El desafío ambiental que enfrenta la región altiplánica cundiboyacense es un tema que sigue preocupando a las autoridades. Lo anterior se debe a que en esta zona vive alrededor del 80% de la población del país, pero allí sólo se encuentra el 20% del suministro nacional de agua.
De hecho, Dentro de los análisis realizados por la Corporación Autónoma Regional (CAR) Cundinamarca, el 72% de los municipios de este departamento enfrentan riesgos de escasez de agua. Así, la CAR está implementando un Plan de Acción Cuatrienal (PAC) para el período 2024-2027 con el fin de cuidar el recurso hídrico.
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Este plan, diseñado en colaboración con autoridades locales, sectores productivos y la comunidad, se centra en cuatro líneas estratégicas para abordar la gestión de los recursos naturales en los 98 municipios de Cundinamarca, 6 de Boyacá y las zonas rurales de Bogotá.
El PAC prioriza la gestión del agua como eje estructural para la protección de la biodiversidad. El principal problema de la escasez es que se han deteriorado las fuentes de agua superficial, es decir, el agua que se acumula en el suelo como ríos, lagos, estanques o represas.
Este deterioro es resultado de la demanda de agua, que se calcula en un 46% para las actividades ganaderas (ganadería y cría de animales para alimentación), un 44% para las actividades agrícolas (cultivos) y un 7,7% para las actividades domésticas (consumo en los hogares). ).
Según la entidad, “es fundamental adoptar estrategias que garanticen el acceso sostenible y equitativo a este recurso vital. Esto se hará mediante una adecuada planificación de la oferta y la demanda, la conservación de los ecosistemas productores de agua y otros planes encaminados a ello.
Además de las cuestiones del agua, la CAR está intensificando sus esfuerzos para abordar la contaminación del aire, especialmente en municipios con altos niveles de emisiones industriales.
“Buena parte de los problemas de calidad del aire en la jurisdicción de la CAR están representados por la presencia de material particulado (es decir, contaminación en sus estados líquido y sólido en el aire) producido por fuentes móviles (vehículos de motor) y estacionarias. (fábricas y plantas de producción)”, detalla la entidad.
Soacha, Mosquera, Nemocón, Funza, el corredor industrial del norte de La Sabana (Tocancipá, Zipaquirá, Sopó y Cajicá) y también en Ráquira (Boyacá) son los que presentan mayores niveles de emisiones, tanto de origen fijo como móvil. Esto se debe a la presencia de industrias alimentarias, manufactureras, ladrilleras y cerámicas, que son la base económica de estas zonas densamente pobladas.
Por ello, la CAR está fortaleciendo las 33 estaciones de monitoreo de la calidad del aire para mantener bajo control los niveles de contaminación. De esta manera se podrán tomar medidas, como se hace en ciudades como Bogotá y Medellín, en caso de que los contaminantes superen los criterios establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En total las áreas boscosas no ocupan más del 14,3% de lo que corresponde a la jurisdicción de la CAR Cundinamarcalo que se considera una cifra inferior a los estándares ambientales correspondientes al ecosistema.
A esto Agrega que al menos 24 especies de flora se encuentran en las categorías de amenaza que establece la normativa vigente, es decir, casi amenazada, críticamente amenazada, en peligro de extinción y vulnerable.
En el caso de la fauna, Se estima que alrededor de 16 especies de aves, 4 de reptiles, 7 de anfibios y al menos 8 de mamíferos se encuentran en algún grado de amenaza.
El director del CAR, Alfred Ballesteros, indicó que para contrarrestar el problema se desarrollan acciones de conservación y manejo de especies amenazadas, con especial atención a áreas estratégicas como humedales, áreas protegidas y áreas productoras de agua.
El PAC también aborda la degradación del suelo, con diagnósticos para identificar la erosión y estrategias de remediación. Lo anterior se debe a que el 34% del territorio presenta algún tipo de erosión.
La erosión es un proceso en el que se pierde la capa superior del suelo, fundamental para proporcionar a las plantas la mayor parte de los nutrientes y el agua que necesitan para crecer. Cuando esta capa fértil cambia, la productividad de la tierra disminuye y los agricultores pierden un recurso vital para cultivar alimentos.