Las colisiones de peatones empezaron a tomarse en serio hace 100 años. Entonces alguien creó el “receptor de peatones” – .

Las colisiones de peatones empezaron a tomarse en serio hace 100 años. Entonces alguien creó el “receptor de peatones” – .
Las colisiones de peatones empezaron a tomarse en serio hace 100 años. Entonces alguien creó el “receptor de peatones” – .
  • De una pala como si fuera un quitanieves a una barra de montaña rusa a un airbag en la nariz

  • Desde hace 100 años se han intentado algunas locuras para reducir los daños a los peatones tras una colisión.

La tecnología de los coches sigue evolucionando y cada vez están más cargados de sistemas de asistencia a la conducción y a la seguridad. Pero no importa cuánta tecnología tengan, los peatones siempre salen perdiendo cuando son atropellados. Es un problema que lleva ahí prácticamente desde que empezaron a circular los coches y al que llevamos 100 años intentando solucionar.

Y una idea era crear una especie de airbag para los peatones delante de los coches.

Los abusos. A 30 km/h, la posibilidad de morir por una colisión es del 10%, pero se eleva al 80% si esa velocidad es de 50 km/h. A 60 km/h el porcentaje es del 100%. Son cifras de la DGT y es evidente que nuestro cuerpo no está preparado para soportar la fuerza de un choque a esa velocidad.

Curiosamente el problema de los accidentes de tráfico parece darse en zonas. En 2022, por ejemplo, más de 7.500 personas murieron atropelladas por vehículos en Estados Unidos, la peor cifra de los últimos 40 años. En Europa las cosas fueron diferentes, ya que de 2010 a 2020 el número de muertes había disminuido un 36%. Para contextualizar, en España murieron en accidentes 1.104 personas en 1993. En 2021 fueron 183.

En cualquier caso, todavía quedan muchos y por eso existen diferentes propuestas como pintar calles de las ciudades o gestionar el tráfico con vallas GPS en las ciudades. Además de seguir perfeccionando los sistemas de prevención de accidentes, que siguen fallando cuando más se necesita.

La pala francesa. Bridget Driscoll tiene el curioso honor de ser la primera persona atropellada por un vehículo en la historia. Al menos, que ella sea consciente de ello. Fue el 17 de agosto de 1896 cuando uno de los pocos coches que había en Gran Bretaña en ese momento atropelló a la mujer de 44 años a “una velocidad tremenda, tan rápido como podía galopar un buen caballo”. Se abrió una investigación, pero lo importante es que fue un punto de inflexión que animó a fabricantes e inventores a poner su talento a trabajar para evitar más abusos en el futuro.

Uno de esos sistemas documentados era una especie de ‘pala’ que se probó en París en 1924 y que consistía en algo parecido a un cepillo o pala que “barría” al peatón que se encontraba tirado en el suelo para evitar atropellarlo y atropellarlo. encima de él con los neumáticos. Como un quitanieves, guau.

También se intentó algo similar en Berlín, pero con una red. Adiós tobillos.

El receptor de peatones. Parece que esta pala no llegó a ir más lejos, pero lo que se comercializó en 1939 fue un invento que cumplía una doble función. Era una especie de lona sobre una estructura de metal que podía atrapar a los peatones antes de ser atropellados, como un enorme guante de béisbol en el morro de un coche. Como resultaba incómodo tenerlo siempre ahí, cuando no era necesario se plegaba y actuaba como parachoques.

El sistema, evidentemente, no era automático y el conductor debía tirar de una palanca que activaba el mecanismo. A velocidad moderada, el dispositivo permitía al peatón sujetarse a él y, además, al igual que la pala francesa, evitaría que fuera atropellado. Sin embargo, si la velocidad fuera alta o el conductor no accionara la palanca a tiempo, habría problemas. No duró mucho en el mercado.

Otras soluciones. Ese receptor de peatones no fue la única vez que los fabricantes coquetearon con adiciones en la parte delantera del vehículo para minimizar el daño. Una muy curiosa es una especie de barra de seguridad que se probó en 1974 (con coches muy superiores en potencia a los de 1939) y que, ahora automáticamente, se elevaba cuando un peatón era atropellado para que no saliera despedido, sino que permanecer en el capó del automóvil durante el frenado.

¿Y para otros vehículos? Por razones obvias ninguno de estos sistemas ha sobrevivido hasta el día de hoy, pero curiosamente hace unas semanas vimos que en Suiza están probando un sistema de airbag muy similar al trampa para peatones. Se trata de un sistema hinchable colocado en la parte delantera de un tranvía que se activa cuando detecta a alguien en la vía, amortiguando el golpe aunque, por las imágenes, no deja de ser un impacto bastante fuerte.

Como decíamos, los accidentes siguen siendo un problema y, con más o menos sentido, la sociedad ha intentado ponerles remedio con los medios tecnológicos disponibles en cada momento. Aunque, al final, un ladrillo puede ser la forma más eficaz de cruzar un paso de peatones. Al menos hasta que encontremos algo mejor (como trenes que ladran).

Imagen | Pathé británico

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