cuando un golpe incruento derrocó a la dictadura más larga de Europa.

Se vio, en vivo o por televisión, pero se vio: jóvenes sonriendo mientras Cubrieron las bocas de los fusiles con claveles rojos. que colgaba sobre los hombros de los soldados.

Sucedió el último jueves de abril de 1974, en Lisboa, cuando un golpe militar exprés y sin derramamiento de sangre asfixió la dictadura más larga de Europa: 48 años opacos en los que el Estado Novo que había fundado el dictador Antonio de Oliveira Salazar sumió a los portugueses en un infierno de represión, aislamiento y demora.

Se la conoce como la Revolución de los Claveles y ocurrió hace 50 años, la madrugada del 25 de abril del ’74.

A las doce y media de la noche, la radio empezó a transmitir los acordes de la canción, prohibida por el régimen, Grândola, vila morena –una especie de bella, chao para los portugueses-, que se convirtió en la contraseña para un levantamiento militar, apoyado por los ciudadanos, en cuestión de horas derrocó al primer ministro que había sucedido a Salazar, Marcelo Caetano, quien ese mismo día se vio obligado a exiliarse en Brasil.

“Durante una semana o dos hemos sido las personas más felices del planeta”, recordó años después el premio Nobel de Literatura portugués José Saramago.

“Grândola, pueblo moreno, tierra de hermandad, el pueblo es el que más gobierna dentro de ti” “, Dice la canción del cantautor José Afonso que, desde aquella madrugada de abril, se convirtió en un himno para la democracia de Portugal que, tras el levantamiento cuartelario, convocó elecciones constituyentes en 1975 y dictó una Constitución en el 76.

Fueron cinco mil soldados y un capitán de caballería -Salgueiro Maia- al frente de un batallón virgen, que apenas sabía disparar, que pusieron fin a los días más tristes de portugaluna potencia naval que estaba decidida a mantener sus colonias del siglo XV en África masacrando a sus jóvenes en guerras estériles.

Militares en las calles de Lisboa, en el golpe de Estado del 25 de abril de 1974.

Portugal había pasado más de una década –y un millón de soldados de las clases trabajadoras estacionados en las colonias africanas– en guerras para impedir que Angola, Mozambique y Guinea Bisau se independizaran.

No a las guerras en África

sociedad portuguesa Yo desaprobaba esos conflictos a pesar de que la historia del régimen planteaba el falso espectro del avance de España sobre Portugal si se perdían las colonias.

Más de 100 mil jóvenes huyeron del país para no tener que alistarse en el ejército.

Servicio militar obligatorio duró cuatro años que fueron repartidos: dos en Portugal y la otra mitad en las antiguas colonias africanas.

“Era un régimen carcomido por mantenerse en un sistema de aislamiento, por mantenerse en esas guerras coloniales sin futuro. “La sociedad estaba desilusionada”, dijo Diego Carcedo, corresponsal en Lisboa de la televisión pública española.

El 25 de abril del 74, cuando ocurrió la Revolución de los Claveles, Carcedo se encontraba de visita en la redacción de Clarín. Había viajado a Buenos Aires para entrevistar a Juan Domingo Perón, quien había asumido, por tercera vez, la presidencia argentina, en octubre de 1973 y moriría el 1 de julio de 1974.

Vehículos blindados en el centro de Lisboa, en 1974. Foto: archivo

La Revolución de los Claveles abrió las puertas a participación civil en la política y la recuperación de libertades y derechos.

El dictador Salazar había muerto cuatro años antes de que los claveles rojos tiñeran Lisboa. Sin saberlo, había sido sustituido por Marcelo Caetano en 1968: Un golpe en la cabeza había mermado la lucidez de Salazar. y nadie se atrevía a confesarle que ya no era señor y señor de Portugal.

algo para celebrar

Portugal y España acordaron un calendario de eventos -charlas, exposiciones y presentaciones de libros- previstos para 2024 con motivo del 50 aniversario de la Revolución de los Claveles y para el próximo año, fecha en la que España conmemorará el fin del régimen de Franco y el inicio de la transición a la democracia.

La Biblioteca Nacional de España contará con un ciclo de conferencias de escritores e intelectuales de ambos países y el Festival de Literatura Eñe de Madrid -que se celebra cada noviembre- tendrá este año a Portugal como país invitado. La Filmoteca Española, con la colaboración de la Cineteca Portuguesa, también exhibirá el ciclo de proyecciones “La constelación de los claveles. Imaginarios revolucionarios en Portugal.

Banderas de Portugal y una imagen de recuerdo del golpe de 1974, este lunes en Lisboa, para recordar la Revolución de los Claveles. Foto: AP

El aire fresco que trajeron los claveles también mejoró la vida de las personas. En abril de 1974, no había electricidad en muchos rincones de Portugal y una cuarta parte de los portugueses no sabía leer ni escribir. El país también ocupaba el primer lugar en mortalidad infantil en el mundo occidental: por cada mil bebés nacidos, 60 morían.

Hoy, Portugal ha sido una democracia durante casi el mismo tiempo que estuvo bajo una dictadura.

Portugal 50 años después

Un medio siglo democrático con sorpresas de última hora: en las elecciones de marzo de este año, la extrema derecha quedó catalogada como la tercera fuerza del país.

La repentina dimisión del socialista como primer ministro antonio costa -porque iba a ser investigado por el Tribunal Supremo por presunto tráfico de influencias- fue la respuesta refleja que se tradujo en elecciones anticipadas, cuyo resultado provocó un shock político en Portugal.

Tras ocho años de gobierno del Partido Socialistala izquierda se desmoronó: Pasó del 42 al 28 por ciento de los votos.

La estrella de la noche electoral fue Chega, el partido de extrema derecha que, 50 años después de la Revolución de los Claveles, obtuvo más de un millón de votos y logró sentar a 50 – de 230 – diputados en el Parlamento portugués.

Finalmente, Luís Montenegro, presidente del Partido Socialdemócrata (PSD), de centroderecha, asumió el cargo de primer ministro, pero ninguna de sus propuestas verá la luz sin el apoyo de Chega.

En su discurso de debut como jefe de gobierno, Montenegro citó al Papa Francisco en una desesperada invitación al consenso: “Contamos con todos, con todos, con todos”, dijo el primer ministro portugués.

Como decía Saramago: “La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. Por otro lado, la victoria tiene algo de negativo, nunca es definitiva”.

 
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