Para que el agua no falte ni “corra” sola › Cuba › Granma – .

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Para que el agua no falte ni “corra” sola › Cuba › Granma – .
Se espera que las obras concluyan este mes. Foto: Cortesía de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Ciego de Ávila

Cuando ya estaban asfixiados, literalmente asfixiados por la intensa sequía, y el agua se deslizaba hasta el fondo de los pozos y se hacía incaptable en toda la geografía florentina, llegó la inundación con la tormenta subtropical Alberto, entre 25 días y el 29 de mayo de 2018.

Fue cuando Antolín Nistal Díaz, un vecino que vive a orillas del río Jatibonico del Norte, quiso desterrarlo en aquellos días, por lo agresivo que era con los indígenas, por la escena dantesca de esa película, cuando el las casas comenzaron a hundirse y el agua trepaba por los cerros como una fiera.

Desde entonces, ese río, que nunca había sido traicionero, empezó a escasear, y hoy exhibe un hilo que, con dificultad, se cuela entre las piedras, para alcanzar un charco e intentar salir nuevamente, hasta perderse bajo el agua. sierras.

“Ahora el río no debería llegar al mar”, comentan algunos. Y parece que en aquellas noches de la riada de 2018 gastó todas sus energías.

Desde entonces, las lluvias se han ido transformando en borrascas y las borrascas en borrascas que ni siquiera mojan el suelo, hasta el punto de que los florentinos padecen escasez del vital líquido desde hace más de cinco años, y se enfrentan a uno de los sequías más intensas de los últimos tiempos. incluso comparable al de 2017.

Los tanques y baldes, los llamados puntos de entrega y las cavidades comenzaron a ocupar todos los espacios. Algunas están vacías, otras medio llenas e incluso algunas contienen agua reciclada. La casa de Raúl Morera Flores, a pocos metros del cerro, aunque quizás no sea el retrato más elocuente, es un ejemplo de las presiones que sufren muchas familias en el territorio intramontano.

«Los manantiales corrían por ahí, colina arriba. Ya ni siquiera pasan por delante de la casa, como antes”, afirma Morera Flores.

En estos días de intercambio con vecinos del propio pueblo cabecera, Abras Grandes, Lowrey y Limpios Grandes, uno se da cuenta de la falta de agua. Algunos incluso claman por la llegada de otra tormenta que cambiaría la exigua cara del agua, ahora transportada por tuberías desde otros territorios que incluso abastecen la zona de ese temporal.

«No queremos que el río vuelva con tanta fuerza como aquella vez, pero sí necesitamos el agua: los pozos se han secado; las jicoteas sobre las piedras y las ranas en silencio. Eso trae un mensaje: aún falta mucho para que llueva”, asegura la sabiduría de Susley Cervantes Silva, una guajira que vivía allí en Lowrey, y que ahora plantó una pequeña casa, más cerca del pueblo, con otra río que rodea su patio; con la misma historia. “Está seco”, dice.

“Gracias a las pipas, al ahorro, porque solo uso lo que necesito, cuando me llenan el tanque me dura casi un mes, gracias al ahorro”.

Quiso la casualidad que el día de la visita el cielo se tensara y las nubes negras en el horizonte dejaban caer un aguacero sobre el pueblo, mientras las corrientes despotricaban barranco abajo. «Esos corren cuesta abajo y se pierden entre la maleza. No moja la tierra ni llena la presa.

El mejor retrato de la sequía es el que muestran los dos embalses del Complejo Hidráulico de Liberación de Florencia.

En uno de los caminos que ingresan al pueblo -el que viene del vecino municipio de Majagua- el forastero se ve obligado a volver la mirada ante un panorama casi lunar, que llama la atención: hoyos con agua, pequeñas elevaciones de tierra que parecen islas. . , animales pastando, eras en el vaso de la presa y el esqueleto pétreo que protege la cortina de los embates de las aguas, ahora inofensivos, ya que de los poco más de 79 millones de metros cúbicos que debe almacenar el complejo hidroeléctrico sólo acumula 14 millones. . “El Complejo hace tiempo que no se llena”, argumenta Hiorvanys Espinosa Pérez, vicegobernadora de la provincia, a cargo del programa de desarrollo de infraestructura hidráulica en ese territorio.

