Nahuel Sánchez Tolosa Es natural de Santa Cruz y vino a estudiar a Córdoba cuando tenía 20 años. Hoy, a sus 36 años, es licenciado en Artes Visuales por la Universidad Provincial de Córdoba –en 2012 había recibido una beca para estudiar en la Universidad Federal de Paraná, en Curitiba– y acaba de realizar una maestría en educación artística en la Universidad Nacional de Rosario.
Además de impartir clases de artes visuales en diferentes niveles educativos, divide su tiempo entre la actividad artística y la gestión cultural: dirige junto a Gi Cassettai y Julio Audisio, Tres cuartosy es director de Laboratorio intermitenteun proyecto centrado en las prácticas artísticas contemporáneas.
Sánchez Tolosa se considera un artista-educador-viajero, combo que lo ha llevado a lugares que hace unos años no hubiera imaginado. Por ejemplo, el año pasado estuvo en Cuba impartiendo clases sobre el pintor cordobés. Antonio Seguí en las escuelas primarias.
Entender la riqueza en los procesos de intercambio lo llevó a postular a una residencia ofrecida por la mexicana Terremoto y se convirtió en el único artista-educador de nuestro país en lograrlo. La convocatoria estuvo abierta a toda América Latina y recibió más de 900 postulaciones.
“Terremoto es un proyecto artístico editorial con muchos años en la escena del arte contemporáneo latinoamericano; “Proponen residencias artísticas que han sido, en los últimos tiempos, un formato para vincular y conmover a artistas, curadores u otros agentes del arte”, comienza contando el artista. PERFIL DE CÓRDOBA.
Esta experiencia estuvo acompañada de instituciones públicas vinculadas a la cultura en México pero, además, con el apoyo de la Fundación Andy Warhol (Estados Unidos) y el Fundación Ama AmoedoDe Uruguay.
Denominado ‘Simulaciones interplanetarias’, fue comisariado por el historiador del arte. Helena Lugo y el comunicador científico mexicano, Ana Cristina Olvera, quien propuso crear un punto de encuentro entre artistas y científicos para imaginar otros mundos posibles en relación al estudio del espacio. “Es la primera vez que cruzan estas dos disciplinas y reúnen en un mismo lugar a actores de ambas ramas”, afirma Sánchez Tolosa.
Para hacer posible la experiencia, Terremoto trabajó en colaboración con varias instituciones, entre ellas La escuela, que tiene un trabajo muy fuerte de prácticas artísticas y educativas. “Mi selección estuvo a cargo de Terremoto y La Escuela, eligieron mi perfil como artista-educador; Sólo había un lugar para cubrir en esa categoría, porque los otros cuatro puestos eran para artistas que no necesariamente se dedicaban a la educación. También fueron seleccionados artistas de Chile, Brasil, Costa Rico y uno de México”, detalla.
ARTISTA EDUCADOR. “El arte tiene mucho que dar a otras disciplinas y creo que también necesita nutrirse de otros campos disciplinarios” (Foto Fino Pizarro).
Luego de dos días de inserción en la Ciudad de México (llegaron el 4 de abril), una vez completo el grupo, se dirigieron a la ciudad de Hermosillo, ubicada al norte y cercana a la frontera con Estados Unidos. “Está el museo de arte contemporáneo. Musas, donde tendrá lugar la exposición resultante de esta experiencia de residencia. Al día siguiente nos llevaron al desierto de Sonora”.
Así, unas 20 personas, entre artistas, científicos y el equipo de Terremoto, se instalaron en el desierto durante un mes. “Llegaron científicos, hicieron actividades con nosotros, otros se fueron y otros vinieron. La mayoría de ellos están vinculados a la Agencia Espacial Mexicana y todos tienen diferentes campos de desarrollo profesional”.
Entre los científicos se encontraban especialistas en Misiones Analógicas, ya que uno de los ejes de la residencia fue generar una simulación de las misiones que realizan los astronautas, previo a viajar al espacio. “En algunos lugares de la Tierra existen territorios que por sus características de relieve, temperatura y luz se asemejan a las condiciones que puedan tener la Luna o Marte. “Luego fingen estar en el espacio, en otro planeta”.
