Seis momentos en los que Pixar puso patas arriba el cine

Seis momentos en los que Pixar puso patas arriba el cine
Seis momentos en los que Pixar puso patas arriba el cine

Pixar comenzó su historia con muchas cejas levantadas y desconfianza en cada mesa de dibujo. Su fundador, John Lasseter, era un viejo conocido de la oficina de Disney y había estudiado en la misma universidad que varios animadores que ya se estaban haciendo un nombre allí: Tim Burton, John Musker, Ron Clements (directores de La Sirenita), Henry Selick… Él mismo había trabajado en tod y toby y en otras producciones, pero quería ir un paso más allá. Vio la animación digital como el futuro. El salto a ese mundo, sin embargo, les pareció extraño a los caricaturistas: aparejo, render… el diccionario parecía más bien ingeniería. Hoy ese lenguaje ya forma parte del día a día de cualquier animador.

Este proceso que suena tan complicado es lo que la exposición intenta explicar. La ciencia de Pixar, en CaixaForum de Madrid (hasta el 8 de septiembre de este año). El visitante podrá probar a trabajar cada paso de primera mano, y convertirse en animador con modelos interactivos, juegos de iluminación, figuras y pantallas. Desde moldear los rostros de los personajes hasta deformarlos hacia una versión alternativa. El visitante descubrirá que cualquier decisión, cada píxel, cuenta. Tanto es así que, según la exposición, Pixar animó individualmente 202 dientes del personaje de Bruce. Buscando a Nemo o para qué Ratatouille Crearon 270 alimentos por computadora. Fue tanta la influencia de Pixar que esto, tan laborioso y costoso, se convirtió en la norma para cualquier empresa de animación. Son numerosas las ocasiones en las que el estudio ha reinventado por completo el dibujo. Después de su época, los dibujos animados se convirtieron en películas de animación. Antes del estreno de De adentro hacia afuera 2, este es sólo un ejemplo de cómo revolucionó Hollywood.

historia del juguete y el trono de lo digital

Con 28 películas a sus espaldas, parece fácil suponer que una película realizada íntegramente mediante animación digital iba a triunfar. En la Navidad de 1995, nadie esperaba que sucediera así. Y menos si procedía de un desconocido estudio construido en las entrañas de la compañía de efectos especiales de George Lucas. De hecho, Disney, que lo distribuyó, retrasó varias veces el proyecto y se negó a aceptar que el futuro estuviera basado en el ordenador (las pruebas fueron desastrosas). Algo que se volvió innegable cuando la recepción de historia del juguete. Los mimbres eran los mismos de siempre, pero todo lo demás era diferente. Se publicó que había sido filmada con 300 procesadores y 800.000 horas de computación. Tras las aventuras de Woody y Buzz, la creación virtual de personajes iba a dejar de ser un recurso utilizado ocasionalmente, o en cortometrajes más baratos, para convertirse en la principal técnica de realización de largometrajes durante las próximas tres décadas. Superó cualquier tipo de expectativa. Tanto es así que, hasta ahora (aunque actualmente parece haber un salto en dirección contraria), la animación bidimensional casi ha desaparecido de las grandes producciones animadas de Hollywood.

Toy Story 2 y las consecuencias

Durante la década de 1990 y principios de la de 2000, Disney lanzó secuelas de Aladdin, La Sirenita, La Bella y la Bestia y El rey León, entre otros. Siempre directo a vídeo y sin el nivel de animación necesario para una superproducción. Las segundas partes fueron algo de lo que huyeron los animadores, uno de los espacios más originales de Hollywood. Los grandes directores nunca hicieron secuelas. Toy Story 2 Cambió todo, para bien y para mal, porque no sólo se estrenó en cines, sino que algunos críticos incluso la consideraron mejor que la original. El alma seguía ahí, había un motivo para hacerlo y, cinematográficamente, captó uno de los mejores momentos de la animación: la reconstrucción de Woody. Sería la primera secuela de muchas (no todas buenas). Con ello, la empresa Jumping Lamp también se convirtió en su propio icono que superó a sus películas. El mejor ejemplo no es sólo el comercialización, pero las decenas de exposiciones que atraen a niños y padres sedientos de conocer cada detalle de su magia. Esta película también ostenta el récord de animación creada en una semana de producción: cinco minutos y 42 segundos. Por si quedaban dudas, es un trabajo duro y lento.

La regresión nostálgica de Ratatouille

Cada pelo de las ratas Rataouille Se necesita una gran cantidad de trabajo de modelado. Ese trabajo evolucionó en la forma en que se construye cualquier personaje realista. Pero la octava película de Pixar destacó por un momento decisivo que nos hizo preguntarnos si estas obras eran para niños. Hacia el final, el crítico gastronómico Anton Ego vivió una regresión a su infancia que le llevó a sentir todo lo que significaba el manjar que Remy le había hecho. A escena retrospectiva construido en cada zoom y movimiento de cámara, entre sombras, colores y texturas cambiantes. Una hazaña técnica y sentimental que hizo entender al villano de la película en una breve secuencia. Porque los malos son algo que al estudio nunca le interesó mucho.

Los siete minutos más tristes de Arriba

Pete Docter es el actual presidente de Pixar, después de que John Lasseter abandonara la empresa acusado por el movimiento Me Too de extralimitarse con sus empleados. Su trabajo al frente de la compañía ha sido muy criticado, pero hay algo impecable en su trayectoria como director: uno de los comienzos más tristes de la historia del cine, la secuencia de unos siete minutos que narra la vida, el matrimonio y la muerte de Carl. luto Arriba. Sólo con música y animación. Un cortometraje que es una hazaña emotiva.

Los increíbles superhéroes

Aunque parezca extraño, se puede decir que Pixar fue una de las empresas que puso a los superhéroes en el mapa cinematográfico. Fue realizada en 2004 por Brad Bird, otro de los estudiantes de posgrado de Lasseter, en lo que para muchos sigue siendo una de las obras clave del subgénero. Los Increíbles Bebí mucho de Marvel antes de que la compañía lo inundara todo. Después de todo, esta familia no era muy diferente de la de Los cuatro Fantásticos. Bird, tras no haber conseguido triunfar en el cine de imagen real con experimentos como El mundo del mañanaHa vuelto a la animación junto a su amigo Lasseter en Skydance. Porque Pixar también ha dado grandes cineastas.

El salto a Disney+

Ha sido una de las decisiones que más ha transformado a Pixar, una de las más polémicas y que algunos atribuyen al fin de la compañía tal y como la conocíamos. En plena pandemia, y con las salas cerradas, Disney pensó que lo mejor para las películas de Pixar era enviarlas al cine. transmisión. Hablar en retrospectiva es más fácil que entonces, pero pronto se vio que, lucas, Red y Alma No sólo iban a perder dinero en taquilla, sino que estrenarlas directamente en casa iba a hacer que estas obras fueran vistas como películas menores, pese a haber explotado mucho más la originalidad de sus propuestas que otros proyectos recientes. La realidad hoy es que Pixar acaba de despedir a 175 trabajadores de su estudio, el 14%, lo que Año luz y Elemental no funcionaron como deberían y que el futuro depara nuevas consecuencias. No es su mejor momento, y la decisión de no esperar a los cuartos fue el detonante. En cualquier caso, Pixar también tiene derecho a sufrir altibajos, como ha tenido Disney a lo largo de su historia. En 2025 se cumplirán 30 años desde que estrenó su primer largometraje, y los hitos siguen siendo mayores que los fracasos. Citando la gran filosofía del fondo del mar: hay que seguir nadando.

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