Antes y después, Wall Street sigue batiendo récords (pero sólo sube un puñado de papeles)

Antes y después, Wall Street sigue batiendo récords (pero sólo sube un puñado de papeles)
Antes y después, Wall Street sigue batiendo récords (pero sólo sube un puñado de papeles)

la paciencia de Jay Powell Esta semana cobró su primera recompensa efectiva. Tuvo que esperar hasta ver las inscripciones de mayo, pero valió la pena. Abril ya había mostrado una ligera mejora respecto al fuerte salto de precios de enero a marzo, aunque sus cifras tampoco fueron satisfactorias. Si la FED lo calificó de progreso fue por conveniencia más que por verdadera convicción. Simplemente no está dispuesto a cambiar el dial de política monetaria del 5,50%. (el último ajuste de tarifas se produjo hace once meses), aunque los datos son temporalmente difíciles de alcanzar. La información mes a mes es volátil. Prestar demasiada atención a sus altibajos puede resultar engañoso. Por esta razón, Powell ignoró el crescendo del primer trimestre, que tampoco es elegante (y debería haber sido maquillado en el discurso oficial). Mayo finalmente le da la coartada perfecta. Y ella está de acuerdo con él.

La inflación, se podría decir a primera vista, desapareció. Los precios al consumidor –el índice general– no cambiaron. Los mayoristas cayeron un 0,2%. También cayeron los precios de importación (-0,4%) y los precios de exportación (-0,6%). La caída de los valores energéticos ayudó mucho. Y el sorpresivo anuncio de la OPEP plus de moderar sus recortes de producción aleja del escenario un escenario de rápida recuperación. La inflación, por supuesto, no desapareció. Se mantiene si se elimina el 16% de las observaciones extremas de la media del comercio minorista (+0,1%) o si la medición se toma sin energía ni alimentos (+0,2%). O el valor central que divide todas las variaciones de los precios al consumo en dos muestras de igual tamaño, la mediana, que aumentó un 0,2%. Todas estas mediciones, sin embargo, son las más bajas de los últimos seis meses. Éste es un progreso que no se puede discutir.

Powell abogó por no reaccionar exageradamente ante la virulencia imprevista de la inflación a principios de año. Y el bimestre abril-mayo confirma que no fue por capricho. Tampoco va a exagerar ahora la relevancia de una descompresión concreta. Mantener los tipos durante más tiempo donde los dejó la última subida, en julio del año pasado, es la receta que más le conviene. La inflación, dijo Powell en la conferencia de prensa posterior a la reunión de la semana pasada, sigue siendo demasiado alta para implementar el recorte de tipos previsto en el mapa de puntos. Más informes como el de mayo servirían para despejar el camino. O tal vez un verdadero shock. “Nuestro plan no es esperar a que las cosas se estropeen y luego intentar arreglarlas”. Los 272.000 empleos netos creados en mayo –o los 249.000 de media en los últimos tres meses– no sugieren anemia ni falta de hierro. Wall Street bate récord tras récord, antes y después de conocer las cifras de inflación. Se acabó el susto de abril. Y no hay fichas de crédito.

¿Una única subida de tipos en lo que queda del año?

La FED elevó un par de décimas sus proyecciones de inflación para 2024 (hasta el 2,6%) y su estimación del tipo de interés de equilibrio a largo plazo (hasta el 3%). La mediana de su nuevo mapa de puntos –que recopila las opiniones de 19 gobernadores y presidentes de distrito (incluido el propio Powell)– contempla ahora un recorte único de tipos para lo que queda de año. Y ya no tres como en su versión de marzo. Pero la variación es grande. Quien dice uno puede decir dos. Siete testamentos abogan por un único recorte y ocho abogan por dos. Si la mediana es sólo una intervención es porque los cuatro funcionarios restantes prefieren no tocar nada en 2024.

Iniciando las pérdidas este año es la posición que prevalece por una diferencia alta (15 a 4). ¿Pero cuando? Lo que define no es el calendario sino los datos. O más bien la acumulación de datos. Y esa necesidad de cruzar primero un umbral crítico de evidencia le da a septiembre más posibilidades que a julio. Las elecciones presidenciales, que se celebrarán el 5 de noviembre, a su vez, tienden a favorecer noviembre y, sobre todo, el 18 de diciembre para soltar el cortacésped. Pero, cabe tener en cuenta, si la naturaleza de los indicadores no se modifica sustancialmente, las caídas se extenderán hasta 2025.

Wall Street no necesita que las tasas bajen para alcanzar nuevas alturas. Simplemente sigue los tableros para verlo. Marcó récords antes de la reunión de la FED (y conociendo el destino de la inflación) y también los superó después. En cualquier caso, la caída de los tipos a largo plazo allana el camino. Pero la procesión va hacia adentro. La participación se redujo al mínimo. Sólo avanzan un puñado de papeles. La volatilidad duerme como el agua de pozo. Y, sin embargo, las acciones promedio se están hundiendo. El Russell 2000, la cesta de las pequeñas empresas, un 1% en la semana y más del 4% en el último mes. Por eso no hay euforia y sí una preocupación creciente por la evidente falta de circulación adecuada.

 
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