Dia del padre. Foto de : RR
La Habana, 16 jun (RHC) Como cada año, el tercer domingo nos preparamos para reconocer todo el amor de nuestros padres. Ser padre no se aprende de la noche a la mañana. Compartir responsabilidades, ir a la par en la crianza de los hijos, significa superar años y años de machismo.
No es fácil, pero los vientos de cambio ya están ahí, en todos esos padres que se empeñan en romper moldes, falta normalizarlo, visibilizarlo y construir más espacios de crecimiento.
Hace unos días llegó a mis manos una hermosa historia titulada así crónica. Aquella bella historia para niños llegó envuelta en dibujos, convirtiéndose en un recordatorio del amor paternal para los adultos. Quizás los estereotipos nos han dificultado incorporar el criterio nada cierto de que “padre es cualquiera y madre sólo hay una”. Conozco a muchos padres a quienes nunca podríamos aplicar ese juicio de valor.
El Día del Padre es una ocasión especial en la que honramos y celebramos a esos maravillosos hombres que han jugado y/o desempeñan un papel fundamental en nuestras vidas, es una oportunidad única para expresar nuestro amor, admiración y gratitud infinita.
Los padres son esos seres especiales que la vida nos pone en el camino para acompañarnos en nuestro viaje emocional por la vida, son el conductor del tren de cada una de nuestras vidas, a veces visible y otras escondido detrás de la ternura del compañero que eligió. acompañarlos en el difícil arte de criar y educar.
Su capacidad de amar y proteger es infinita, cómplices por naturaleza de nuestras primeras aventuras y de la primera mascota que tuvimos, silenciosamente se convierten en nuestros ídolos, queremos imitarlos y nos adueñamos de sus equipos deportivos, con ellos nos reímos de los éxitos y lloramos. para varios resultados. , de sus aficiones.
A veces muy tarde reconocemos su sabiduría, después de esas etapas difíciles en las que lo sabemos todo y quedan en el pasado, volvemos a reconocerlos como el patrón a seguir; Si están lejos o ya se han ido, algo se rompe en nuestro interior, ya no todo es igual, no hay día que no recordemos sus enseñanzas, e incluso medio cómplices de nuestros hijos, no nos preguntamos, ¿cómo? lo hubieran hecho, con sus conocimientos, sus habilidades, con su infinita bondad.
Hace unos años leí un texto insuperable a la hora de expresar lo que sentimos cuando nuestros padres ya no están. En ese hermoso y desgarrador monólogo, su autor, el reconocido pensador español Javier Gomá, sentó las bases para explicar que sólo con la muerte se aprende el significado de la palabra nunca: Bueno, los padres son los únicos testigos de toda la historia de su hijo. , sólo ellos custodian la narrativa completa y auténtica, desde la primera línea. Cuando mi padre murió, fue como si me hubieran arrancado las primeras páginas del libro de mi vida. Una parte de mí quedó enterrada con él para siempre, allí…
Hoy, cuando todos los cubanos celebraremos este tercer domingo de junio, el Día del Padre en condiciones muy difíciles, el amor y la ternura infinita serán dos de los ingredientes principales del regalo especial que le daremos a cada uno de nuestros padres, a aquellos con quienes ese siempre podemos contar. (Fuente: Tribuna de La Habana)
