El legado de la televisión en Colombia – .

El legado de la televisión en Colombia – .
El legado de la televisión en Colombia – .

Entre muchos otros, actores como universidades, instituciones públicas como el SENA, gremios como Fecode, el ctcel UTC e incluso la Asociación Colombiana de Trabajadores de la Televisión (acotv), cuya huelga en 1973 se convirtió en un hito en el fortalecimiento del Instituto Nacional de Radio y Televisión (Inravisión), y cuyos programas del Primero de Mayo hicieron historia durante gran parte de la década siguiente.

Esta asistencia expresó de alguna manera lo que se había configurado en la construcción de la red nacional de transmisión de televisión, compuesta por antenas repetidoras en las principales cumbres andinas del país.

El montaje de la red alcanzó dimensiones épicas de encuentros entre técnicos, trabajadores, agricultores e indígenas como los de la Sierra Nevada de Santa Marta, cuyo cerro Kennedy aún encarna como un hito la memoria de aquel esfuerzo público educativo y cultural, como Ha sido el cerro Manjui, cerca de Bogotá.

Con la adopción de la televisión en color, cuya producción fue privatizada en los años setenta en medio de luchas sindicales y televisivas en defensa de lo público y la cultura como bien común, y la sustitución de esa cadena nacional por la televisión satelital, también privatizada, se produjo el desplazamiento de aquellos. Se iniciaron las dimensiones educativa, cultural y de integración popular y nacional.

Ese lugar comenzó a ser ocupado por el mercado de lo que en su momento se llamó “enlatados”, para denotar la forma física en la que circularon los primeros programas comerciales y publicitarios que invadieron el país desde los grandes grupos mediáticos del mercado americano, dejando atrás los aportes culturales brindados por las embajadas europeas y de otras latitudes, dentro de esa concurrencia de inclusión social nacional.

De esta manera, entre tensiones de mercado y funciones públicas, construcciones tecnológicas y luchas de trabajadores sociales y culturales, la televisión en el país quedó inmersa en el mundo de la sociedad de consumo, la publicidad y la acumulación capitalista, en cuya cima terminó sucumbiendo Inravisión, lo que había sido creada desde 1964, para ser finalmente liquidada en 2004.

Después de setenta años de televisión

El siglo ya ha entrado xxise consolidó un proceso que, desde 1991 el lúcido investigador de Canal 3, líder de acotv, Milcíades Vizcaíno, había anunciado como “los falsos dilemas de nuestra televisión. Una mirada detrás de la pantalla.

En su libro del mismo título, coeditado por el Centro de Estudios de la Realidad Colombiana (Cerec) y el sindicato Inravisión, explicó el inicio de la hegemonía neoliberal en torno al desmantelamiento de lo público que se ha instalado en el país desde entonces:

Todo ello lleva a concebir la televisión como una forma de entretenimiento más que de formación e información, que debe ser proporcionada por un sector formado por organizaciones empresariales aliadas del Estado, asumiendo que sólo ellas aseguran su permanencia y le dan su legitimidad. Pero en el proceso se está restringiendo la presencia de otros sectores que podrían expresarse a través de un medio masivo y tener profundas repercusiones en la sociedad. […] Bien lo dijo Mario Laserna en un debate sobre la gestión de la televisión por parte del Estado y sobre la introducción de la publicidad en el medio, desde principios de los años sesenta: «El desarrollo tecnológico ha producido una profesión nueva, muy lucrativa y muy peligrosa, por cierto : el de quienes manipulan los sentimientos, instintos y emociones de los demás. ¿Puede un Estado, debería un gobierno permitir que el instrumento más eficaz de persuasión, de influencia, que hasta ahora se conoce, caiga en manos del gremio de objetivadores del hombre? ¿Que el Estado no sabe gestionar la televisión? Bueno, cambiemos de Estado, pero no entreguemos al hombre a sus victimarios. ¿Que la propaganda comercial es necesaria para activar la vida económica? Muy bien. Pero que la vida económica, que el consumo esté al servicio del hombre, y no el hombre al servicio del consumo…”

Así, a setenta años de creada la televisión en el país, la valoración y la importancia de la dimensión pública del espectro electromagnético se preservan en la memoria histórica; de la construcción social de ese bien común que debe ser un instituto nacional de radio y televisión, y de la riqueza de saberes, conocimientos, formas culturales y pensamiento crítico propios de quienes forjaron ese espacio público por excelencia que es el de la comunicación.

Se enfrentan, como todos, a ese dilema shakesperiano que, de manera ilustrativa, y si se quiere irónicamente, hemos propuesto al inicio de esta nota editorial: «TELEVISOR o no ser».

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV El IEO Francisco José Lloreda Mera se beneficiará con mejoras en la biblioteca y una nueva sala bilingüe
NEXT Corficolombiana lanzó alerta por ‘bola de nieve’ económica que impactará a Colombia