Bajo el marabú y sobre la tierra, El Despertar › Cuba › Granma – .

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Bajo el marabú y sobre la tierra, El Despertar › Cuba › Granma – .

Un proyecto del Ministerio de Agricultura, la FAO y el Fondo Verde para el Clima (GCF) erradica una planta invasora para restaurar paisajes agrícolas, aumentar la resiliencia climática y transformar vidas

En la localidad de Corralillo, en la provincia de Villa Clara, en el centro de Cuba, Mariano Quintero Almeida trabaja ocho horas diarias bajo un sol abrasador en la finca que llama Elawakening. No se arrepiente. De hecho, está feliz.

Cuando Mariano recibió el terreno hace tres años, la idea de buscar algo más que un simple sustento para esta propiedad de 67,5 hectáreas parecía inalcanzable.

La finca Despertar quedó cubierta casi en su totalidad por una planta invasora (Dichrostachys cinerea) llamada “marabú” o “arbusto hoz”. El marabú, un arbusto leñoso de rápido crecimiento, cubierto de espinas; Forma densos matorrales que hacen casi imposible cualquier tipo de cultivo.

“Es fundamental contar con maquinaria especializada para cortar el marabú, porque es una planta muy fuerte y con muchas espinas”, explica Mariano. “Si el trabajo no se hace correctamente, el marabú volverá a brotar de raíz y volverá aún más fuerte que antes y, al cabo de seis meses, se habrá extendido por el doble de tierra que ocupaba antes”.

Mariano afirma que décadas de ganadería insostenible en Corralillo habían provocado sobrepastoreo, degradación del suelo y erosión, haciendo que la tierra fuera susceptible a la infestación de marabú. A lo largo de los años, una propiedad tras otra había sido invadida, desplazando a la ganadería y la agricultura y transformando la comunidad.

“Los empleos desaparecieron y la gente emigró a otros pueblos o ciudades”, recuerda Mariano. “Todos mis vecinos tuvieron que deshacerse de su ganado y empezaron a producir carbón y a vender leña porque no podían trabajar la tierra”.

“Aquí hay muy pocas granjas que no estén infestadas”, explica. “Son muy pocos los que saben trabajar el marabú. Otros decidieron aplicar herbicidas químicos que luego causaron problemas en la cría de ganado o en los cultivos.

El problema no se limita a Corralillo. El marabú cubre vastas extensiones de tierras que alguna vez fueron productivas en toda Cuba. En 2020, el Gobierno cubano y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) comenzaron a lanzar un proyecto, financiado por el GCF, para ayudar a gestionar la situación.

El objetivo general del proyecto -dotado con 120 millones de dólares- es desarrollar sistemas agroalimentarios más sostenibles y resilientes ante el cambio climático en zonas ocupadas mayoritariamente por marabú y pastizales degradados. Cuba, un pequeño Estado insular en desarrollo, es especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático. Las provincias de Villa Clara, Matanzas y Las Tunas han sufrido recurrentes sequías, degradación de suelos y salinidad.

En el marco del proyecto, los pequeños agricultores de esas tres provincias recibieron maquinaria, incluidos tractores, desbrozadoras, motocultores y arados. Más de 4.500 agricultores, entre ellos 900 mujeres, han recibido capacitación. Mariano dice que el personal del proyecto les explicó previamente cómo funcionaba la maquinaria y sus capacidades, pero ver la maquinaria lista para entrar a trabajar en el marabú fue increíble.

“Son máquinas impresionantes”, afirma. “Nos llenó de alegría ver la luz al final del túnel”.

Mariano explica que ahora los agricultores pueden limpiar en un día la misma cantidad de marabú que les hubiera llevado un mes solos. Y el trabajo en sí es más efectivo, ya que la labranza entierra la biomasa del marabú en el suelo, por lo que se beneficia.

“Antes trabajábamos desde el amanecer hasta el anochecer con hachas y machetes, y las espinas de marabú nos desgarraban los brazos y la ropa”, explica Mariano. «Pudimos sembrar pequeñas parcelas que nos dieran lo justo para el consumo familiar. Ahora podemos cultivar áreas más grandes y ayudar a la comunidad con los cultivos que plantamos. “Ha marcado una gran diferencia”.

En las tres provincias de Cuba, los agricultores han logrado erradicar hasta el momento más de 5.100 hectáreas de marabú. Están en proceso de establecer sistemas forestales, agroforestales y silvopastoriles en más de 6.500 hectáreas de tierra, con árboles, arbustos y cultivos agrícolas, así como cría de ganado en las mismas parcelas. Estas prácticas ayudan a potenciar la fertilidad del suelo, así como a eliminar los gases de efecto invernadero de la atmósfera, contribuyendo a la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo.

Los agricultores ahora producen carne, leche, verduras, frutas y cereales de forma ambientalmente sostenible. El propio Mariano cultiva diversos productos en la finca El Despertar: yuca, maíz, calabaza, sorgo, girasol, ajonjolí, maní y frijol. Y también tiene otros planes. Espera cultivar árboles frutales e introducir vacas lecheras Jersey y Cebú que puedan soportar las condiciones cálidas y secas de Corralillo en el futuro.

“El proyecto ya ha tenido resultados tangibles, que para nosotros han sido un milagro que espero se multiplique y no acabe nunca”, concluye Mariano. “Antes teníamos sueños, pero este proyecto nos ha enseñado a hacerlos realidad”.

Este proyecto de la FAO es el primero de su tipo financiado por el GCF en Cuba y una de las 20 iniciativas de alto impacto en la cartera de proyectos de la FAO financiados por el GCF por valor de 1.200 millones de dólares. Para 2027, el proyecto tiene como objetivo introducir prácticas agroforestales en 36.000 hectáreas de tierra, al mismo tiempo que mitiga 2,7 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero y ayuda a 52.000 agricultores familiares en Cuba a mejorar su seguridad alimentaria. , su nutrición y sus medios de vida.

 
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