“Cuando los padres mueren, nosotros somos los siguientes” – .

“Cuando los padres mueren, nosotros somos los siguientes” – .
“Cuando los padres mueren, nosotros somos los siguientes” – .

Oscar Nemeth protagoniza “Barcos y Catedrales”, la nueva película de Nicolás Aráoz que se estrena hoy en el Bafici, dentro de la Competencia Argentina. Un proceso creativo apoyado por el grupo.

Sin duda, el festival de cine Bafici es una plataforma que da visibilidad a una industria audiovisual argentina que mostró una vitalidad desbordante en este siglo. En la apretada agenda del evento que se desarrolla hasta el domingo en Capital Federal, una producción tucumana se abre paso en estreno nacional.

“Barcos y catedrales” tendrá hoy su primera proyección dentro de la sección Competencia Argentina. La película cuenta la historia de un hombre de 65 años que se va a vivir a la casa de su padre recientemente fallecido, con quien había tenido una mala relación, y la realidad de él lo enfrenta al desafío de asumir el futuro y el último.

Dirigido por Nicolás Araozlas estrellas de la película Óscar Bicho nemeth, uno de los fundadores de la Licenciatura de Teatro de la UNT en 1984, y reside en Catamarca desde hace dos décadas. Su intenso paso por Tucumán, a donde regresa de vez en cuando, lo dejó con profundos vínculos que se expresan al formar parte del elenco de un proyecto que define como “una fantasía fabulosa que nos alimenta el alma”, con la de Antonio de la película.

Es inevitable preguntarle si vincula su propia historia con la trama de “Barcos…”, ya que se instaló en la provincia vecina justo antes de la muerte de su padre. “Hay cosas que te emocionan y te tocan profundamente. No me pasó como en la película: mi viejo murió el 20 de junio de 2004, el Día del Padre y el Día de la Bandera, y de alguna manera sentí las mismas emociones que me pasaban en las escenas, y aunque estaba Nunca enojado. Con él entendí el proceso del personaje. He repasado y revisado aquellas emociones que son viejas. Ha pasado mucho tiempo, pero en nuestros corazones viven nuestros padres. El guión presenta a mi personaje con su propia paternidad que no sabe resolver o cómo resolver muchas cosas. Así nos pasa en la vida”, dice en diálogo con LA GACETA.

Sumergiéndose en su pasado, recuerda cuando tenía 17 años y leyó -devoró- los textos de Antonin Artaud. “Comencé a familiarizarme con ‘El Teatro y su Doble’, escuchando los discos de Luis Alberto Spineta, para trabajar en grupos referenciados con el surrealismo y el absurdo, que eran nuestro norte en ese momento. Abrió mi percepción hacia otros mundos y otras realidades. Me entero de que Artaud muere a los 42 años, y me pregunto, ¿cómo puede una persona hacer tantas cosas bellas, descubrir y desarrollar todo eso sólo hasta esa edad? Sentí que si vivía hasta los 42 años, estaba satisfecho. Cuando llegué pensé que todo lo que viví después de los 42 años lo hice desde arriba. Entonces propuse un proyecto, un desafío para desarrollar, para crear, para superar algo dentro y fuera de mí, en la militancia y en el lenguaje, en la vida, en la poesía, en el teatro, en el cine. Ésa es la relación personal que tengo con la muerte. Algo de eso le planteé a mi Antonio sobre algunas de las cosas que me he imaginado por qué estaba allí, qué hacía y qué sentía y cómo se desafiaba en cada una de las cosas que enfrentaba”, añade.

La propuesta tuvo un desarrollo extenso y complejo, partiendo de “solo pensar en cuánto tiempo le llevó a Nico generar la historia y producirla con un grupo de amigos; Tiene la idea, tiene los poemas de su madre. Inés Araoz, tiene muchas cosas, pero un proyecto cinematográfico se construye colectivamente”. “Fue un placer hacerlo realidad, reencontrarnos con los tucumanos del interior, en este querido y hermoso pueblo de Maconita y en Burruyacu. Eso es bueno para mi creatividad, para mis ganas de desarrollar otros proyectos, para todo lo que tiene que ver con el compromiso que uno tiene desde hace muchos años con este tipo de proyectos y poéticas”, agrega.

En el momento en que comenzó el rodaje llegó el estallido de la epidemia de covid. “Fue complicado porque pensábamos que ya se había relajado. Habíamos estado aislados el año anterior, con rutas y calles cerradas, no podíamos movernos a ningún lado y eso fue lo que hizo que no hubiera tantos contagios en Catamarca. Todo el grupo empezó a trabajar en este proyecto, cuidándose, aislándose, pero no fue suficiente y luego me contagié. Perdí el olfato y fue todo muy extraño”, describe.

El grupo que reivindica constantemente influye decisivamente en el individuo, incluso en la construcción actoral. “Había pensado en mi personaje de otra manera y el contexto lo puso en la frecuencia de actuación en la que estábamos muy emocionados. Nico es un excelente director de actores, todo el equipo es genial, mis compañeros de actuación son súper artistas. Me encuentro trabajando con Nati Pelayo y sergio Negro prina “Fue excelente”, subraya. El elenco también participa. BernardoAlonso, Ramiro Fagalde Busquets, Ana Abán, Sebastián Blanco, Daniel Elías, Ana Di Lullo y Lilian Mirkin.

Otro aporte clave en la construcción de su personaje fue su experiencia con el teatro de las personas mayores, como la que se desarrolla en la EPAM: “Siempre estuve desarrollando esta relación con la parte de la vida de las personas mayores y soy consciente de que cuando ellos morir “Nuestros padres son la próxima generación en irse y eso genera un sentimiento muy concreto, una alerta sobre la vida”.

“He pensado y repensado lo que quería ser después de la muerte de mis padres y eso te pone en un lugar determinado. De alguna manera se lo transferí a Antonio. Me parece que esos pensamientos me ayudaron, pero sobre todo me ayudó el trabajo grupal, las improvisaciones, generar desde el guión y la poesía una energía de lo que estaba pasando cuando estábamos en el trabajo. Eso fue lo más vital, lo más importante y lo más genial”, dice.

“Este año cumplo 20 años de ser Catamarqueño, de Catamarqueñidad. Soy aún más tucumano y por eso me defino como norteño, a pesar de haber nacido en Rosario y haber pasado allí los primeros 20 años de mi vida. Vine aquí para hacer un proyecto cultural que me ayude a sustentar mi existencia, a vivir, a crear. Me planteó un desafío y actualmente creo que se volvió difícil trabajar desde lo que se llama, en el porteño, el interior y así generar. Me cuestiono todos los días qué hacer, cómo luchar en esta batalla desigual, qué granito de arena aportar. Lo hago apoyando proyectos de amigos, que también son mis proyectos, trabajando siempre en grupo, haciendo lo que creemos que hay que hacer para defender nuestra cultura, nuestra identidad, nuestra poesía, nuestra poética”, destaca.

Nemeth relaciona la situación del arte con la existencia de “grupos económicos sobredimensionados que acumulan riquezas desorbitadas y poseen los centros de producción; Todas las imágenes que se consumen en el mundo son parte de un polo de opresión del imperialismo que abarca el discurso cinematográfico, televisivo y mediático”.

 
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