El misterio que nadie pudo descifrar en Paso Córdoba, en 2004 – Más Río Negro –.

El misterio que nadie pudo descifrar en Paso Córdoba, en 2004 – Más Río Negro –.
El misterio que nadie pudo descifrar en Paso Córdoba, en 2004 – Más Río Negro –.

Las plantas y los postes de labranza aparecen con lágrimas, pero no quedan rastros en el suelo. Todos evitan conducir de noche y varios ya están armados. Algunos vieron un animal extraño.

Sólo la oscuridad de la noche le permite recorrer senderos entre perales y manzanos. En las plantas y en los postes su huella permanece latente, pero no en el suelo, donde la falta de huellas alimenta el misterio. Más de una persona pudo verlo, pero ¿afirman que ese animal? No se parece a nada visto hasta ahora. De cincuenta centímetros de altura, de color negro y con una cola larga y ancha como la de un castor. Eso sí, un castor no podía trepar más de 1,50 metros y en un hábitat tan desconocido para la especie como es una granja.

En consecuencia, todos se preguntan qué y quién es el que aparece cuando no hay sol en Paso Córdoba. Y más allá de que la respuesta es mucho más sencilla que las especulaciones de los vecinos de esta zona rural de Peñón, lo cierto es que la ausencia de certezas provocó un cambio de hábitos en la vida de las familias, que prefieren no irse. su casa. de noche y si no les queda más remedio que hacerlo, buscan en un arma de fuego al mejor compañero.

Ante la primera historia que se escuchó sobre el extraño fenómeno ocurrido desde el año pasado en las 200 hectáreas ubicadas al noreste de la Escuela 107, es difícil escapar al chiste fácil. El Chupacabras, un perro con hambre en niveles superlativos, una liebre con escalera y decenas de sucesos más han surgido para restar importancia a una sucesión de hechos que entre los vecinos de Paso Córdoba no hicieron más que provocar niveles cada vez más altos de nerviosismo y miedo. .

Ahora bien, pararse frente a las plantas, árboles y postes “visitados” por este desconocido limita la posibilidad de proponer un chiste, mucho menos si al lado está alguien que cada noche piensa en cómo reaccionará si alguna vez le toca protagonizar Un cara a cara con el bicho.

Objetivamente, paseando por las fincas 192 de Salvador Liguori y Aitor Garmendia, se pueden ver más de veinte indicios de la presencia de un extraño en las viviendas del lugar. Se trata de frutales que perdieron ramas por efecto de desgarro, sin que aún se pueda confirmar en qué medida hubo mordeduras y raspaduras, ya que se pueden apreciar ambas acciones.

Los álamos antiguos también perdieron buena parte de su corteza por culpa del mismo responsable (¿será uno solo?) y los postes que forman parte de las espalderas son otros que llevan registro de los atributos afilados del ejemplar.

Testimonios coincidentes

Ramón Tapia es empleado y vive dentro de las 75 hectáreas del establecimiento Liguori. Su esposa fue una de las que pudo ver al “intruso” una noche, cuando operaba dentro de sus ligustrinas. En un segundo estuvo convencida de que lo último que haría sería cruzar la puerta de su casa hacia el exterior, optando por despertar a su marido. Sin embargo, cuando el hombre llegó a la ventana, ya no había nadie afuera.

La tarde del martes, la esposa de Tapia dijo a este diario que “era un animal, alto como un perro (su mano se ubicó entonces a medio metro del suelo), de color negro y con una cola muy ancha al final”.

La descripción coincide con la del responsable del riego de la finca Garmendia, colindante con Liguori. El trabajador habló casi con las mismas palabras, aunque agregó que se mueve muy rápido, pues tuvo que enfrentarlo en el patio frente al área sembrada y observó cuando se escapaba. Después no vio nada más, porque él también escapó a su casa.

Según el relato de los agricultores, los ataques a las plantas y postes comenzaron en octubre del año pasado, aunque de forma aislada. Desde la cosecha pasada hasta junio el número de casos aumentó significativamente y tras una breve desaparición, desde hace un par de semanas sienten que lo vuelven a tener entre ellos.

Los vecinos de Paso Córdoba consultados manifestaron que al menos dos fincas más de este sector cercano al Río Negro y la Ruta 6 también registraron la presencia del desconocido.

«Los perros no se enfrentan a ello. Ladran, retroceden y acaban llorando. Que querés que te diga, ya preferimos no regar por las noches y en la casa tenemos alguna que otra escopeta, pero todavía hay miedo porque conozco la capacidad de mi arma pero no la capacidad de este animal”, concluyó un colega de Tapia. apellido Inostroza.

El mismo trabajador aseguró que nadie camina por las calles del lugar cuando está oscuro y el invierno pasado hubo mucho miedo entre los padres cuando sus hijos salían temprano al colegio.

Se conoció que por ahora no hubo análisis en campo por parte de técnicos especializados, pero la idea de consultarlos ronda desde hace tiempo entre los vecinos.

Animal salvaje, fenómeno de la naturaleza o lobo. Las hipótesis se reproducen en el entorno de Paso Córdoba.

Se esperan explicaciones convincentes como agua en el desierto, porque hasta ahora lo único que todos saben es que la vida tranquila que siempre llevaron fue cambiando poco a poco y por las noches ya no es sólo silencio lo que se escucha.

Texto: publicado por el diario RÍO NEGRO en 2004

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