de la saga Mad Max’ traiciona la esencia de ‘Fury Road’ y lo que la convirtió en un clásico del cine moderno

de la saga Mad Max’ traiciona la esencia de ‘Fury Road’ y lo que la convirtió en un clásico del cine moderno
de la saga Mad Max’ traiciona la esencia de ‘Fury Road’ y lo que la convirtió en un clásico del cine moderno

La película de George Miller tiene grandes escenas de acción con Anya Taylor-Joy, pero rompe la regla más sagrada de la saga Mad Max

El estreno de ‘Furiosa: de la saga Mad Max’ es una buena noticia. Nos faltan diferentes éxitos de taquilla, películas de acción coloridas y arriesgadas y cualquier nuevo proyecto de George Miller siempre apuesta por la diversidad en las salas de cine. Dicho esto, es imposible, estemos de pie, en horizontal o sobre las manos, que no se compare con su ‘Mad Max: Furia en la carretera’, porque fue una gran bofetada a todo lo que nos enseñó el cine del siglo XXI. . Había dicho que no se podía ver en la pantalla.

No sería justo compararlos porque aquí Miller dirige su propio ‘Until His Time Came’, con un gran sentido de la épica y sí, también del espectáculo, pero en este caso se trata de una fábula ultraviolenta que, si bien También está lleno de acción, muestra muchos altibajos de ritmo y un exceso de CGI que juega en contra del físico inherente a la saga. Ya se notaba desde los primeros trailers que por mucho que se afirmara que en el anterior también había forja digital, en este caso se convierte en una herramienta prioritaria y excesiva.

Presentado como una superproducción muda, en la que Furiosa sólo tiene 30 líneas de diálogo, tras recorrer sus dos horas y veinte comprobamos que ni es tan silenciosa (sino todo lo contrario), ni está a la altura de ‘Mad Max 4’, ni es mejor que el primero. La pompa de Cannes pronto rompe con una superproducción extravagante pero también repetitiva y a menudo saturada de una fealdad digital que hace mella en la inventiva visual de Miller, que también vuelve a hacer acto de presencia y para muchos será más que suficiente.

‘Furiosa’ se divide en cinco capítulos, algunos sublimes, como el prólogo, y otros con una exposición bastante engorrosa. Una de sus grandes secuencias es prácticamente un remake del tercer acto de ‘Mad Max 2’, pero como si fuera su versión videojuego, con gente volando que no está, en lugar de coger un autogiro real encima de una caravana en a toda velocidad . La estructura es una de cal y otra de arena y uno de sus puntos positivos es Anya Taylor-Joy, que atrae de forma especial a la cámara dejando unos planos estéticamente perfectos, dignos de un Sergio Leone dirigiendo un cómic del año 2000 d.C.

Sobredosis de píxeles

Sin embargo, cuando llegó su transformación total, La actriz no es comparable a Charlize Theron. En sus mejores momentos, la película recuerda a los dibujos animados de Chuck Jones, con una amplia gama de claves conductoras del objetivo en el rango de la fantasía, Miller nos regala estos momentos de dibujos animados vivos cargados de cinemáticas y lógica “correcaminos”, con un montaje. y movimientos de cámara que no estamos acostumbrados a ver en pantalla, un gran delirio secuencial que brilla especialmente en un comienzo muy occidental.

Pero a veces tu ambición crea momentos de Acción circense sobrecargada y vistosa, en la que menos hubiera sido más. Demasiadas grúas colgadas, demasiadas motos volando y paracaidistas que no están. La épica se diluye cuando, además, aparecen planos realizados desde perspectivas similares a las utilizadas en ‘Fury Road’ y dan la impresión de estar rodados en el interior de una habitación o de un barco. Planos sencillos que apenas necesitarían postproducción parecen artificiales, descoloridos.

El corta y pega digital es algo casi inherente a cualquier película cara, y aquí, plásticamente, deja algo de inspiración y otros son francamente horribles, dignos de un cartel conmovedor de mal photoshop. A veces, incluso las caras también están “barnizadas” con píxeles. Pero sin centrarse exclusivamente en los efectos, y la decepción que supone en una saga eminentemente física, el conjunto resulta extrañamente satisfactorio como un salvaje rito de iniciación, donde el proceso de aprendizaje de la furiosa niña tiene momentos que van de lo picaresco al peplum.

Explorando una mitología que no necesitaba reglas

Podríamos alegrarnos, en cambio, de que películas como esta o ‘El reino del planeta de los simios’ lleguen a la gran pantalla en lugar de la sobredosis de superhéroes, pero en ambos casos se parecen más que nunca a esas otras. Además, ¿su mera existencia es sinónimo de ser mejores películas? Demasiados momentos cinematográficos de Playstation, lluvia de gente que no está y Acción forzada que rompe con la contención circense eminentemente escénica. de las otras películas.

Por otra parte, su tendencia a reiterar y sobreexplicar Incluso afecta retroactivamente el valor espontáneo y misterioso del anterior. Hay, en general, un toma y daca que hace que la suma sea mayor que sus partes, disfrazando el acto de estirar el chicle y reconstruyendo en la memoria momentos singulares de gran interés. Desgraciadamente, el apartado que menos funciona es su anticlímax, un cara a cara sobrescrito y falto de fuerza.

En sus mejores momentos, ‘Furiosa’ puede parecerse un poco a la anterior, en sus peores tiene el síndrome de ‘Motores Mortales’. También es capaz de alternar momentos poéticos en su venganza y Diálogos pastosos que destripan todo lo que funcionó en ‘Fury Road’ al entrar en medias res. Toca repasar la denostada ‘Mad Max 3’, que pese a ser más reflexiva y cándida, cobró mucho más sentido como epílogo del personaje y una perfección en sus escenas de acción realizadas ante la cámara que lo elevan por encima del presente.

 
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