El “café de oficina” había sido denostado durante años. Hasta que el resurgimiento de la cafetera la ha vuelto a poner de moda

El “café de oficina” había sido denostado durante años. Hasta que el resurgimiento de la cafetera la ha vuelto a poner de moda
El “café de oficina” había sido denostado durante años. Hasta que el resurgimiento de la cafetera la ha vuelto a poner de moda

La típica cafetera de los abuelos o de la oficina vuelve a estar de moda por la calidad del café que puede producir

Los amantes del café tenemos un montón de opciones para preparar nuestra bebida favorita. No sólo existen multitud de preparaciones y combinaciones, sino también una gran variedad de cafeteras. Una de las formas más sencillas es utilizar máquinas de café de cápsulas, pero un paso interesante para obtener un café con mucho mejor sabor es optar por uno de los métodos ‘tradicionales’.

Junto con la cafetera italiana, la cafetera de filtro eléctrica es una de las formas más económicas de preparar café. Se asocia a un sabor no muy bueno y es una cafetera típica de muchas oficinas, pero está viviendo una segunda juventud porque usada de la forma correcta es una forma muy interesante de preparar el café.

La otra cafetera típica. Si pensamos en las típicas cafeteras, seguro que nos viene a la cabeza la moca italiana. El otro es ese electrodoméstico que hemos visto en decenas de películas, que está en la despensa de un antiguo piso de alquiler, en unas oficinas o en aquel donde tus abuelos siguen preparando café cuando se reúne la familia. La cafetera de filtro se hizo muy popular antes de la llegada de las cafeteras de cápsulas porque permitía una preparación sumamente sencilla y que llenaba varias tazas.

Añadimos agua, ponemos el filtro de papel, echamos el café, lo encendemos y esperamos a que se llene la jarra de cristal. Hay máquinas de este estilo bastante caras, pero en general suelen ser económicas y, como decimos, hace unas décadas era una forma muy popular de preparar una gran cantidad de café en poco tiempo. Con la llegada de las cápsulas y quizás un mayor conocimiento por el café de especialidad, las cafeteras de filtro eléctricas quedaron en el olvido, pero con la técnica adecuada son una excelente opción.

Lo de siempre con el café: ingredientes. Algo importante es que, aunque se utilice la mejor técnica en cualquier preparación de café, si se utiliza una mala materia prima el resultado no será satisfactorio. De nada sirve tener la mejor técnica o la mejor máquina si tenemos un café malo o un agua muy dura. Lo principal es, como siempre decimos, tener los mejores ingredientes posibles y no hace falta optar por un café Geisha, sino que los cafés especiales y molidos justo antes de su preparación son elementos imprescindibles.

Si alguna vez te has tomado un café en una cafetera de este tipo y no tienes buena memoria, puede deberse a dos cosas: un problema de diseño de las propias máquinas que abordaremos más adelante y, sobre todo, que lo más fácil es que el café que se utilizó para la preparación no era el mejor.

Máquina. Dicho esto, la máquina es incluso más sencilla que una cafetera italiana (cuyo diseño tiene sus ventajas). Estos aparatos cuentan con un tanque de agua, un sistema de resistencias que calientan el agua, un tubo por donde sale el agua caliente y se vierte sobre un recipiente en el que se encuentra un filtro de papel y café. A través de un pequeño orificio se vierte el café infusionado en el recipiente de cristal. Dependiendo del tipo tendrá un depósito más o menos grande, pero un buen cálculo es la proporción de 30 gramos de café por 500 mililitros de agua.

Prácticamente todas las marcas especializadas en cocina tienen su cafetera de filtro eléctrica y encontramos a Ufesa, Russell Hobbs, Taurus, Severin o la clásica Melitta (que es quien inventó este café de filtro). El precio ronda los 50 euros, aunque siempre hay ejemplares mucho más caros como los de Moccamaster, que cuestan 230 euros. Aquí es donde entra en juego el diseño, pero también que el agua alcance la temperatura óptima (lo más difícil de conseguir en máquinas baratas) y el sistema de goteo sea más óptimo. Pero el funcionamiento es básicamente el mismo en todos los de este tipo.

vamos con los trucos. Aunque el funcionamiento es sencillo, lo cierto es que existen una serie de trucos que pueden ayudarnos a conseguir una mejor extracción del café en este tipo de cafeteras. Sí, al hacer lo que vamos a decir nos alejamos de ese espíritu de apretar un botón y sale el café, pero es lo que está provocando una especie de renacimiento de estas cafeteras en los últimos años entre… bueno, entre cafetaleros.

La primera es medir la temperatura a la que sale el agua. Los sistemas de calefacción de las máquinas más baratas seguramente no alcanzarán la temperatura ideal para preparar el café. Esta debe estar entre 90 y 96 grados y, si no la alcanza, lo que podemos hacer es comprar una tetera que sí llegue a esa temperatura y echar el agua precalentada al depósito. O al menos no agua fría. Moccamaster afirma que su sistema alcanza entre 92 y 96 grados.

El segundo truco consiste en remover un poco el depósito de café con una cuchara cuando empiece a salir agua. Si no hacemos esto lo más probable es que el chorro o goteo empape el café del centro y sus alrededores inmediatos, dejando seco el café periférico. Al remover el café lo que hacemos es remojar todos los granos. Hablando de los granos, deben tener una molienda como arena o sal. No deberían quedar tan finos como los de un café Café exprésya que la extracción en ese caso no se realizaría adecuadamente.

Hackear la cafetera. Con estos dos trucos mejoraremos mucho el sabor del café de la cafetera de filtro eléctrica, pero hay algo más. Uno de los atractivos que suelen publicitar las empresas de estas máquinas es que, debajo de la jarra, hay una base de cerámica o aluminio que mantiene el café caliente en la jarra durante un tiempo determinado. Por allí pasan unas resistencias que calientan esa placa y, por tanto, la jarra se calienta por contacto.

La tendencia creciente en los últimos años es inutilizar directamente esta placa. Hay tres métodos: colocar algo que no se dañe con el calor (como unos palos de madera o algo así) entre la base y la jarra, apagar la cafetera justo después de que haya caído la última gota de café o directamente abrirla. Desactivar los contactos de esa resistencia para que no se caliente.

¿Por qué se hace esto? Si bien es cierto que es cómodo servirse una taza y volver al mismo tiempo por otra que aún está caliente, cuando mantenemos calor sobre el café ya preparado es como si se ‘cocina’. Se pierden aromas y textura, pudiendo incluso quemarse. Es decir, si compras el mejor café, pero luego lo dejas recalentar, es como si no hubieras hecho nada.

Si el café es bueno es como una infusión.. Al final, con una preparación que no es tan sencilla como la que se ideó cuando se lanzaron estas máquinas, lo que conseguimos es poder hacer un buen café de especialidad en este tipo de cafeteras. Es un sistema muy cómodo porque permite que varias personas preparen café de calidad sin invertir mucho tiempo, pero como ves, hay algunos trucos y cuestiones que vale la pena tener en cuenta.

Al final, con este método lo que deberías obtener es una especie de infusión, con un café que no se ve negro y, sobre todo, queda muy suave. Y lo bueno es que no hace falta que te decantes por máquinas de 200 euros, ya que con lo que hemos comentado incluso una muy sencilla de unos 50 euros hará un gran trabajo.

Imágenes | Moccamaster, Elke Wetzig (Elya), Melitta

En Xataka | Hay gente que le pone aceite al café y, para sorpresa de todos, muchos baristas lo aprueban.

 
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