El llamado de Cristina Kirchner que expuso la ruptura

El llamado de Cristina Kirchner que expuso la ruptura
El llamado de Cristina Kirchner que expuso la ruptura

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Una llamada telefónica de Cristina Kirchner reveló esta semana la fractura del CGT. Ordenó a su hijo Máximo que construyera puentes con pablo moyano y Mario Manrique por lo que los sindicalistas estarían al frente de la movilización callejera el miércoles junto al Congreso para cuando se debata en el Senado la Ley de Bases y la reforma tributaria. El camionero cumplió y aprovechó la ausencia del país de Héctor Daer y Gerardo Martínez, dirigentes cegetistas de los sectores más dialogantes, y organizaron su propio acto en la mítica sala Felipe Vallese para convocar a protestas contra el Gobierno. Lo hizo unilateralmente, sin el aval de sus dos bandos del triunvirato de mando, y con aliados inesperados como Alejandro Gramajo, del Sindicato de Trabajadores de la Economía Popular, y el trotskista Alejandro Crespo, del sindicato del neumático.

La división entre combativos y dialogantes quedó aún más evidente cuando Daer y Martínez, desde Suiza, donde participaron en la conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se encargaron de aclarar que la jugada de Moyano y el kichnerismo no contó con el apoyo unánime. de la CGT. Una grieta que hasta ahora estaba oculta tras el enfrentamiento con la dirección de Javier Milei, pero que amenaza con profundizar e incluso romper la organización interna del sindicato de trabajadores. Hay líderes de diferentes tribus que afirman que la ruptura es inevitable.

En la CGT todos se oponen a Milei, pero surgen diferencias sobre cómo desafiarlo. “Es una maratón de cuatro años: hay que saber cuándo luchar y cuándo negociar y dialogar”, afirma un dirigente con más de tres décadas en su sindicato y que se siente incómodo con la idea de un conflicto permanente. Otra es la posición de los aliados de Pablo Moyano, que empujan a sindicatos, piqueteros y a la izquierda trotskista a un choque a todo o nada contra el Gobierno con el objetivo de desgastarlo. Es la CGT de ambas caras.

El cumplimiento inmediato de Pablo Moyano al pedido del kirchnerismo de llevar la movilización el próximo miércoles al Senado generó cortocircuitos en el clan familiar. Su alianza con Máximo Kirchner coincidió cuando su padre revivió su sello político, el Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo (CET), con la intención de proponer una renovación en el peronismo. El camionero designó como titular del CET a su hijo Hugo Antonio, un abogado laboralista de bajo perfil que en el ajedrez del PJ pretende posicionarse en la vereda frente a La Cámpora y alinearse detrás de Axel Kicillof. Aparte de este movimiento de piezas, Hugo Moyano, que evita públicamente cuestionar la gestión de Milei, no está del todo de acuerdo con la maniobra de Pablo porque sabe que podría generar la ruptura definitiva del sindicato de trabajadores. “Hay que intentar construir consensos, más aún cuando hay una reforma laboral a punto de salir”, habría sugerido el antiguo dirigente sindical, que está lejos de jubilarse pese a sus 80 años. De todas formas, su energía está puesta en Camioneros y su obra social, que carga con una deuda que alcanzaría los 20 millones de dólares y donde surgió un conflicto en Tucumán por el presunto desvío de 300 millones de dólares.

Con una numerosa tropa, como si Argentina no estuviera sumida en una crisis económica y social, las tres centrales sindicales enviaron representantes a Ginebra para la conferencia de la OIT. Son más de 30 dirigentes, aunque hubo momentos, como durante el gobierno de Mauricio Macri, en que fueron muchos más, muchos de ellos incluso invitados por el Estado. Este año, como medida de austeridad, el Gobierno sólo se hizo cargo de los gastos mínimos: pagó el viaje y estancia del Secretario de Trabajo, Julio Corderoy el director de Asuntos Internacionales del Trabajo, Gerardo Corres, y se hará cargo de un cupo empresarial y otro cupo sindical (sería para Noé Ruiz, del sindicato de modelos).

Una inédita confluencia de los comités de la CGT y los dos bandos de la CTA se produjo este jueves en la OIT para denunciar a la gestión de Milei por sus prácticas “precarias” y “antisindicales”. Una sala del edificio de Naciones Unidas se convirtió durante unas horas en una barricada sindical, con cánticos y banderas contra el ajuste libertario. “El país no está en venta”, fue el lema que unió brevemente a Daer y Martínez con los ceteístas. Roberto Baradel, Hugo Godoy, Rodolfo Aguiar y Claudio Marín. Del improvisado acto también participó la ex ministra de Trabajo kirchnerista. Carlos Tomadaquien habría colaborado como asesor del Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos y del gremio telefónico tras su salida de la embajada en México.

