El gobierno de Milei tiene una obsesión con la economía que es lógica dado el calamitoso legado dejado por el peronismo. Sería deseable que la inflación bajara y que se comenzaran a ver señales de reactivación pronto, porque la caída de la actividad económica hace que muchos argentinos lo estén pasando fatal.y. La comprensión de muchos ciudadanos sobre el momento actual se basa en una única premisa: la mayoría de la gente sabe que la herencia económica recibida por este gobierno es una calamidad.
Lo que el gobierno no debería hacer es inventar problemas en otras áreas que distraigan del objetivo principal. Este gobierno tiene un enorme problema de recursos humanos y eso lo lleva a cometer errores que crean frentes en su contra, dando lugar al renacimiento de conspicuos miembros a quienes Milei llamó, hace un tiempo, “la casta”.. Por supuesto algunos miembros de la casta han sobrevivido gracias a la acción de este gobierno: Scioli o Lijo son algunos de los horrores… perdón, errores autoinfligidos.
Las malas prácticas de gestión pueden permitir que sobrevivan personajes que deberían ser olvidados y que odian el programa de reformas del presidente.. En estos asuntos es donde el gobierno debe intentar reducir los márgenes de error y no darles espacio, ya que la intención de muchos es desestabilizar al gobierno y salvar a corporaciones que solo trabajan para enriquecer a sus miembros y mantener el poder a través de sistemas mafiosos.
El error de comunicación del gobierno en el tema Universidades fue claro. Nadie desde el gobierno había anunciado que pretendía cerrar las universidades públicas y, sin embargo, la oposición planteó ese tema y el llamado quedó anclado en la defensa de algo que ni siquiera estaba siendo atacado.
Un error de comunicación digno de aficionados por parte del gobierno provocó una marcha masiva de jóvenes, que como todos los argentinos, deben gozar siempre de libertad de expresión. La falta de gestión del gobierno provocó torpezas como anunciar que ya había transferido el dinero correspondiente a las casas de estudio cuando la marcha ya estaba convocada y organizada, y nadie pudo enterarse del hecho. Tarde y mal.
La cuestión es que cada uno de estos errores provoca intentos de resurrección por parte de algunos personajes y hace que otros perciban debilidad. Mientras toda Argentina hablaba de la marcha, la Ley de Bases seguía discutiéndose y el peronista Miguel Ángel Pichetto logró eliminar el artículo 98, que establecía penas de prisión para quienes bloquearan empresas. La casta en su esplendor:
Pichetto dejó de fingir que era normal y volvió a defender los intereses de Moyano y la CGT. La imprescindible reforma laboral ya ha sido completamente arrasada por la acción de quienes representan lo más rancio de la casta. El gobierno debe entender que sus buenas ideas deben tener un gran apoyo y también comprender que dejarse ayudar por los buenos es mucho más conveniente que la estrategia de poner mala cara mientras “la casta” renace y frena las reformas.
Gente como Lousteau, Yacobitti, Larreta, Pichetto, los sindicalistas, los Cámpora, los jefes de empresas públicas, los empresarios prebendados, entre muchos otros, tenían un solo plan después de las PASO: que Massa fuera presidente. Una vez que Larreta fue derrotado en esas elecciones, necesitaban que Massa ganara para preservar privilegios y acuerdos turbios. El plan salió mal, pero eso no significa que lo abandonaron.. Odian el plan de reformas de Milei y harán todo lo posible para debilitarlo. No ver eso es no entender cómo ha funcionado la política en Argentina en los últimos años. Quieren frenar las cosas buenas que propone el gobierno y quieren revertir la agenda liberal que se impuso en los últimos años para volver al ascenso del peronismo progresista, que se traduce en negocios y poder permanente de lo peor de la Argentina.
Advertir al gobierno de sus errores es defenderlo. En palabras del gran maestro Jorge Luis Borges, muchos argentinos votaron por este gobierno bajo el lema “no nos une el amor sino el miedo”. Nunca debemos perder de vista esto ni subestimar a los representantes del horror. Muchos estuvieron en la marcha el otro día y muchos están en el Congreso moderando reformas. El gobierno necesita aliados en la buena política y en la ciudadanía. Los representantes del horror tienen el poder del dinero y los dispositivos. Además, se ayudan entre sí.
