El “Ballet of Cuban Television” es un grupo de Danzaria fundado en marzo de 1963. Se encuentra entre las primeras compañías artísticas de la nueva cultura promovida por la Revolución. Desde su inicio, ha acompañado las presentaciones de los eventos más importantes, programas musicales y de variedades, así como galas y espectáculos organizados por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), tanto en Cuba como en el extranjero.
Bajo la dirección inicial de Alberto Alonso, que era un estudiante de violín y el primer cubano en inscribirse profesionalmente en ballet, el grupo adquirió un sello distintivo temprano. Alonso debutó en el ballet “The Blue Danube”, con coreografía del maestro Nicolás Yavorsky en 1933, y al año siguiente bailó en “Prince Igor”. En 1935 acompañó a Alicia Martínez por primera vez en el ballet “Coppélia”, convirtiéndose en el primer compañero de que años después sería la gran Alicia Alonso, figura emblemática del ballet universal.
De regreso a Cuba en 1941, fue nombrado director y maestro de la escuela de Danza de la Sociedad Musical Pro-Art, así como el primer bailarín de ballet presentado por esa institución. Allí preparó muchas obras del repertorio de ballet ruso y debutó como coreógrafo en 1942 con “Preludes” de Liszt, convirtiéndose en el primer coreógrafo de ballet cubano. Durante la temporada 1944-45, fue el primer bailarín de Demi-Caractère del Ballet Theatre de Nueva York, hoy American Ballet Theatre, y participó en las coreografías de la película “Yolanda”, en Hollywood.
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Con ese deseo de darle a la coreografía un perfil auténticamente nacional, fundó Fernando y Alicia Alonso, en 1950, el ballet nacional, cuya existencia fue breve. Alternó ese trabajo con su trabajo como coreógrafo en la televisión cubana naciente y en Los Cabarés Montmartre, Sans Souci y Riviera, así como en el Teatro RadioCentro. En 1960 creó el “Alberto Alonso Dances Set” y en 1962 el “conjunto de danza experimental de La Habana”, con la que realizó una gira por Europa que abrió las puertas del Teatro Olimpia en París y varios países del este de Europa.
Alberto Alonso Rayneri, bailarín, coreógrafo y maestro del Ballet Nacional de Cuba, es reconocido como uno de los fundadores del ballet en Cuba y el principal coreógrafo de la escuela de ballet cubano. Fue el primer bailarín profesional cubano que viajó al extranjero. Su carrera internacional y su capacidad para insuflar un aire tropical en el ballet cubano, sin caer en estereotipos o abandonar el rigor académico, lo convierten en la figura más prominente de la coreografía cubana del siglo XX.
Luis Trapaga, con experiencia en el baile de ballet americano y en la danza moderna de América del Norte, también exploró los bailes populares folclóricos y cubanos. Desarrolló nuevos ejercicios de ballet que llamó “técnica básica”. Fue acompañado en ese esfuerzo a otros coreógrafos prominentes como Roberto Rodríguez y Víctore CuLllar.
Sonia Calero, bailarina, rumbera y coreógrafa cubana, fue una de las mejores del tiempo y uno de los principales exponentes de los bailes nacionales. Cuando era niño, demostró talento para la danza popular, y once años ingresó al Conservatorio Municipal de La Habana para estudiar ballet. Su entrada en la “televisión de ballet cmq” marcó su verdadero debut profesional, dándole una popularidad que mantendría a lo largo de su carrera.
Bajo la tutela de Alberto Alonso, integró otros grupos, como el conjunto de bailes de radiocentro y se presentó en varios cabarés. Su repertorio era amplio: académico, concierto, neoclásico, experimental y popular. Sus interpretaciones se destacaron en las “viñetas” creadas por Alonso para televisión, como “La Calle”, “Quimbisa”, “La Gua-Gua”, “Antonio’s Wife”, “The Dead Man dejó Rumba”, “El Güije” y “El Solar”, con fuertes raíces en la cultura nacional.
-En 1966, se unió al Teatro Musical de La Habana y brilló en comedias musicales. Ese año, “My Lot” también fue lanzado, con música de Tony Taño, basada en la viñeta “El Solar” de 1953. Este trabajo se convirtió en el espectáculo musical más exitoso de la década. En el mismo año ingresó al Ballet Nacional de Cuba, alcanzando el rango del primer bailarín del primer personaje.
Sonia Calero se distinguió por su elegancia y refinamiento, lejos de los folklorismos comerciales. Su pas de deux de la escoba en “My Lot”, junto con Roberto Rodríguez, permaneció como un ejemplo de una cubana estilizada. Su interpretación del Rumba sigue siendo una referencia.
Entre las parejas más recordadas en la televisión se encuentran “Caruca y Rosendo”, conocidos por su afinidad y versatilidad. Aunque también bailaron durante años en el segundo show de Tropicana, nunca dejaron el ballet de televisión. Comenzaron su carrera bajo la dirección de Luis Trapaga y posteriormente trabajaron con figuras como Tomás Morales, Francisco González, Félix Ervíti, Joaquín Riviera, Tanya Figueroa, Carmencita Castiñeira, Thania Vázquez y Cristy Domínguez.
El “ballet de la televisión cubana” se considera una de las principales compañías del país. Durante muchos años fue dirigido por Cristy Del Cristo Domínguez Pérez, un destacado bailarín, coreógrafo y profesor, que comenzó su carrera artística en 1956. Fundador del equipo de danza experimental de La Habana (1962-1965), bailó como un solista en las coreografías de Alonso Alonso, fundador de la Havana de la Havana (1961) y un miembro de la ballet de 1961). Fue asesora y jurado del programa “To Dance” y colaboró con el set de fanáticos.
También trabajó como actriz en comedias musicales dirigidas por Roberto Garriga, Star y el “Concurso de Composición Adolfo Guzmán”. Fue miembro de la Comisión Nacional de Evaluación de Ballet Ballet of National Television.
Poseer una capacitación artística impecable y una técnica refinada, Cristy Domínguez fue un ejemplo de elegancia, estilo y versatilidad. Su legado como bailarín, coreógrafo, maestro y director ha sido fundamental para consolidar el ballet de la televisión cubana como uno de los grupos más sólidos y reconocidos del país.
Durante décadas, este grupo ha acompañado los principales programas musicales y de variedades, galas y eventos especiales de televisión cubana. Ha sido una escuela y plataforma para generaciones de artistas que han encontrado en su etapa un espacio para el aprendizaje y el crecimiento profesional.
Con el tiempo, el ballet de la televisión cubana ha logrado renovar sin perder su esencia. La integración de los nuevos coreógrafos, la incorporación de estilos contemporáneos y la constante superación técnica y artística de sus miembros han sido clave para su permanencia y relevancia. Ha defendido un amplio repertorio que pasa de bailes académicos a expresiones populares estilizadas, con una marcada identidad nacional.
Hoy, en vísperas de un nuevo aniversario, celebramos no solo los años de existencia de este grupo, sino también su compromiso con la cultura cubana, su dedicación al arte de la danza y su capacidad para excitar, entretener y representar las raíces más auténticas.
El ballet de la televisión cubana es, sin duda, un baluarte de nuestra televisión y una de las joyas de baile escénicas nacionales.
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