A los 22 años, Mora Segada Novoa está escribiendo su propia historia dentro del mundo del entretenimiento. Hija de la actriz Laura Novoa Y del guionista y productor Mario Segade, Mora nació en una familia donde el arte siempre era parte de lo cotidiano, y no es sorprendente que haya elegido un camino similar. Sin embargo, lo sorprendente es la versatilidad con la que se está formando, despegando de cualquier etiqueta y construyendo un perfil tan inquieto como prometedor.
Con un comienzo en el teatro, Mora pronto expande sus horizontes. Participó en producciones audiovisuales como Fragiles (Flow) y tenía un pequeño papel en el Jardín de Bronce, donde, según aquellos que estaban en el set, demostró tener el mismo fuego escénico que su madre. “Es una locura verla como actriz. Él hizo un bolo en ‘The Bronze Garden’ y recién comienza”, dijo Laura Novoa en una entrevista con usted, con una mezcla de ternura y orgullo.
La actriz no elogia cuando habla de su hija, sino que también reconoce su personaje perfeccionista. “Ahora él es la actriz, pero no lo alcanza solo con eso, por lo que está haciendo la carrera de títeres en el Teatro San Martín, las cartas y ahora la FUC (Universidad del Cine). Más no puede hacer. Salió obsesivo como la madre”, dijo con risa. Esa curiosidad y esa voluntad de cubrir múltiples idiomas escénicos y narrativos son precisamente lo que están configurando a Mora como un artista integral.
La joven no solo actúa: ella también escribe, crea y reflexiona. En sus redes sociales compartió el nacimiento de su primer monólogo, una autoría que marca un punto de inflexión en su camino artístico. “El primer monólogo de mi autoría vio la luz. Como siempre, los amigos me llevaron a explotar en pedazos y conocer lugares para respirar un poco en medio de esta ciudad metal y hermosa”, escribió, dejando vislumbrar una sensibilidad poética y una conexión íntima con el comercio.
Su presencia en las redes sigue siendo discreta, hay 2.500 seguidores, pero es evidente que aquellos que lo siguen lo hacen con atención y afecto. En el cortometraje The Waters Tornan Magenta, compartió la escena con su madre en una propuesta que unió a los simbólicos con lo experimental. Allí, Laura y Mora acordaron en la pantalla por primera vez, en un diálogo generacional cargado de imágenes y silencios.
Actualmente, Mora continúa trabajando en el teatro, su primer amor, mientras continúa expandiéndose hacia otros formatos. Su objetivo, según su entorno, no es simplemente tener una carrera, sino construir una voz. Una mirada del mundo que la rodea, sobre las formas de contar y representar, incluso en los vínculos entre el cuerpo, la palabra y la emoción.