Un descubrimiento genético ha cambiado la comprensión de la evolución de las aves

Un descubrimiento genético ha cambiado la comprensión de la evolución de las aves
Un descubrimiento genético ha cambiado la comprensión de la evolución de las aves

Las aves son un símbolo de resistencia, supervivientes de uno de los mayores cataclismos de la historia de la Tierra. Pero a pesar de que nuestros amigos emplumados han estado en este planeta desde mediados del Jurásico, la historia de sus antepasados ​​sigue siendo sorprendente. Y para los biólogos que estudian específicamente la evolución de las aves, esto puede resultar incluso completamente confuso.

Uno de los hechos más conocidos (o eso pensábamos) sobre la ascendencia de las aves es que los flamencos (Phoenicopterus) son primos sorprendentemente cercanos de las palomas. Pero un nuevo par de estudios, publicados en revistas procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias y Naturalezahan descubierto un fragmento de ADN hasta ahora “oculto” que separa aún más a estas dos aves.

“Mi laboratorio ha estado trabajando en este problema en la evolución de las aves más tiempo del que quisiera pensar”, dijo en un comunicado de prensa el Dr. Edward Braun, autor principal y profesor de biología en la Universidad de Florida. “No teníamos idea de que había una gran parte del genoma que se comportaba de manera inusual. Nos topamos con eso”.

Hace una década, Braun y su equipo analizaron los genomas de 48 especies, dividiendo las neoaves –un clado que incluye casi todas las especies de aves (excepto aves como gallinas y casuarios)– en dos grupos: las palomas. y los flamencos en uno y todos los demás pájaros en el otro. Pero después de analizar unas 363 especies de aves, empezó a surgir otra historia. El equipo examinó cuatro grupos principales y se dio cuenta de que las palomas y los flamencos estaban más estrechamente relacionados de lo que se pensaba anteriormente. La pregunta era sencilla: ¿cuál era el árbol correcto?

“Cuando observamos cada uno de los genes y el árbol al que pertenecían, de repente nos dimos cuenta de que todos los genes que sustentaban el árbol más antiguo estaban en el mismo lugar”, explica Braun en un comunicado de prensa. “Eso es lo que empezó todo”.

El par de artículos de investigación describen cómo una sección particular de un cromosoma pasó millones de años “congelada” en el tiempo, es decir, sin mezclarse con el ADN cercano como esperaban los científicos. Este extraño comportamiento implica un proceso genético conocido como “recombinación”, en el que un organismo combina genes heredados del padre y la madre en la siguiente generación. Esto asegura que una especie tenga la mayor diversidad genética posible.

Sin embargo, la investigación de Braun encontró que esta sección particular del cromosoma dijo “no gracias” a la recombinación durante unos pocos millones de años, aproximadamente al mismo tiempo que la desaparición de los dinosaurios no aviares. Por ahora, esa cronología es una extraña coincidencia, ya que los investigadores aún no han establecido ninguna conexión entre los dos eventos.

Pero lo que sí significa es que las aves, que han prosperado en la Tierra durante cientos de millones de años, tienen un nuevo árbol genealógico, y los biólogos no pueden estar seguros de qué otras sorpresas esperan ser descubiertas.

Darren vive en Portland, tiene un gato y escribe y edita sobre ciencia ficción y cómo funciona nuestro mundo. Puedes encontrar sus cosas anteriores en Gizmodo y Paste si buscas lo suficiente.

 
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