‘Greta Garbo’ ya está aquí. El último disco de Enrique Bunbury, que sigue a ‘Curso intensivo de levitación’ (2020), el segundo trabajo de un año muy productivo en cuanto a creación y muy complejo, como fue el caso del resto del planeta Tierra, para vivir con integridad el día a día. El zaragozano habla de la vida cotidiana –se atrevió– en el estribillo del tema que abre su nuevo trabajo, Producido por Adán Jodorowsky, se trata de un conjunto de canciones que reivindica de forma muy orgánica el concepto de disco frente a la tendencia imperante de ‘singles’ en las romerías.
El disco que sale este viernes 26 de mayo a la venta, y que ya está en todas las plataformas digitales, tiene 10 canciones. Se edita en vinilo (también hay una edición especial transparente), CD y cassette.
‘Nuestros mundos no obedecen a tus mapas’
Un entrante juguetón, construido al trote. Adán Jodorowsky dice ‘hola’ con guitarras desgarradoras y distorsionadas, esa claqueta que se queda en la mezcla final y los vientos (electrónicos) rematando los versos del estribillo. Bunbury no tarda en lucirse con esas frases rotundas y grafiteras que agradan a los oídos sensibles. “El que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen”, por ejemplo.
‘Alaska’
En esta canción, segundo adelanto del disco, Bunbury frena y empieza a sacar de dentro esa catarsis que preside buena parte de esta última cosecha de canciones. Un cambio de plano, de esquemas, con un punto amargo y un dejo de esperanza al mismo tiempo, todo en tercera/primera persona.
‘Invulnerable’
La carta de presentación del disco es una invitación al baile sincopado, la banda sonora de una película adolescente de los 80; limpio, brillante, con un punto potente y, de nuevo, la claqueta reforzando la batería. La canción que hará temblar tobillos y, en las primeras filas, algunas joyas en esos selectos conciertos que finaliza la bardo.
‘Desaparecer’
La balada del álbum; Se invoca a Elton John, Fito Páez, al mismísimo Bunbury más reflexivo y solemne. “Las cosas como son no son suficientes, incluso lo permanente puede disolverse”. Ojo.
‘Ser inolvidable’
---Con aire de Bruce Hornsby, cómplice y peculiar a la vez, el aragonés alude a las cosas que enloquecen y la mejor manera de manejar esas situaciones. “No tienes que ser una celebridad para ser inolvidable”. Bien que.
‘De vuelta a casa’
Aquí está el residuo de un golpe, el suyo, en formato periódico. Una balada que hace 30 años habría sonado en las calles lentas de una tarde disco. “El futuro es brillante, me pondré las gafas de sol”: eso se llama pensamiento positivo.
‘La tormenta perfecta’
Otra sutil broma de Jodorowsky, que ha moldeado la carga genética de su padre Alejandro en cuestión de humor. Tras el inicio parece que va a entrar Barry White. No es el caso. Entran teclados brillantes y Bunbury surfea “las olas del caos, de la tormenta perfecta”, “de mariposa a gusano, atrapado en la vid”. Potente y emocionante.
‘Coches de choque’
Este tema melancólico tocará muchos corazones entre los devotos del artista. La letra destaca en el conjunto. “Nos hacen sudar sangre en autos de choque sin volante, galimatías moralizantes, vigilantes de costumbres, manuales de urbanidad”. De nuevo se alude a la desaparición. Si entra al repertorio en vivo, el coro será cantado a todo pulmón.
‘Armagedón por piedad’
Este noveno corte marca el regreso de Bunbury a su amado sonido fronterizo, una canción armada con (otro) gran coro. “Soy el frío, soy el hielo, soy la roca solitaria que recorre el universo cuando los sistemas fallan”. Otro: “Con el temor de no hacer todo el daño que es necesario curar”. Alguien se ha puesto este sombrero. Hay mucha información, sí, pero se digiere bien.
‘Corrige el mundo con una canción
Cerrar bien un disco, incluso en formatos inalcanzables, es importante. Esta canción es un lento paseo por un río, a pie oa caballo, con instrumentales que se quejan, incluso aúllan, llenando compases entre el academicismo y la anarquía. Invita a repetir.