El mito de la dolarización endógena

El mito de la dolarización endógena
El mito de la dolarización endógena

Milei restauró el dolarización con un barniz de cientificidad, calificándola de endógena. En la teoría monetaria, el dinero es endógeno cuando su cantidad está determinada por decisiones del mercado. Julio Olivera prefirió hablar de dinero pasivo, donde la endogeneidad dependía de las condiciones históricas y de la política monetaria.

La endogeneidad de Milei tiene un origen más pragmático: prometió dólares y no los está recibiendo. A diferencia de Macri, no ha podido obtener ni de los buitres ni del FMI los modestos 15.000 millones de dólares que considera suficientes para dolarizar. Después de que fracasaran esos dos intentos de dolarización exógena, Pasó a proclamar una dolarización endógena, es decir, con la nuestra.

La política de tasas y de ingresos ha ido moliendo el ahorro en pesos y con ello el BCRA -que al final no cerró- arrebata los dólares a los ahorristas argentinos obligados a descapitalizarse. El otro mecanismo es el lavado extremo, de dólares no declarados, tanto en el país como en el exterior. El Presidente de la Nación lo explicó burlándose del GAFI y reivindicando a Al Capone.

Algunos modelos de dinero exógeno postulan, sarcásticamente, que cae en la economía como maná del cielo, o que cae desde un helicóptero. En cambio Milei explicó su plan: dejar constante la base monetaria, licuar los pesos y dejar entrar los dólares de lavado.

El desierto

Esto implicaría una sustitución progresiva de los pesos por dólares en las transacciones, una Ley de Gresham a la inversa. Mientras cae este maná del infierno del narcotráfico, el terrorismo internacional y la economía clandestina, el país se ve obligado a cruzar el desierto secando la plaza de ahorro y crédito en pesos; Bueno, el otro mecanismo que mencionó es atacar la creación de dinero bancario imponiendo 100 por ciento encaje, es decir, prohibir a los bancos otorgar préstamos contra depósitos. Esta medida audaz, sin precedentes en los países capitalistas, tiene la coherencia de destruir ambos lados del balance bancario.

El loco no es tonto, Milei corre hacia Davos por la derecha pero no se atreve a sacar la trampa. Según explicó, para dolarizar tiene que sacar el cepo, pero primero debe conseguir los dólares de lavado y cambiar el régimen bancario por un experimento imprudente. Es una cadena de promesas que huyen hacia adelante, una más atrevida que la otra, una Esquema Ponzi de anuncios económicos.

La cosa no parece muy endógena: el Estado libertario frena las importaciones, pospone sus efectos con el BOPREAL, impone un tipo de interés real negativo al ahorrador, retrasa el tipo de cambio, mantiene el cepo, pretende sancionar una ley de blanqueo, y piensa imponer a los bancos las prohibiciones más extremas jamás vistas.

El proyecto de dolarización que atrajo votantes y parecía archivado (“es un norte”) se presenta ahora como inevitable, una especie de autodolarización, una dolarización que se produce por sí sola. ¿Cuando? En el año verde.

 
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