Etiquetado de eficiencia energética, también para viviendas – .

Etiquetado de eficiencia energética, también para viviendas – .
Etiquetado de eficiencia energética, también para viviendas – .

El etiquetado de eficiencia energética domiciliaria permite clasificar una casa, condominio o edificio de apartamentos según las características del consumo de kilovatios hora por metro cuadrado (KWh/m2) al año. Al igual que la diseñada para electrodomésticos, esta etiqueta también ofrece una gradación de siete letras consecutivas, donde A representa el más alto nivel de eficiencia y gramoel nivel más bajo.

Cuanto mayor sea el consumo de kWh, menor será el nivel de eficiencia energética.

La etiqueta para casas y propiedades tiene una validez máxima de diez años. Lo emite un Certificador de Eficiencia Energética registrado tras evaluar un Índice de Eficiencia Energética (IPE) que puede variar según el país y la región, pero que siempre incluye los conceptos Calefacción en invierno, Refrigeración en verano, Iluminación, Agua caliente sanitaria.

El indicador permite cuantificar el desempeño energético de las viviendas para determinar su nivel de eficiencia, para luego compararlas y calificarlas. Sus promotores afirman que la etiqueta debería figurar en las escrituras de transmisión de propiedad, y que en caso contrario correspondería asumir la calificación gramo.

Corresponde al Estado nacional fijar los lineamientos del sistema de etiquetado de viviendas y habilitar las herramientas necesarias para su implementación a nivel federal. Con la colaboración de los Municipios, los Estados Provinciales son responsables de la institución, gestión y registro de los sellos en sus respectivas jurisdicciones.

El Estado argentino ordenó iniciar los pasos conducentes al diseño de un sistema de certificación energética de viviendas en diciembre de 2007, cuando lanzó el Programa Nacional para el Uso Racional y Eficiente de la Energía a través del Decreto N° 140. En octubre de 2019, Santa Fe se convirtió en el primer provincia sancionar su propia ley sobre etiquetado de eficiencia energética en inmuebles destinados a vivienda, cuya reglamentación se decretó dos años y medio después.

A finales de 2019, IRAM publicó una nueva edición de la norma 11.900, cuyo objetivo es la unificación nacional de los criterios de evaluación y calificación energética de viviendas para la aplicación de políticas públicas de ahorro energético. Por ahora, la aplicación de esta norma no es obligatoria.

Entre diciembre de 2019 y septiembre de 2020, la Agencia de Protección Ambiental del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires realizó el levantamiento y rotulación de 150 viviendas en el marco del proyecto “Mecanismos y Redes para la Transferencia de Tecnologías de Cambio Climático en América Latina y el Caribe”, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y administrado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Estas pruebas piloto contaron con el apoyo de la Secretaría de Energía de la Nación.

A principios del año pasado, el mismo Ministerio de Energía creó el Programa Nacional de Etiquetado de Vivienda mediante la Resolución N° 5/2023. El PRONEV pretende implementar un sistema de etiquetado válido para todo el territorio nacional y diseñado en base a los resultados proporcionados por una aplicación informática configurada para cargar y procesar datos de viviendas y edificios analizados.

En mayo de ese mismo año, el Ministerio de Energía creó el Registro Nacional del Programa Nacional de Etiquetado de Vivienda para registrar las jurisdicciones interesadas. Desde la publicación de la correspondiente Resolución, N° 418/2023, -además de Santa Fe- quedaron señalados Entre Ríos, Córdoba, Catamarca, Salta, San Juan, La Pampa, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.

La reducción del importe a pagar por el servicio eléctrico está entre las ventajas de vivir en una vivienda con rótulo A. De hecho, estos edificios, condominios, casas suelen contar con dispositivos y medidores inteligentes que les permiten cuidar el consumo de energía, e incluso con algún generador de energía renovable (paneles solares por ejemplo) que cubre su propia demanda energética y, cuando produce una excedente, lo inyecta a la red pública de distribución eléctrica.

Mientras más hogares incorporen medidores, luces, dispositivos inteligentes y mientras más usuarios residenciales sean también microgeneradores de energía renovable, más rápido avanzará la Argentina hacia la consolidación de un sistema de etiquetado de eficiencia energética para los hogares. Por este camino también transita el ENRE, que en febrero de 2024 ordenó la creación de una comisión de estudio y presentó los lineamientos de proyectos piloto para determinar la factibilidad y viabilidad de la introducción de algún sistema de medición inteligente en las áreas de concesión de EDENOR y EDESUR.

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