Además del curador que los acompañó en los procesos de investigación y creación, los artistas recibieron la visita de un curador cuyo proyecto está vinculado a Marte, un arqueoastrónomo, dos astrobiólogos, un especialista en cohetería y un astrogeólogo, que se dedica a estudio de la geología específicamente en Marte.
“También tuvimos la visita de cristinamiembro de la comunidad indigena Tohono O’odhamporque el lugar donde estuvimos es un lugar sagrado, que tiene un salar que es parte del Desierto de Sonora”.
Si bien el grupo se instaló en un lugar similar a los refugios del Parque Nacional de nuestro país, también realizaron tres campamentos. “Teníamos nuestras habitaciones, baños y espacios comunes con comedor y cocina y teníamos tareas diarias, desde cocinar hasta limpiar porque es parte de lo que hacen en las misiones analógicas y también en el espacio. Además, estábamos preparados desde un principio para realizar controles médicos: tomar temperatura, presión arterial, medir los niveles de oxigenación y llevar registros diarios de estos valores”, afirma.
Mientras tanto, los campamentos se llevaron a cabo en la biosfera. El Pinacate, una reserva natural que cuenta con grandes ejemplos de volcanes y que por sus características se asemeja a Marte o la Luna. “Pasamos la noche en tiendas de campaña; hicimos observación satelital; Vimos el eclipse el 8 de abril en el salar acompañados de científicos, y vimos la Luna rosa el 23 de abril sobre unas dunas increíbles. El arqueoastrónomo trajo dispositivos de última generación que podíamos conectar desde el teléfono y observar las manchas solares con un telescopio electrónico:
Lo posicionabas, lo activabas y se movía solo buscando el Sol”, recuerda.
CÁMPING. Artistas y científicos en un cruce transdisciplinario en el Desierto de Sonora (Foto: Registro de Simulaciones Interplanetarias).
A los artistas reunidos en la residencia les unió el interés por investigar recursos y herramientas que ofrezcan otros campos del conocimiento para fortalecer y hacer más interesante su práctica artística. “Todos éramos artistas multidisciplinarios, un poco de la característica de quienes asumimos que somos artistas contemporáneos. Coincidimos en el gusto por los artefactos, la posibilidad de imaginar mundos distópicos, acercando campos que no es común pensar vinculados. Muchos de nosotros somos artistas que trabajamos con prácticas artísticas antropológicas y con la participación de las comunidades”.
El formato de las ‘Simulaciones Interplanetarias’ fue el de investigación. Los artistas asistieron a clases con científicos, investigaron, manipularon artefactos, realizaron excursiones en busca de características de diferentes rocas, realizaron observaciones nocturnas e identificaron insectos. “Terremoto nos entregó a cada uno una bitácora de trabajo y yo estuve tomando notas, dibujando, haciendo registros sonoros, audiovisuales y fotográficos”.
En este segundo semestre del año, el plan es trabajar en una publicación editada por Temblores, proyecto hermano de Terremoto, que se dedica a la editorialización de temas artísticos. Además, en diciembre se realizará una exposición en el Museo de Hermosillo, que dará cuenta de la residencia realizada.
“Desde el principio me sentí muy interpelado por los elementos de la naturaleza: conchas y caracoles que estaban adheridos al salar; sal como elemento de la naturaleza y piedras de obsidiana. Y comencé a imaginar cómo con estos elementos podrían configurar un dispositivo que funcionara como eje de comunicación entre el planeta Tierra y otros planetas; así que durante los últimos 13 días estuve en la Ciudad de México trabajando en la construcción de una pieza en colaboración con un equipo de joyeros contemporáneos. Y aquí ya estoy trabajando en imágenes fijas y en video y para la construcción del videoarte que se proyectará en el museo”, concluye.
MANCHAS SOLARES. Con la ayuda de científicos y dispositivos de última generación, los artistas pudieron observar imágenes del espacio en sus teléfonos celulares (Foto: Registro de Simulaciones Interplanetarias).
