cuentos, el tango y la magia del teatro – .

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Andrea Bonelli estaba en París en 2022, a punto de partir hacia España, cuando su amiga, la alemana Hanna Schygulle, le preguntó si podía dedicarle unas horas más: quería hacerle un regalo “de una actriz a otra actriz”. Los dos cultivaban una amistad desde hacía varios años, pero entre la pandemia y la distancia hacía mucho tiempo que no se veían.

Borges y yo, recuerdo de un futuro amigo, fue el regalo de Hanna a Andrea. En ese momento, era El tango, Borges y yo. Hanna había combinado las historias del escritor (como el cautivo cualquiera Los espejos velados) con tangos que hacían referencia a esas historias (como Devolver cualquiera Uno). Los interpretó en alemán y francés.

“Borges y yo, memoria de un futuro amigo” se presenta el sábado 8 de junio en el Teatro Real. (Foto: Cortesía de la prensa)

“Me lo quería dar para que lo hiciera en el idioma original de Borges”, recuerda Andrea en diálogo con La voz. Sin embargo, fueron más allá: “Surgió la idea de que ella también dirigiera el programa en español”. Así, ambos se reencontraron en París meses después para una serie de ensayos maratonianos que tuvieron lugar en menos de dos meses.

Entre los dos le dieron una nueva vida, una puesta en escena en la que Bonelli subió al escenario y Hanna avanzó hacia la dirección: “Lo hizo en forma de concierto. Y el mío es más performativo”.

“Entonces, el espectáculo son cuentos de Borges que ella elige, junto con música original de Peter Ludwig, un músico alemán, y algunos tangos populares que se entrelazan con las historias. Las elige porque de alguna manera hace coincidir la temática de estas canciones con la de los cuentos, porque su dramaturgia está en sintonía con la historia de cada cuento. Son tangos a veces hablados, a veces cantados, a veces instrumentales. Todo va junto, no es que cuente una historia, cante un tango, etcétera. No, es todo un espectáculo entre palabra, música y canto”, explica.

Ahora, traen este trabajo a Córdoba, antes de llevarlo de gira por España.

mundo borgiano

Por supuesto, esta combinación de elementos es un desafío para cualquier artista, incluso uno con la experiencia de Bonelli. En el escenario la acompañan el pianista japonés Shino Ohnaga y Titi Chiappero al violonchelo.

“Es un desafío y una gran responsabilidad hacer este espectáculo. Durante todo el trabajo creativo intenté quitarme cualquier presión de encima, porque eso no me iba a servir artísticamente. Intenté deshacerme de eso y no abordar el material con solemnidad, sino abordarlo desde un lugar más íntimo. Borges se volvió como un miembro de la familia, hay una relación afectiva con él. Además, la responsabilidad de realizar un espectáculo realizado y dirigido por una artista de la talla de Hanna, con quien también tengo una relación afectiva. Pero también huí de allí. Fue un intercambio artístico que significó mucho crecimiento para mí”, reflexiona Bonelli.

Tras este proceso creativo, otras fuerzas entran en juego en el escenario: “Hay algo de lo que también hemos hablado con los músicos antes de subir al escenario: la música original de Peter es difícil de ejecutar. Entonces, antes de salir al ring, entramos en un estado de concentración muy particular. Pero desde que entro al escenario hasta que salgo, hay algo que llevo en el estómago, encuentro cierto consuelo frente al público, pero siempre muy atento, porque es muy exigente abarcar todos estos elementos. Además las historias a veces se pueden acortar, hay cierta dramaturgia, pero se respetan absolutamente las letras de Borges, que son maravillosas. Entonces no puedo cambiar una palabra por otra, no puedo improvisar”.

De Argentina a Alemania, ida y vuelta

En esos momentos de concentración, Andrea se sumerge en un “apasionante mundo borgeano”: “Él es inmenso. Llega a cada uno de manera particular, es intransferible, es muy personal cómo nos interpela, pero no pasa desapercibido de ninguna manera.

“El espectáculo es muy nuestro, ¿verdad? Porque es Borges con todo lo que significa, con sus personajes tan nuestros y tan particulares, con nuestra identidad. Y el tango… a la vez, todo eso tomado de dos artistas alemanes como Hanna y Peter. Es como una transfiguración de esa cultura que es tan nuestra a través de la de ellos, y, ahora, todo eso vuelve a ser mío, porque soy muy de aquí”.

Entonces, Borges y yo, recuerdo de un futuro amigo Es un trabajo muy propio, en el sentido que se le quiera dar a la palabra.

Hay un detalle más que contribuye a ello y que, entre lo impactante de sus creadores, los tangos y la pluma borgeana, puede pasar desapercibido: el vestuario. Andrea se emociona hablando de sus tres cambios de ropa.

“Borges y yo, memoria de un futuro amigo” se presenta el sábado 8 de junio en el Teatro Real. (Foto: Cortesía de la prensa)

Por un lado, viste un traje masculino que ella misma seleccionó en el camerino del teatro San Martín, donde se estrenaron en noviembre del año pasado. “No quería algo que me embelleciera especialmente, quería algo masculino y usado también”. Sintió que esto la acercaba a Borges.

Por el contrario, también se la ve con un vestido rojo. ¿Qué adjetivos además de los obvios se le pueden asignar a un vestido rojo? Ninguno. La prenda es la que usó Hanna en sus funciones al otro lado del Atlántico. Schygulla también le regaló una chaqueta larga negra, la tercera prenda llamativa que se ve a Bonelli luciendo en las fotos: “Las tres cosas tienen connotaciones importantes… el vestuario también tiene algo muy personal y muy emocional, entre su ropa y lo que ella usa. .” que yo elegí”.

Para ver

Borges y yo, recuerdo de un futuro amigo. Sábado 8 de junio, a las 21 horas, en el Teatro Real (San Jerónimo 66). Entradas desde $12.000, disponibles en ventas.autoentrada.com, taquillas de teatros y perfumerías Free Shop Fiorani. Duración: 75 minutos.

Por Hanna Schygulla. Textos: Jorge Luis Borges. Versión: Hanna Schygulla – Andrea Bonelli. Intérprete: Andrea Bonelli. Piano: Shino Ohnaga. Violonchelo: Cristina Titi Chiappero. Producción ejecutiva: Juliana Ortiz. Asistente de dirección: Melissa Sánchez. Coordinación de producción: Maxime Seugé, Jonathan Saks. Diseño de cabello: Diego Impagliazzo. Rodando París: Juan Sebastián Torales. Fotógrafo: Carlos Furman. Diseño de vídeo y puesta en escena: Aaron Wang. Dirección musical: Julián Vat. Diseño de iluminación: Eli Sirlin. Escenografía: Oria Puppo. Departamento de diseño gráfico: Complejo Teatral Buenos Aires y Julián Solis Morales. Colaboración artística: Melisa Hermida. Música original y arreglos: Peter Ludwig. Producción: Collado-Bonelli. Directora: Hanna Schygulla.

En este espectáculo colaboran el Instituto Goethe (Madrid), Amigos Goethe-Institut España, el teatro Pérez Galdós, Euroescena, Complejo Teatral de Buenos Aires.

 
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