Una de las películas más memorables de Will Smith se estrenó en 2008, adaptando las obras de Richard Matheson. Soy Leyenda intentó trasladar la tensión y el mundo post-apocalíptico de las novelas al formato de la gran pantalla, dando como resultado una producción con altas dosis de ciencia ficción y terror.
En la película, Smith interpreta al virólogo Robert Neville, el único superviviente en todo Nueva York que es inmune a un virus que muta a los humanos para transformarlos en seres horripilantes. A lo largo de sus años de soledad, el protagonista intenta encontrar una cura, sin éxito, y mientras intenta hacer frente a la brutal soledad que lo acompaña cada uno de sus días.
Es por eso que podemos ver en diferentes escenas que ha colocado varios maniquíes en la ciudad para simular que son personas con las que puede hablar y así evitar el vacío que siente por no poder socializar. Es en estos momentos cuando vemos que sus problemas mentales están muy presentes, pues ella misma charla con ellos tratando de encontrar una respuesta.
Sin embargo, el momento clave llega cuando Neville pasa por la estación Grand Central y encuentra a Fred, un maniquí, colocado en un lugar donde no debería estar. Neville comienza a gritar pidiendo explicaciones sobre cómo llegó allí, que en realidad es una trampa llevada a cabo por los mutantes. Es entonces cuando hay un pequeño guiño a la locura del personaje, porque por un momento puedes ver como el muñeco gira la cabeza. En este vídeo podéis verlo en el segundo 0:21.
El movimiento es tan sutil que muchos espectadores no lo vieron y muchos otros dudaron de lo que presenciaron en el cine. Es realmente aterrador, ya que es casi imperceptible cómo gira hacia su derecha para mirar a Neville, quien lo llama a gritos. Una manera inteligente para que el director Francis Lawrence nos ponga directamente en el punto de vista de Neville y cómo él cree que los maniquíes realmente le prestan atención.
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