Sobre la violencia infanto-juvenil – El Litoral – .

Sobre la violencia infanto-juvenil – El Litoral – .
Sobre la violencia infanto-juvenil – El Litoral – .

Expertos de todo el mundo nos recuerdan que los niños que son víctimas de violencia, o que la presencian porque han presenciado actos violentos en casa o en la calle, suelen presentar posteriormente problemas de salud mental. Y comportamiento violento.

Por tanto, la violencia engendra violencia. La violencia que sufre un niño, niña o adolescente, y la que observa en el entorno en el que se encuentra, no son, por tanto, hechos temporales o inofensivos, sino que son acontecimientos que dejan consecuencias para ellos, y nos afectan a todos.

Con estos conceptos comienza la “Clasificación Internacional de la Violencia contra los Niños”, un documento necesario que Unicef ​​hizo público hace un año, en junio de 2023. Sus autores son un grupo de expertos de numerosos países.

En las calles de Santa Fe es común ver a chicos que son víctimas de algún tipo de violencia, y entonces es fácil pensar que serán, cuando tengan la oportunidad, violentos. El citado documento clasifica las formas de violencia que reciben los niños y jóvenes, y lo hace con el fin de estudiar posteriormente este gran problema. Saber qué está pasando y qué pasó es el primer paso para saber qué hacer.

Por ejemplo: hace unos días, un martes, caminando por la peatonal San Martín a media mañana, se me acercó un chico y me ofreció alfajores. Llevaba una caja de cartón y dentro de ella unos alfajores. Le pedí dos y mientras los pagaba le pregunté: ¿Cómo te llamas? Él me respondió: Uriel. Le digo: hoy no fuiste a la escuela. Me dice: Hoy no. Le pregunto: ¿Por qué no? Me responde rápido y sin dudarlo: Porque me robaron los cables. Y luego se alejó como evitando el diálogo. Delgado y bastante bajo, tenía unos 10 años.

Me comí un alfajor mientras caminaba en busca de lo que encontré rápidamente. De hecho, había varios otros chicos de aspecto similar vendiendo los mismos alfajores en la calle peatonal y todos llevaban la misma caja de cartón. Al parecer venden poco, casi nadie les hacía caso.

Esta escena, que con variaciones se ha repetido durante mucho tiempo, día y noche, demuestra cómo la violencia ejercida contra los chicos compromete el presente y el futuro, tanto para ellos como para sus familias, e incluso para nosotros. Y asistimos como siempre a la escena, que nos obliga a pensar en la indiferencia y la complicidad, y también indica una falta de previsión, ya que esta violencia de hoy implica más violencia e inseguridad para el mañana.

Dicho documento considera que el trabajo infantil es una forma de violencia contra los niños. Este es el caso de Uriel y muchos otros, ya que con toda probabilidad tienen un adulto que hace de jefe, y que los hace faltar a clases y salir a vender en condiciones desconocidas.

El documento también amplía la violencia por omisión, es decir, por negligencia, abandono, indiferencia. Esta es la violencia que implica no atender las necesidades físicas o emocionales de un niño: privarlo de amor y respeto, de juegos, de la escuela, de comida o vestido, etc. Y también es violencia obligarlo a hacer o presenciar cosas que no son propias de la infancia.

Ver tambiéndengue infantil

Este también es el caso de Uriel, porque alguien lo obliga a hacer algo que no debe hacer y al hacerlo lo priva de ir a la escuela, algo que sin duda afecta su presente y futuro. Otras formas de violencia son obvias: violencia física, abuso sexual, reclutamiento de niños o adolescentes para formar pandillas callejeras, etc.

Se insiste en lo que significa exponer a un niño a escenas de violencia física o verbal, a escenas de violencia sexual, machismo y otros abusos, etc. Estos hechos no son inofensivos para ellos, pero pueden dejar consecuencias, tanto en su estado psicológico como emocional. desarrollo y en el tipo de comportamiento que tendrán más adelante, cuando lleguen los años rebeldes de la adolescencia y los momentos difíciles de la vida adulta.

Sí, la violencia conduce a más violencia. Quien experimenta violencia entonces ejerce violencia. En este contexto, el papel de la familia o de sus personas más cercanas tiene un papel decisivo, ya sea a favor o en contra de conductas violentas. Y la escuela se confirma como un buen lugar para enseñar cómo es vivir en paz y armonía, teniendo al mismo tiempo la gran oportunidad de detectar casos de violencia contra niños y adolescentes, y actuar en consecuencia.

Vivimos en una época marcada por la violencia. Por la violencia explícita y la violencia que la precede, la de los gritos, los insultos y la soberbia. Los chicos son testigos de esta forma de proceder, y sin duda aprenden. Y también son testigos de la violencia institucional, de palabra y de hecho, y en omisión, y también aprenden de esto, como también aprenden de las mentiras y los malos ejemplos.

el mencionado “Clasificación internacional de la violencia contra los niños” Se trata de un documento que en inglés está gratuito en internet bajo las siglas ICVAC, de “Clasificación internacional de la violencia contra los niños”.

Doméstico e institucional

Otros dos documentos, ambos breves y en español, pueden ser igualmente útiles para comprender que la violencia que los niños ven con sus propios ojos, o viven en sus propias carnes, o escuchan con sus propios oídos, está presente y abunda en nuestra comunidad de Santa Fe.

Se trata de “Perfil estadístico de la violencia contra la niñez en América Latina”, publicado por Unicef ​​en 2022. Y “Situaciones de violencia en los hogares: detección y prevención desde las escuelas”, publicado el mes pasado por el Observatorio Argentinos por. La educación. Este último documento deja claro y evidente que las escuelas argentinas, públicas y privadas, tienen un papel decisivo, una valiosa oportunidad para enseñar buenos valores y para identificar situaciones de violencia. Los niños aprenden y este documento nos lo muestra.

Ver tambiénen el dia de chagas

Ahora quiero detenerme en la foto que ilustra esta nota, porque parece corresponder a cierta realidad santafesina. Pero no son niños santafesinos, aunque es evidente que son víctimas de la violencia. Son niños, tres hermanos que huyen del genocidio en Gaza. Y mientras el mundo repudia este genocidio que se perpetra contra niños y jóvenes, y reconoce a Palestina como un país con derechos, la autoridad argentina corre para caer rendido a los pies de quienes hoy son los artífices de esta violencia, o amigos. y luego, por tanto, cómplices.

Varios miles de niños murieron en este conflicto, muchos otros sufrieron las consecuencias o perdieron a sus padres, su hogar, su escuela, el hospital. Entre otras cosas, este conflicto demuestra cómo la violencia lleva a más violencia, y que desde la violencia verbal, y por omisión, y por la arrogancia, y el desprecio hacia otras personas, esto rápidamente avanza a una escalada de violencia que no parece tener un fin. Es lógico pensar que los tres chicos de la foto, víctimas de una violencia irracional, pronto serán artífices de una violencia igualmente irracional. Y así sucesivamente, allí y aquí.

 
For Latest Updates Follow us on Google News