Los datos de deflación en la canasta básica llevaron al Banco Central a acelerar la reducción de tasas

Los datos de deflación en la canasta básica llevaron al Banco Central a acelerar la reducción de tasas
Los datos de deflación en la canasta básica llevaron al Banco Central a acelerar la reducción de tasas

Personas hacen cola para pagar sus compras en un supermercado de Buenos Aires (Argentina), en una fotografía de archivo. EFE/Juan Ignacio Roncoroni

La fuerte desaceleración de los precios que se viene presentando semana tras semana llevó al Banco Central a definir un nuevo recorte de tasas, sin necesidad de esperar a que los datos de inflación de abril confirmen esta tendencia.

Con esta nueva reducción del 70% al 60%, la tasa efectiva anual de política monetaria se mantuvo en 82% anual. De esta forma, el BCRA mantiene rendimientos negativos y acelera el proceso de licuefacción de pasivos. Según las estimaciones del Gobierno, el déficit cuasifiscal ya se sitúa por debajo del 5% del PIB por este motivo y con esta medida bajará un escalón más.

Esto significa que la licuadora sigue funcionando a pleno rendimiento, particularmente para quitarle presión al BCRA a la hora de remunerar las colocaciones que realizan los bancos. Como cada vez es menos negocio para los bancos colocar repos pasivos, se empieza a ver una primera reacción para salir a colocar créditos hipotecarios, aunque es posible que también crezca la oferta de otras líneas como los préstamos personales.

La consultora Econviews reveló ayer que por segunda semana consecutiva midió una leve baja en los precios de los supermercados del Gran Buenos Aires, en este caso para la cuarta semana de abril. La medición arrojó una caída del 0,4% y la semana anterior la deflación había sido del 0,3%. De esta forma, fueron muchos los precios que cayeron luego de un aumento del 1,2% ocurrido en la segunda semana del mes, que terminó siendo la más “picante” en términos de inflación.

Estos datos están en línea con la medición de Alphacast, que midió una reducción de la inflación subyacente del 0,8% en la última semana de septiembre. Además, indicadores de alta frecuencia señalaron que la variación de la inflación subyacente fue 0% durante todo abril.

A estas alturas ya es un hecho que la inflación este mes será de un solo dígito, pero es posible que la subyacente esté incluso por debajo del 5%. Esta variable es la que monitorea la Oficina Central para definir los próximos pasos con la tasa de interés, ya que es una medida que no incorpora movimientos de precios regulados (como ocurre con las tarifas) ni estacionales (por ejemplo, el turismo). .

La fuerte desaceleración de los precios se nota especialmente en los productos de la canasta básica pero también en otros rubros, por ejemplo libros y materiales de construcción, así como en prendas de vestir (más allá del aumento de la ropa de nueva temporada).

Al igual que ayer Alphacast con mediciones de inflación de “alta frecuencia”, la consultora Econviews también midió la deflación en los supermercados y por segunda semana consecutiva. Eso sí, no todo es homogéneo: las hortalizas bajaron un 5%, pero en perfumería el incremento semanal fue del 1,7%

La explicación de este comportamiento de los precios tiene diferentes aspectos y todos ellos son comprensibles. Por un lado, el Gobierno viene siguiendo una política de fuerte control de los agregados y especialmente de la base monetaria, que apenas ha aumentado desde diciembre. Esto implica una fuerte caída de la cantidad de pesos en manos del público, más del 30% en apenas tres meses. Por lo tanto, esa frase “no hay dinero” resuena con fuerza y ​​es en gran medida la que contribuye a que no haya espacio para seguir aumentando.

Por otro lado, la caída de las ventas también obliga a muchos sectores a bajar los precios. Esto no siempre se refleja en el escaparate o en el lineal, pero sí en las negociaciones entre proveedores y clientes. La proximidad de fin de mes y la necesidad de hacer caja para pagar sueldos y bonificaciones también acelera la bajada de precios para vender más.

Otro factor que está presente en muchos sectores es que hubo un fuerte aumento de cepo en 2023, aprovechando la posibilidad de importar con brecha cambiaria. Pero ahora, con el dólar quieto y la inflación cayendo, mantener ese stock ya no es un activo sino que se convierte en una carga cada vez más pesada, por lo que es lógico que se aceleren las ventas mediante una rebaja de precios.

 
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