Hasta el momento, y comparativamente con el resto de años electorales desde 1952, como se ve en el gráfico, el S&P 500 presenta su mejor desempeño.
En el gráfico está representado por la línea roja gruesa, en comparación con el resto de años en los que ha habido elecciones.
Y en lo que va de año los patrones estacionales no se han cumplido de la forma habitual, sobre todo en cuanto a la magnitud de los movimientos y también con cierta falla en la direccionalidad.
Aunque hasta hace poco hubo algún año que lo había hecho mejor, concretamente 1976, que acabó con una rentabilidad anual superior al 17 por ciento, casi todos los que han alcanzado el nivel actual han acabado por encima del 15 por ciento.
Tres años en negativo
En el gráfico también vemos que sólo ha habido 3 años electorales en el periodo que han terminado con resultados negativos: mayo de 2008, 2000 y 1960.
De esta forma, si no aparece ningún cisne negro, el actual ejercicio debe terminar en positivo y por encima de los niveles actuales.
En sus encuestas, los gestores de fondos consideran la inflación como el mayor riesgo de cola, lo que puede llevar a una nueva subida de los tipos de interés por parte de la Fed sin haber hecho una reducción previa.
Este es un escenario poco predecible con las elecciones. Y de ocurrir sólo se produciría una vez que se celebre el evento electoral, no antes.
Y el resultado de estas elecciones también es un factor de incertidumbre, por lo que hay que seguir la evolución de las encuestas.
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