Daer, tras su participación en Suiza, viajó a Madrid para un acto de campaña de Pedro Sánchez, con la Unión General de Trabajadores de España. En los últimos días, Sánchez ha girado su discurso en torno a Milei. Defendió la justicia social, uno de los mandamientos peronistas refutado por Milei, y adoptó el “somos zurdos” como consigna de confrontación. Una leyenda que molestó a Daer, uno de los dirigentes cegetistas que no comulga con el kirchnerismo y mucho menos con la izquierda sindical.

Héctor Daer con el presidente de España, Pedro Sánchez, en un acto del Sindicato de Trabajadores de ese país

Luego del acto partidista del jueves en una sala de la OIT, Gerardo Martínez, el representante sindical argentino ante la organización, se presentó ayer en la conferencia con un duro discurso contra Milei, pero con un cierre conciliador, casi con un llamado a ser convocado a un diálogo. y mesa de negociación.

“Es un Gobierno que vino a destruir derechos y disciplinar la acción sindical, que vino a quebrar el Estado. Exigimos estabilizar la economía, que se encuentra en una profunda recesión. Los trabajadores somos los que sufrimos las consecuencias de las malas decisiones. Ninguna fuerza política podrá resolver los problemas estructurales por sí sola, seguimos apostando por una agenda de diálogo, con igualdad de oportunidades e inclusividad”, afirmó el titular de la Uocra en su presentación. Aunque su crítica sigue activa, la dejó abierta a una confluencia con el Gobierno. Martínez es uno de los sindicalistas que no está dispuesto a escalar hacia un patrón de protestas repetidas para desgastar a un gobierno que aún no cumple un semestre en el poder.

El miércoles será el turno de Cordero de presentar en la OIT. Se desconoce cómo será su discurso. No es su estilo enfrentarse a los sindicatos y mucho menos a nivel internacional. Cordero es un viejo habitué de las calles de Ginebra y de los restaurantes a orillas del lago Lemán. Es un conocido interlocutor de los sindicalistas. Con muchos de ellos, la relación roza la amistad. Se hicieron amigos en Suiza, él como representante de la Unión Industrial, enviado por el Grupo Techint. Siempre impulsó el diálogo tripartito, casi como su primer mandamiento, con el Estado como mediador. Completamente contrario al manual libertario. Esta vez, a diferencia de cuando era presentador para empresarios, Cordero recortará su presencia como gesto de austeridad. Serían sólo dos días cuando los dirigentes sindicales argentinos, en cambio, llegaron a Europa el pasado fin de semana y permanecerán hasta después del próximo viernes, cuando finalice la conferencia.

Julio Cordero, el secretario de Trabajo que llegó de Techint, y la ministra de Capital Humano, Sandra PettovelloN / A

Cordero intentó convencer Sandra Pettovello, el Ministro de Capital Humano que absorbió el Ministerio de Trabajo, de la necesidad de que el Presidente se reúna con las cámaras empresariales y los sindicatos. No obtuvo un no, pero tampoco un sí. Esta tarea de conocer la problemática sectorial recayó en Eduardo Serenellini, secretario de Prensa de la Presidencia. “Reuní información y se la llevé al presidente”, dijo Serenellini. LA NACIÓN sobre su papel. Una definición que quizás muestra a Milei alejada del termómetro social, como cuando rechazó que haya más gente en la calle o cuando afirmó tajantemente que los salarios están superando a la inflación. Los indicadores son irrefutables y contradicen al Presidente.

Cordero, además, estuvo involucrado en la polémica por las salidas en Capital Humano. En el piso 15 de Alem 650, donde se encuentra el Ministerio de Trabajo, una funcionaria de Niñez y Familia habría sido presionada para firmar una denuncia contra Pablo de la Torre, el secretario del área despedido y denunciado por el Gobierno por presuntas irregularidades en la contratación. . de personal a través de una organización internacional. Las supuestas presiones a Federico Fernández, subordinado de De la Torre, se habrían dado en el despacho de la subsecretaria de Empleo, Eugenia Cortona. Cordero negó el episodio al ser consultado por LA NACIÓN, pero su nombre aparece en la presentación realizada ante la Justicia por Leila Gianni, asesora jurídica de Pettovello. Incógnitas de un escándalo que aún está lejos de resolverse y que provocó un terremoto en el superministerio de la funcionaria favorita de Milei.

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