Unión se metió en el barro y ganó con mucho carácter ante Independiente Rivadavia

Unión se metió en el barro y ganó con mucho carácter ante Independiente Rivadavia
Unión se metió en el barro y ganó con mucho carácter ante Independiente Rivadavia

Cuando dos equipos piensan más en destruir que en construir, lo que salió en ese primer tiempo de extrema planitud, sin situaciones de peligro frente a las porterías y apenas “sacudidos” por aquella jugada en la que aquel pésimo árbitro llamado Lobo Medina dio un no- Penal existente a Independiente Rivadavia que, afortunadamente, el VAR corrigió y el propio árbitro corrigió el error al rechazar el disparo de doce pasos tras una mano completamente accidental de Pardo, con el brazo colocado en una posición completamente natural y sin espacio ni tiempo para impedirlo. el centro de golpear su mano izquierda sin ninguna intención.

El partido se jugó dentro de una zona de muy poco juego, casi nula claridad, unas piernas colocadas más fuertes de lo habitual y sin espacios para ninguno de los dos. Unión sintió la ausencia de Luna Diale, no tuvo fútbol en el medio y exageró el remate en busca de Orsini o Balboa, quienes trabajaron complementándose (cuando uno fue a buscar el remate, el otro le pegó por detrás). atrás o llegó por detrás para intentar montar un ataque que nunca existió).

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La ausencia absoluta de jugadas de peligro. Y casi me atrevo a decir de los tiros a portería, hizo que el partido se jugara en medio de una mediocridad absoluta. Por tanto, como suele decirse, esta vez el 0-0 acabó configurando claramente lo que fue un partido muy opaco, deslucido, permanentemente cortado y sin nada que pudiera ilusionar a nadie.

Unión trabajó con su habitual solidez en el fondo, más allá de algunos problemas en el sector de Vera que obligaron al cierre definitivo de Paz cuando Palacios u Ostchega recurrieron a su sector para establecer algún tipo de sociedad con Reali, que amenazaba con convertirse en el delantero más peligroso del El equipo mendocino hasta que los defensores visitantes le tomaron la mano.

En Unión, poco desborde por fuera, poca claridad en el manejo del balón en el medio, donde ni Mauro Pittón ni Simón Riverop lograron darle la cantidad de fútbol necesaria y ahí, casi huérfanos, los dos delanteros quedaron para ver. si pudieran manejarlo. arreglar con esos balones largos que venían desde abajo.

Así, con mucha lucha, unas piernas fuertes por ambos lados y el balón generalmente volando por el aire y no corriendo por el suelo, el partido se volvió tedioso, sin acciones peligrosas ante las porterías y, por tanto, sumamente aburrido. y con un empate tan justo como previsible.

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La segunda parte fue todo lo contrario. No porque el juego haya mejorado futbolísticamente, sino porque creció en tensión y también en excesos que llevaron al malo Lobo Medina a expulsar a tres jugadores, dos buenos (Balboa y Ramis) y uno malo (Bruno Pittón, porque el segundo tarjeta amarilla fue excesiva e injusta).

La falta de mejora futbolística dio paso a emociones y altibajos. En Unión, el Kily decidió sacar a Mosqueira (amonestado) para colocar a Del Blanco, con lo que Mauro Pittón (uno de los mejores de Unión) se movió al medio y Rivero pasó a jugar por la derecha. El mediocampo de Unión creció y fue, precisamente, Simón Rivero quien hizo un pase filtrado y milimétrico para dejar solo a Balboa, quien fue tocado por un defensor, tropezó, cayó y el árbitro sancionó el penal que hizo cargo el propio Balboa. convertir.

Estos vaivenes del partido se reflejaron en las expulsiones, pues Lobo Medina expulsó a Ramis por una patada tortuosa en perjuicio de Bruno Pittón, por lo que inexplicablemente tuvo que recurrir al VAR, que le demostró su error (solo había le sacó una tarjeta amarilla). . Y de inmediato, Unión tuvo la chance de cerrar el partido con un mano a mano de Orsini que definió con un disparo que se fue por encima del travesaño.

De inmediato, Bruno Pittón -quien fue amonestado- no pudo contenerse y “se la llevó” a un rival. El colegiado, con la equivocada intención de los colegiados de intentar compensar, no entendió que la acción había sido totalmente casual y le mostró la segunda amarilla. Eran 10 contra 10 y Independiente Rivadavia empezó a recuperarse. El Kily ya había incluido a Roldán, inmediatamente cambió a Gamba por Orsini para apostar al contraataque y luego vino la inexplicable -y criticable- acción de Balboa, quien de manera incomprensible puso su mano en el rostro de un jugador local y el árbitro, este En el momento correcto, lo expulsó de la cancha, dejando a Unión con 10 cuando aún faltaba poco para jugar (5 minutos más los 6 agregados).

Con constancia, sacrificio y cierre atrás, Unión logró mantener la ventaja y terminó ganando un partido en el que hubo más pelea que juego. Sin repetir el buen juego que hizo con Barracas Central, pero con señales de ser práctico y efectivo en estos partidos en los que no hay muchas situaciones, como lo había tenido en un buen número contra Barracas Central. Ganó bien, tuvo solidez defensiva, personalidad y en ese marco de un partido peleado y sin espacios, se metió en el barro y acabó ganando bien.

Este buen inicio de campeonato no solo le permite a Unión meterse en el grupo de los primeros del torneo, sino también entre los clasificados a la Sudamericana. Es tranquilizador y permite afrontar el mercado de fichajes con serenidad más allá de que aún le queda jugar el partido de local con San Lorenzo. Unión tiene una base y un estilo que ha ido depurando su entrenador, pero con más razón debería pensar en darle esa jerarquía que necesita para dar el salto de calidad que le permita sostener esta progresiva mejoría que viene experimentando. , especialmente en los resultados. .

 
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