Los demonios de la guerra andan sueltos › Mundo › Granma – .

Foto: Ilustración de Michel Moro

Una especie de locura febril parece contagiar a los líderes del Viejo Mundo, en Europa, ya olvidados de la historia y las vicisitudes de las dos guerras mundiales, de las que fueron escenarios protagonistas.

Mientras retumbaban los tambores de guerra en Europa, Rusia advirtió recientemente a Estados Unidos sobre “errores de cálculo que podrían tener consecuencias fatales, no sólo para ambos países o para Europa, sino para toda la humanidad”.

Mientras tanto, las últimas medidas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) conducen a una grave escalada de la guerra.

Hace unos días se conoció que la Alianza Atlántica está preparando corredores terrestres para el rápido traslado de tropas estadounidenses a la frontera con Rusia, en caso de un potencial conflicto.

Además de esto, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha afirmado en repetidas ocasiones que no descarta enviar tropas occidentales a Ucrania, palabras a las que se han sumado otros líderes europeos.

En ese orden de cosas, como quien juega con la suerte de millones de personas, un radar del sistema de alerta temprana antimisiles ruso fue atacado con vehículos aéreos no tripulados de las Fuerzas Armadas de Ucrania, facilitado por Occidente.

Este acto irresponsable constituye un grave peligro, y el viceministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Andrei Ryabkov, advirtió que “tales ataques serán reprimidos y la respuesta puede ser asimétrica”.

Por otro lado, Moscú pidió a Washington que se tome las advertencias rusas con la seriedad que requiere la actual situación internacional, ya que la Casa Blanca autorizó el uso de armas de la OTAN contra su territorio por parte del ejército ucraniano.

Sin embargo, no todos los líderes europeos piensan igual. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, describió a la Unión Europea como “un tren pro guerra sin frenos y con un conductor loco”, y añadió que no sacrificará a la juventud húngara “sólo para que los que se benefician de la guerra puedan ganar”. dinero en mano”.

La nota dio un tono diferente a la saga de graves acontecimientos que dieron lugar a la aparición de carteles, cerca de la embajada de Francia en Moscú, llamando a los militares franceses a no enfrentarse a las fuerzas rusas.

“Francés, no repitan los errores de sus antepasados, su destino es conocido”, decían los carteles.

El vicepresidente del Consejo de Ministros italiano, Matteo Salvini, expresó su repudio al conflicto en Ucrania y, en un mitin celebrado en la ciudad de Bari, envió un mensaje a Macron, en el que afirmaba que, si quería sumarse la guerra, “ponte un casco, ponte un chaleco y vete a Ucrania”.

Los demás “líderes” europeos deberían escuchar las advertencias sobre la implicación de personal o armas de la región en este conflicto, pero sobre todo de Estados Unidos. uuu Deberá prestar especial atención, ya que estar “lejos” no lo salvaría de la destrucción y la muerte.

La proyección de que está en juego el destino de la humanidad nos hace pensar en el peligro inminente que estos conflictos representan para el planeta. La implicación de otros países sólo daría lugar a una guerra importante, en la que la destrucción sería internacional.

 
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