Gala, Calixto, Tromba, Córdoba – Diario Córdoba – .

Gala, Calixto, Tromba, Córdoba – Diario Córdoba – .
Gala, Calixto, Tromba, Córdoba – Diario Córdoba – .

Las hojas volaban como en un otoño de furia y urgencia. A mediados de junio, las semillas cayeron como nubes de verano y granizadas de agosto. El viento rugía en un torbellino de ideas, los ojos cerrados para mirar hacia adentro, tan necesario en estos tiempos de agitación, estupidez y cambio. El pasado martes 11, hace apenas una semana, saliendo de la Biblioteca provincial del Grupo Cántico, en los Jardines de la Agricultura, en ese parque que los cordobeses han sabido resumir con realismo y eficacia como Parque de los Patos, cayó lo más grande . Una tormenta de dioses furiosos, una marea en tierras secas, una tormenta de ideas para nuevos poemas llevados por el viento de la analogía, un canto de flauta de un dios loco Pan frente a un cartel que decía precisamente Grupo Cántico, como si los poetas lo hicieran. No pedirle a la vida nada más que música.

Unos días antes, el sábado 8, una treintena de poetas, escritores, creadores, rendimos un sentido homenaje (calurosamente organizado por José Luis García Clavero y Rafael Ruiz Serrano), merecido y necesario, a Calixto Torres, poeta de corazón y alma. , editor, alguien que, como un mecenas del Renacimiento, no ceja en su obstinado y constante apoyo a la literatura cordobesa. Y es que, hace apenas unos días, el día 13, onomástica de San Antonio, la ciudad erigió (erigido sonaría más exacto porque era trascendente) un busto del cuerpo presente al mejor de los Antonio, Antonio Gala, el obra de César Orrico, en un pose muy Antoniogalana, con su propia mirada sarcástica ante la negligencia del mundo, un pañuelo como vendaje y un bastón imprescindible (cuestión de estática, no de estética, repitió Gala) con un bastón ergonómico tipo Park Lane. manejar, aunque, curiosamente, sin un perro que le ladre.

Es imposible imaginar una semana en Córdoba mejor que la pasada en una ciudad que se alimenta de poesía y letras como quien respira gases nobles que iluminan el negro éter sideral con destellos en la mirada dirigida al planeta entero y sus redondez. Serían entre las cuatro y media y las cinco de la tarde, hora taurina que recuerda el poema de Lorca dedicado a ese otro patrón y tantas cosas que fue Sánchez Mejías, cuando por fin se alteró la sangre de Córdoba, en una primavera tardía que recupera su normalidad de los vientos, con las acacias de los Patos, sus plataneros, ailandos, moreras, naranjos, robinias, chopos blancos y, por supuesto, los árboles de Júpiter, agitados como locos aficionados de la fiebre creativa. No se sabe de nadie que haya visto a las estatuas que pueblan el Parque de los Patos, ni siquiera a la propia paloma del quiosco Victoria Domínguez, cerrar los ojos y las fosas nasales ante el torrente de semillas voladoras. Que volaron como poemas.

*Escritor

#Colombia

 
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