En la encrucijada | AmCham Colombia – .

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Es necesario promover una educación inclusiva y campañas culturales que fomenten la esperanza y la cohesión social. También es crucial trabajar en la mejora de la imagen internacional de Colombia.

Por: María Claudia Lacouture, Presidenta Ejecutiva de AmCham Colombia

Bogotá, 18 de junio de 2024 (AmCham Colombia).- El Índice de Paz Global (IPG) es un indicador que mide el nivel de paz y la ausencia de violencia en el mundo. El último informe indica que nos encontramos en una encrucijada, tanto dentro como fuera del país. En 2024, Colombia ocupó el puesto 144 entre 163 países evaluados en aspectos como la seguridad social, los conflictos internos y externos y el grado de militarización.

Esta es una posición que mantenemos desde 2008, año en que se publicó la primera medición.
Seguimos en la misma posición porque seguimos girando en una espiral de propósitos insuficientes y frustraciones permanentes. El acuerdo de paz con las FARC mejoró la situación en cierta medida, pero aún enfrentamos problemas relacionados con grupos armados, narcotráfico, delincuencia común, bandas criminales y desplazamiento interno, factores que afectan negativamente nuestra clasificación en el IPG.

Si bien Colombia ha mostrado algunos avances en ciertas áreas, como la implementación de programas de reintegración para excombatientes e iniciativas de desarrollo comunitario en áreas afectadas por el conflicto, la nueva política de “Paz Total” ha debilitado las instituciones, fortalecido el crimen y aumentado el crimen.

En palabras de las organizaciones que promueven la paz, para lograr una mejor posición en el futuro Colombia necesita, además de mantener los esfuerzos de pacificación, mejorar la seguridad ciudadana y promover un desarrollo inclusivo y sostenible que aborde las raíces de los conflictos y la ilegalidad. .
También es imperativo modernizar nuestras fuerzas militares, fortalecer su preparación y presencia. Décadas de violencia nos han enseñado que la debilidad empodera a los criminales y que la paz no sólo se logra con concesiones, sino también con una defensa firme y preparada que disuada a los actores violentos.

Y a los factores internos hay que sumar los externos, menos notorios, pero que afectan a la economía nacional y, por tanto, a todos los ciudadanos. El GPI informa que actualmente hay 56 conflictos que involucran de alguna manera a 92 países. Los conflictos en Gaza y Ucrania fueron los principales impulsores del deterioro de la paz mundial este año.

Un total de 110 millones de personas son refugiados o desplazados internos debido a conflictos violentos y 16 países acogen actualmente a más de medio millón de refugiados. América del Norte experimentó el mayor descenso regional, impulsado por el aumento de los delitos violentos y el miedo a la violencia. Esta es una señal muy negativa para todo el continente.

El GPI revela que el impacto económico global de la violencia aumentó a 19,1 billones de dólares en 2023, lo que representa el 13,5% del PIB mundial, y que los riesgos en las cadenas de suministro están aumentando progresivamente.

En las circunstancias actuales, ciertamente debemos insistir en la paz, pero no a cualquier precio. Lo que estamos viendo es que el camino tomado no mejora la seguridad, sino que la ha empeorado. La búsqueda de la paz requiere un enfoque multifacético que incluya tanto esfuerzos internos como una preparación sólida para las amenazas externas. Sólo entonces podremos esperar mejorar nuestra posición en el Índice de Paz Global y garantizar un futuro más seguro y próspero para todos.

Publicado en La República, disponible aquí

 
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