(Enviado Especial a Rosario)
Explotaron siete u ocho bombas, treparon la valla y pusieron el juego en jaque. La barra de Colón llegó casi con el partido iniciado y en dos o tres ocasiones, Nicolás Ramírez evaluó claramente la posibilidad de suspender el partido por lo que estaba pasando en la tribuna Sabalera.
Los hechos fueron bochornosos e incluso motivaron la reacción de buena parte de la afición rojinegro que observaba el accionar de aquel grupo de locos que casi obliga al árbitro a finalizar el partido.
Luego se calmaron y al final se fueron primeros (los hinchas de Talleres se quedaron cerca de media hora antes de que se abrieran las puertas para su salida del estadio) y sin causar más disturbios.
¿Qué pasó? Hay algunas versiones. A partir de ahora quedó claro que la barra que estaba presente en el estadio era “Los de siempre”es decir, la “oficial”, ya que “La Negrada” prácticamente se ha reducido.
¿Por qué tuvieron este comportamiento, incluso lesivo para los intereses de la institución? Lo que pasó en Rosario fue grave. Entraron con bombas y claramente tuvieron actitudes que buscaban, como objetivo, entorpecer el desarrollo del juego. Es una pena.
