La producción “Que descanse en paz”, de Netflix, protagonizada por Joaquín Furriel, que cuenta con la participación de la actriz paraguaya Lali González, estaría inspirada en hechos reales. La película dirigida por Sebastián Borensztein, que cuenta la historia de un hombre que abandonó su país tras ser víctima de un atentado terrorista y se instaló en suelo guaraní, al parecer sí sucedió, aunque con otros aspectos. Aquí los detalles.
Fue en 1994, en Buenos Aires, Argentina, que ocurrió un terrible atentado que cobró la vida de varias personas. La Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) fue blanco de un atentado terrorista el 18 de julio de ese año. En el hecho delictivo, “habrió” el fallecido Patricio Irala, un paraguayo que supuestamente trabajaba como conductor en la mutua judía, pero que, tras el ataque, regresó a suelo guaraní.
La presunta viuda del compatriota es Castorina Amarilla Estigarribia (también paraguaya), quien recibió un total de 55 mil dólares como indemnización por parte del Estado argentino. por ser familiar de una de las presuntas víctimas fatales. Pero el hecho tuvo un desenlace inesperado, pues fue acusada de estafa, por inventar que su marido murió en el ataque y cobrar el dinero.
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En la película de Netflix, el protagonista se traslada a Paraguay tras resultar herido en el ataque a la mutual judía. Su esposa, que pensó que había muerto en el ataque, compareció ante el tribunal. Aunque la historia protagonizada por Furriel termina con otro desenlace, Se puede decir que en ambas historias daban por muerta a una persona viva.
“La literatura es circular porque la vida es circular. Una vez publicada la novela, Descubrí que en la Mutual AMIA había una víctima, la número 86, cuya ex esposa simuló la muerte de su marido. La lista original de víctimas del Atentado a la AMIA incluía a 86 personas. Entre ellos Patricio Irala. Luego lo encontraron vivo en Paraguay”, dijo Baintrub, autor del libro en el que se basó la historia presentada en Netflix.
En la vida real, todo fue un invento de Castorina Amarilla, la supuesta viuda de Irala. Fue investigada durante años por la justicia argentina, e incluso tuvo un pedido de extradición para que pudiera cumplir su condena en el país vecino, pero la justicia local la protegió.
La paraguaya inventó que su marido trabajaba en la mutua judía. Para respaldar su historia y cobrar una compensación, encontró falsos cómplices que confirmaron su historia. ante la justicia. Lo cierto es que Irala nunca vivió en Argentina y que fue separado de la mujer cuando ella realizó estas acciones.
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