de salud, no un escaparate para mostrar avances aislados.

Sin una inversión sostenida, la transparencia en la gestión de los recursos y las políticas públicas que abordan la salud como un derecho y no como un desafío logístico, los logros técnicos corren el riesgo de convertirse en anecdóticos y caer en los mismos problemas que intentan irse.

Cuba necesita, más que ambulancias rápidas, un sistema que al menos trata de apoyar esa “velocidad” con calidad, equidad y sostenibilidad.

La emergencia no está sola en la llamada, sino también en las farmacias vacías, en los hospitales desbordantes y en el silencio de aquellos que ya no esperan respuesta.

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