PATIOS DE CÓRDOBA 2024 | ‘Voyeurs’ y exhibicionistas en el legado andaluz de la Judería y San Francisco – .

PATIOS DE CÓRDOBA 2024 | ‘Voyeurs’ y exhibicionistas en el legado andaluz de la Judería y San Francisco – .
PATIOS DE CÓRDOBA 2024 | ‘Voyeurs’ y exhibicionistas en el legado andaluz de la Judería y San Francisco – .

El andaluces nos legaron un rico patrimonio cultural e histórico que hoy deleita a miles de personas cada día, millones al final del año. La Mezquita es el mejor ejemplo, con casi dos millones de visitantes el año pasado. También le debemos al pasado árabe la tejido urbano característico de la ciudad, con intrincadas callejuelas y rincones, que todavía se pueden ver, especialmente en el barrio judío. De haber sabido que mil años después los turistas no cabrían en las calles, tal vez los arquitectos andaluces habrían diseñado una medina de amplias avenidas con esquinas en chaflán. Pero entonces Córdoba No sería Córdoba, sino el Ensanche de Barcelona. Y ya hay demasiadas ciudades así. Gracias andaluces.

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Los patios también se deben al urbanismo árabe, aunque ya existían en el casa Romano. Eran el principal –o único– relieve de una ciudad sin apenas espacios públicos abiertos, que por algún lado tenía que respirar. Ahora se muestran al público. cincuenta de estos recintos privados, pero en Córdoba hay miles. Lo saben los turistas de la judería, que miman ante cada puerta tras la que ven un jardín, aunque sea un hotel, una sinagoga histórica -este miércoles sin colas, que se había trasladado al patio de la misma calle-, una restaurante, una iglesia, un colegio, viviendas cuyos propietarios no quieren saber nada de la Fiesta de los Patios…

‘Voyeurs’ y exhibicionistas

para cuadrar la voyeurismo del turista con el exhibicionismo del dueño de un patio competitivo, es necesario un rasgo que también proviene de la herencia andaluza, o al menos así nos hemos empeñado en verlo: el coexistencia. El famoso La Córdoba tolerante de las Tres Culturas. Sin él, los propietarios y visitantes de este Festival del Patio no se llevarían bien.

Patio de Maese Luis 22, sobre Ruta 5.

Un ejemplo de esto es el de Carola, una alemana que lleva media vida viviendo en Andalucíaya tiene 25 años en Córdoba, de quien se enamoró precisamente porque “su legado andaluz de convivencia”. Lleva tres años participando en el concurso con un precioso y escondido patio cerca del Museo Arqueológico, en la calle Julio Romero de Torres, 5. Aún conserva una muralla del siglo X, en plena época califal, y otras medievales. estructuras.

Para Carola, “es este espíritu de convivencia el que impregna los Patios, donde Antes vivíamos juntos para los duros y los maduros.“El dueño de la casa recuerda que antes los trabajadores eran obligados a vivir en espacios muy reducidos alrededor de los patios; hoy la gente vive en casas con patio “porque quieren mantenerse y yo quiero que sea un patio vivo”. Lo es, y para que siga siendo así. Carola aguanta con paciencia y resignación cuando los turistas curiosean en los privados. “Son gente de fuera que no sabe que esto es una casa particular. La gente de Córdoba es muy respetuosa y agradece mucho que abramos nuestras casas”, explica.

Compensación por un año de trabajo.

Tampoco pesa el ajetreo Flori, hija del dueño del patio de Maese Luis, 9. Para ella y su familia, la Fiesta de los Patios es en realidad un premio al trabajo de todo un año. “Es la compensación por trabajar todos los días durante todo el año.. Este patio está así todo el tiempo, menos en época de floración”, afirma. Como a todos los cuidadores, les gusta mostrar el resultado de sus esfuerzos aunque sea sólo durante dos semanas al año.

Sus visitantes salen muy contentos de este moderno recinto de arquitectura que lleva casi 40 años en el Concurso. Alaban su buen gusto y sumo cuidado, y “no le dan la oreja”confirma el controlador.

Calles llenas de gente

MientrasEn la calle Judíos, los turistas se concentran en la puerta del patio del número 6. Es una de las principales entradas al centro histórico y a la Mezquita, y eso se nota en la enorme cantidad de gente, incluso para un miércoles. Allí, Basilio También atiende a sus visitantes con mucha paciencia, aunque los turistas no siempre respetan las reglas simples y a veces se rompe una maceta o una flor. Luego, explica Basilia, “te enojas, pero hay que aguantarlo porque para eso abrimos”. ¿Será eso la convivencia andaluza?

 
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