Los habitantes de allí no creen en las lágrimas. Pasas y la gente comenta, habla de las dificultades diarias y de los 30, y a veces más días, que tarda el ciclo en llegar el agua; de las retroexcavadoras, de los 130.000 camiones cisterna

litros, el uso de paneles solares en las cuatro estaciones de bombeo, el paisaje casi desértico de la presa más cercana al pueblo principal (Chambas Uno), y cómo lograron levantar dos tanques gigantes con una capacidad de 110.000 litros y, en un En un futuro próximo elevarán otro a una altitud de 159 metros sobre el nivel del mar.

¿Y EL PROYECTO DE REHABILITACIÓN INTEGRAL HIDRÁULICA?

De ayer a hoy, la realidad, sin embargo, es diametralmente distinta, como lo demuestran los resultados del proyecto de rehabilitación hidráulica integral aprobado para esta cabecera, empeño iniciado hace cuatro años, con el objetivo de transfigurar la infraestructura existente, con el fin de para garantizar un mejor servicio a la población.

Fuentes de la Delegación Provincial del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos en Ciego de Ávila sostienen que, en este período, por ejemplo, fueron enterrados miles de metros de conductores y las cuatro estaciones de bombeo fueron equipadas con paneles solares.

Asimismo, se desarrolla un tomaflot, una innovación santiaguera que permite que bombas instaladas sobre una base flotante extraigan agua de la presa; Se compraron y montaron equipos de bombeo para las diferentes estaciones; y se instalaron nuevas redes, ya que la cabecera del municipio es de los que aún no cuenta con acueducto.

En total, la suma de dinero invertida hasta el momento supera los 40.000.000 de pesos, en redes primarias, secundarias, tanques elevados… en materia de abastecimiento de agua; cifra a tener en cuenta cuando el acueducto esté completamente terminado y la conciencia diga que no, y todos, como Susley, mantengan apagado el botón de residuos.

La gran expectativa para el presente año es dotar de agua a todas las zonas de la localidad, al norte y al sur, aunque aún se buscan soluciones para que el suministro llegue a algunas viviendas trepadas en las laderas de los cerros y, con poco más de Cien metros de conductores, el líquido ingresa por las puertas de las viviendas de la cooperativa agrícola Aníbal Madrigal, en la vía a Jarahueca.

Los expertos consideran que la presa, principal fuente de abastecimiento de agua a la cabecera del municipio, tiene reservas para dos años de abastecimiento a la población, si se mantiene el correcto régimen de explotación.

Esa realidad da confianza, la misma que ahora tiene Roberto Quesada Borroto, quien pedalea por la cortina de la presa, en tránsito hacia uno de los charcos que quedan “vivos”, ahí, en el fondo. Él va a pescar. Dice que quedan algunas tilapias. “Lo último que se pierde es la esperanza. Si hay agua también hay peces y la gente no pasará sed. “El agua de la presa es apta para el consumo humano”.

Lo cierto es que el proyecto de construcción del acueducto, los avances logrados en los últimos tiempos, la posible finalización en junio, ha logrado con creces el reconocimiento popular y, pronto, al parecer, el grito de “¡agua!” Se extenderá igual en un colegio, que en un centro de Salud, que en los hogares, y habrá ayudado a curar viejas heridas.

Desde finales de 2023 y durante inicios de este año, en la etapa que comprende el período de menores precipitaciones, Ciego de Ávila es una de las provincias con mayores índices de sequía en todo el país.

Las condiciones geográficas de Florencia, una zona con acuíferos fisurados que almacenan agua en la parte meteorizada de las rocas, genera una importante disminución de las reservas de pozos.

El año pasado, las principales acciones en ese montañoso municipio fueron la construcción de 18 kilómetros de redes hidráulicas y la ubicación de dos tanques de 55 metros cúbicos.

 
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