tradición centenaria que vive en el alma de Coquimbo – .

No cabe duda que La Pampilla de Coquimbo se ha convertido en la fiesta más grande de Chile, que a lo largo de los años, durante las celebraciones patrias, ha logrado atraer a miles y miles de personas de diferentes puntos de la región y del país.

El recinto se convierte en una auténtica ciudad a la que se trasladan familias enteras que han transmitido esta tradición durante generaciones y que tienen sus espacios reservados para disfrutar de este evento.

Pero en los últimos 10 años no ha estado exento de dificultades y su finalización tuvo que posponerse cuatro veces. Uno de ellos en 2015, con la ocurrencia del terremoto de magnitud 8,4 en la escala de Richter y posterior tsunami, que se produjo precisamente durante el acto de inauguración. Los daños causados ​​por la catástrofe en la ciudad fueron tales que se impidió que se produjera.

Luego, debido a la pandemia, tuvo que suspenderse por tres años consecutivos (2020 a 2022), regresando con gloria y majestuosidad el año pasado, recibiendo más de 700 mil visitantes en sus 5 días de duración.

Los registros históricos muestran que estas celebraciones comenzaron a realizarse en el primer período de la independencia y que han continuado hasta el día de hoy como reflejo de la cultura local. Pero ¿cuáles son los orígenes de esta fiesta tradicional?

A lo largo de los años, muchos han investigado sus orígenes. Con el tiempo han circulado dos versiones que explicarían por qué, además, estaba ubicado en el espacio que conocemos actualmente.

En el primero de ellos se relata que las costas de Coquimbo, en la antigüedad, fueron arrasadas por los ataques de corsarios, piratas y filibusteros, lo que generó actos de pillaje.

y destrucción. Pues se dice que, en uno de estos ataques, liderado por el ya legendario Bartolomé Sharp, los vecinos de La Serena y Coquimbo decidieron tomar el toro por los cuernos y organizar un contraataque. La misión habría tenido éxito, tal es así que el temido corsario se vio obligado a huir del lugar. Esto habría ocurrido precisamente el 20 de septiembre de 1680, por lo que se generó en esta zona una gran celebración que luego se habría extendido a través de los años.

Otra versión, que es la más validada por los historiadores, indica que el origen de esta fiesta popular se remonta a 1810, fecha de instalación de la Primera Junta Nacional de Gobierno. Si bien este histórico hecho ocurrió el 18 de septiembre, se dice que, debido a los problemas de comunicación que había en ese momento, la noticia llegó a Coquimbo el 20 de septiembre. Para celebrar este hecho, los habitantes habrían acudido al predio de La Pampilla donde se realizó una fiesta con cuecas y chicha. A partir de entonces quedó establecido como el día en el que se conmemoran las Fiestas Patrias en la Región de Coquimbo.

Años más tarde, en 1864, ocurrió otro hito que reforzó el interés de los habitantes de la época por asistir a las celebraciones patrias. Cuando se creó el Departamento de Coquimbo, las tierras de La Pampilla eran propiedad de Francisco Iñiguez y eran conocidas popularmente como “la Serranía”.

En ese lugar la brigada cívica de artillería realizó sus prácticas militares, las cuales llamaron la atención de cientos de personas que asistieron a los festejos. La novedad de los ejercicios y la presencia de buques de la Armada hicieron que su asistencia fuera cada vez más atractiva.

Así, se convirtió en una tradición que miles de personas se reunieran en el lugar cada mes de septiembre y se desarrollaran tradiciones del folklore chileno. Carreras llanas para niños y adultos, competencias de ensacado, carreras de tres pies, el palo engrasado y el típico barrilete siempre estuvieron presentes para el disfrute de la población.

“La orilla de la playa de la Bahía de Coquimbo era una marea uniforme de autos, personas a caballo y peatones que junto a su grupo familiar se dirigían al gran evento”, señalan los libros que recuerdan estos pasajes de la historia de Coquimbo. .

En 1960 el municipio arrendó el local con el propósito de comenzar a organizar las actividades de las Fiestas Patrias, logrando atraer cada vez a más personas con el paso de los años. También ocurrió un hecho anecdótico y es que la explotación de las llamadas “conchuelas” comenzó a deteriorar el espacio donde se ubica el terreno, lo que llevó a los habitantes de la ciudad portuaria a movilizarse para proteger este patrimonio comunal.

Pasaron los años y posteriormente fue el Club de Leones, con permiso del municipio, el que empezó a hacerse cargo de la celebración. Los ingresos que se generaron posteriormente permitieron adquirir el local a la sucesión Vicuña.

En 1980, mientras tanto, el municipio volvió a tomar el control de la organización, esta vez de forma definitiva. A partir de entonces el festival comenzó a tomar cada vez más vuelo y convertirse no sólo en un lugar de encuentro y tradición, sino también en uno de los espectáculos artísticos más importantes del país.

Se dice que la palabra Pampilla derivaría del quechua “Pampa”, que hace referencia al piso de una casa o a una extensión de terreno desnudo o cubierto de pasto. La zona más plana se llamaría “Pampa-llanta” y se cree que con la castellanización se llegó a Pampilla. Esta acepción se utilizaría para referirse a la zona de Coquimbano. Sin embargo, posteriormente se extendería más hacia el sur, hasta llegar a Santiago.

La fama que ganó con el paso de los años hizo que no sólo los habitantes de la región se sintieran atraídos a asistir, sino que también personas de diferentes partes del país hicieran lo mismo.

Así, con el paso del tiempo, el nivel de artistas que actuaron también aumentó, registrando también niveles récord de asistencia. Se estima que serían más de 500 programas los que ha presentado.

Entre los más recordados se encuentran el español Raphael en 2001, además de los mexicanos, Marco Antonio Solís, en 2004, Ana Gabriel en 2005 y Emmanuel en 2014.

A ellos se suman Pimpinela, “Puma” Rodríguez, Vicentico, Juanes y Los Auténticos Decadentes. La bachata y el reguetón también han estado presentes, con artistas como Tito el Bambino, Sandy & Papo, Prince Royce en 2012 y Daddy Yankee en 2013, este último marcando récord de asistencia con 200 mil personas.

Uno de los hechos que también quedó marcado en la historia fue el ruidoso último concierto de Los Prisioneros luego de su reencuentro, cuando Jorge González despidió a Claudio Narea en pleno show.

La lista de chilenos también es larga, entre los que destacan Los Tres, Illapu, Cami, Los Jaivas, Lucho Jara y Santaferia. Pero sin duda los que han batido récords son los favoritos del público local, Los Viking’5, que han estado en prácticamente todas sus versiones.

 
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