La inédita cárcel indígena que se construirá en el corazón del Cauca

La inédita cárcel indígena que se construirá en el corazón del Cauca
La inédita cárcel indígena que se construirá en el corazón del Cauca

El penal contará con una tulpa o centro de armonización para los indígenas que se encuentran recluidos en el nuevo penal de Silvia (Cauca).

Foto de : William Niampira

Luciano Camayo fue un preso que, en 2004, pagó la condena que le impuso su comunidad indígena en el penal de Silvia, en el corazón del Cauca. El cabildo hondureño, en el vecino municipio de Morales, lo condenó por homicidio y lo obligó a recibir nueve golpes ante su comunidad y a pagar cuatro años de prisión en un penal para mestizos. Camayo participó en un programa piloto de resocialización a través de actividades de campo, proyecto que, con el tiempo, perdió fuerza. Sin embargo, a partir de 2024 regresa a través de un megaproyecto que promete ser la primera cárcel con enfoque completamente indígena en la historia nacional y latinoamericana.

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Este año comienza la construcción de la Colonia Agrícola Silvia, municipio ubicado a pocos kilómetros de Popayán, dentro de la montaña del Cáucaso donde se esconden las disidencias de las Farc. Un proyecto de la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec) que costará $58.000 millones y tardará tres años en ejecutarse. Para la construcción se contrató al Estado con el consorcio Silvia BO2, que debe adecuar un terreno en una zona montañosa para crear la primera cárcel diseñada desde cero para la población indígena. Tendrá 500 plazas y se llevarán comunitarios y autoridades indígenas que están condenados por sus propias normas en Cauca, Nariño y Valle del Cauca.

Render de la colonia agrícola en Silvia (Cauca). Este diseño no necesariamente corresponde a la versión final de la obra.

Foto de : USPEC

La Colonia Agrícola Silvia se construirá en la vereda El Tablazo, a poco más de un kilómetro del casco urbano. Será un complejo penitenciario diferente al que ya está ubicado en otra zona del municipio, que tiene capacidad para 100 reclusos y tiene 80 años de antigüedad. Según Pablo Andrés López, quien dirige el penal existente, “la Constitución dice que en Colombia hay jurisdicción ordinaria e indígena, pero todos los centros penitenciarios están construidos y enfocados a la ordinaria. Hemos olvidado que los gobernadores indígenas son jueces constitucionales en sus comunidades y que han tenido que ir puerta por puerta buscando ser recibidos por comuneros que cometieron delitos”.

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A junio de 2024 hay 1.628 reclusos de origen indígena en los más de 100 centros penitenciarios de Colombia, según el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec). El cálculo supone que la Colonia Agrícola tendría capacidad para albergar al 30% de esa población. Según Juan José Casafranco, subdirector de Monitoreo de Infraestructura de la Uspec, cuando una comunidad indígena encuentra a un comunero responsable de un delito, tiene dos opciones: pueden enviarlo a un centro de armonización dentro del mismo resguardo; o, si la persona debe cumplir una pena muy alta o representa un peligro grave, la autoridad utiliza la figura de “patio prestado” y solicita al Inpec un lugar dentro de los centros penitenciarios de justicia ordinaria.

En 2021, además, la Corte Constitucional determinó cuatro causas esenciales por las cuales una persona indígena podría terminar en un penal del Inpec, entre ellas, determinar si los hechos fueron cometidos en el territorio ancestral y verificar si las autoridades indígenas cuentan con los mecanismos para avanzar. en investigaciones criminales complejas. En este caso, la Colonia Agrícola Silvia será la conjunción entre un penal de armonización ancestral y un penal con las características del Inpec. Se espera la llegada de internos principalmente de los pueblos indígenas Nazca y Misak, además de los resguardos Pitayo, Guambia, Ambaló, Usenda, Quichaya, Quizgo, Usenda y Valle Nuevo, que constituyen el municipio de Silvia.

“En lo alto de la colonia se construirá una tulpa (espacio de diálogo que representa una fogata comunitaria) con toda la cosmogonía ancestral de los pueblos indígenas del lugar. Será fundamental para los procesos de armonización, que a nuestro entender es resocialización”, explicó Casafranco. El director López agrega que, según las tradiciones locales, las mismas autoridades indígenas serán quienes entreguen y recojan a los presos en el proceso de sentencia. La colonia contará, como su nombre indica, con un proyecto de cultivos productivos para apoyar a los internos y espacios propios para talleres y aulas educativas relacionadas con las costumbres propias de las comunidades.

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Si bien la fecha de inicio de obras estaba prevista para el 9 de mayo, los encargados de la obra responden que se encuentra en la fase final de revisión de estudios y diseños. Una vez finalizada la planificación con las autoridades indígenas, se iniciará la construcción de infraestructura de servicios públicos, como alcantarillado y electricidad. Asimismo, ya se ha gestionado como centro de disposición de residuos un botadero de desechos en jurisdicción de Popayán y otro en Puerto Tejada. El municipio promete generar cientos de empleos en la construcción y espera recibir ingresos para alojamiento, alimentación y transporte.

Sin embargo, el proyecto no es del gusto de todos. Parte de la población mestiza ha puesto constantes obstáculos en las reuniones de socialización porque, en general, no entienden por qué el Estado invierte en cárceles, teniendo tanto que hacer en otros aspectos, como educación, salud, infraestructura, transporte o seguridad, por ejemplo. ejemplo. . Otras voces cuestionan que Silvia pueda convertirse en una especie de meca del crimen en la región, al tener un número tan grande de presos indígenas. Sin embargo, la Colonia Agrícola Silvia está por convertirse en una realidad y convertirse en la gran apuesta del Estado para “armonizar” a la población indígena.

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Jhoan Sebastián Cote Lozano

@SebasCote95

[email protected]

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