¿Tanto Estado como sea necesario? – .

¿Tanto Estado como sea necesario? – .
¿Tanto Estado como sea necesario? – .

La administración del Estado cordobés, que encabeza Martín Llaryora, atraviesa dificultades reales y objetivas: el aporte al Fondo de Jubilaciones es nulo y, aunque hay promesa de normalizar el flujo, no hay certeza sobre la fecha. La Anses debería asumir la mitad del rojo previsional local, lo que equivale a casi el 30% de los gastos corrientes. No es muy diferente de lo que le ocurrió a Juan Schiaretti, quien recibió 1.070 millones de pesos mensuales sin actualizar durante sus últimos cuatro años de gestión y terminó llevando el reclamo a la Corte Suprema de Justicia, sin que la Corte diera señales de resolución. lejos. quiero solucionarlo.

La inseguridad sigue siendo una preocupación extrema para los ciudadanos de Córdoba, quienes prácticamente asignan toda la responsabilidad a lo que haga o deje de hacer la Policía de Córdoba. Ni el Ministerio Público, que es quien debe llevar a cabo la persecución penal del delito, ni los jueces con ADN zaffaroniano, que abundan en la Justicia local, no aparecen en el radar. Es más, el propio Llaryora instruyó “plena sintonía” con Patricia Bullrich en este tema, en un intento de fusionarse con quien es hoy uno de los funcionarios con mejor imagen en el equipo de Javier Milei.

Es probable que Córdoba aproveche la poca obra pública que queda en manos de la Nación o al menos logre acelerar los trámites de transferencia: la secretaría nacional es el cordobés Luis Giovine, ex titular de la Empresa Provincial de Energía (Epec) . , con una estrecha relación con Fabián López, ministro de Infraestructura y Servicios Públicos. Las buenas noticias tendrán más que ver con la capacidad de gestión que con el tamaño de los fondos a invertir.

licuadora cordobesa

Lo que parecía una dificultad gigantesca se resolvió sin demasiados contratiempos: la Provincia destina el 70% de sus recursos al pago de salarios y pensiones, por lo que el ritmo de indexación de esta enorme masa de dinero es clave para la supervivencia de las arcas. local. En el primer trimestre de 2023, los salarios públicos de Córdoba se ajustaron 31%, contra una inflación en el período de 51,3%.

Por la misma licuadora pasan las jubilaciones, además de la tijera de aporte solidario que afecta a 15 mil beneficiarios. Ni siquiera el trotskismo de la UEPC del Capital hizo mella: el “no dinero” nacional fue hábilmente utilizado por la Provincia, casi sin pagar un costo político: la licuadora y la motosierra parecen ser de uso exclusivo de Milei, cuando la realidad demuestra que No es asi.

La suspensión del fondo de transporte y del incentivo a la enseñanza dieron un impulso al ajuste de Llaryora, aunque en realidad esta medida representa sólo el 10% de lo que terminó licuando el gobernador. También es cierto que los ingresos cayeron, pero sólo el 50% de la inflación se trasladó a los salarios, cuando los ingresos cayeron un 20%.

La gran diferencia entre la época de Llaryora y la de Schiaretti es que el electorado cordobés dio un giro al hablar en términos nacionales. “Los cordobeses le perdonan cualquier cosa”, suele decir en privado el gobernador en referencia a Milei. Como si, de repente, los “pituquitos de Recoleta” no causaran el mismo rechazo que cuando estaban Alberto y Cristina.

El Estado que se necesita

Llaryora optó por dejar de referirse a “la paz de los cementerios” y cambió por “la difícil recesión que nos toca atravesar”. Ya no habla de “discriminación a Córdoba” sino del “esfuerzo que están haciendo las provincias”. Al gobernador le resulta incomprensible que la gente quiera un ajuste. En sus códigos peronistas, esa afirmación explícita resulta absurda, aunque él, sin decirlo, se ajusta tanto o más que Milei.

Quizás lo que Llaryora no comprende del todo, a diferencia de su antecesor Schiaretti, es que el clima de la época cambió. El expresidente es un auténtico peronista de derecha en materia económica, dispuesto a ceder la gestión a terceros, convencido del motor que representa el capital privado. “Tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario”, repitió Schiaretti nada más tomar el mando. Es un molde ideal para el espíritu cordobés, que fomenta al extremo la primera parte de esa premisa.

El reciente apoyo de Llaryora a la “ley base”, tras el enfrentamiento de enero pasado que le costó demasiado a Córdoba en términos de apoyo popular, no es decodificado como genuino por el electorado local, sino obligado por las circunstancias. Es que, en el fondo, a Llaryora lo que más le entusiasma es la segunda parte del apotegma de Schiaretti: “Tanto Estado como sea necesario”. O como yo decida.

 
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