La trama detrás del incómodo momento que vivió Axel Kicillof cuando le impidieron subir al escenario de la marcha universitaria

La trama detrás del incómodo momento que vivió Axel Kicillof cuando le impidieron subir al escenario de la marcha universitaria
La trama detrás del incómodo momento que vivió Axel Kicillof cuando le impidieron subir al escenario de la marcha universitaria

La incómoda situación no duró más de cinco minutos.. Los invitados al escenario ya habían entrado y el evento estaba por comenzar. Unas 150.000 personas, la mayoría jóvenes, esperaban el discurso en una Plaza de Mayo abarrotada.

Buena parte del país quedó asombrado ante las imágenes de una movilización tan multitudinaria como histórica. Por primera vez, el presidente Javier Milei había perdido el control de la agenda pública. Incluso su discurso en Red Nacional el lunes quedó eclipsado. Casi olvidado y viejo. La realidad se impuso y ganó la calle.

Axel Kicillof participó de la marcha estudiantil. Intentó acceder al escenario, pero no se lo permitieron.

La oposición demostró que puede recluirse pero sin perder el olfato. La marcha masiva de estudiantes universitarios fue un milagro en una situación en la que la narrativa y la retórica libertaria los había relegado.. Tuvimos que aprovecharlo.

La mayoría de los dirigentes del peronismo no dudaron en marchar. Unirse entre jóvenes como una especie de venganza por una derrota electoral que dolió y golpeó como casi ninguna otra.

Sergio Massa, alcaldes del Conurbano, jefes de la CGT y la CTA, dirigentes de movimientos sociales, fueron algunos de los que se movilizaron. También los radicales apuntados por Milei, como Martín Lousteau, Emiliano Yacobitti y Facundo Manes. Por no hablar de la izquierda, en todos sus aspectos.

Sólo uno de ellos rompió el molde. Prefirió ignorar un aparente acuerdo político que se había acordado con los organizadores de la manifestación: La calle era para todos pero el acceso al escenario estaría restringido. Ninguno de ellos pudo acceder al lugar más importante y más expuesto.

A Clarínal menos dos personas muy cercanas a la organización del multitudinario evento admiten que Hubo un “interminable” intento y presión para que poderosos líderes políticos de la oposición “se colaran” a ese escenario que estaba viendo buena parte del país.

Axel Kicillof se atrevió a hacer lo que parecía imposible. Le habían permitido ingresar a la zona VIP, sector donde también estaban presentes muchos otros líderes políticos y sindicalistas. Pero no fue suficiente. Alguien le habría animado a intentar subir al escenario.

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El subsecretario de Fatun, Jorge Anró, confirma que a Kicillof no le permitieron el ingreso.

“Axel, un colaborador que no les voy a decir quién era, estaba convencido de que harían una excepción con él. Imagínate que fuera una situación inmejorable. Los ojos del país estaban observando ese escenario”, dice un viejo dirigente y alto funcionario que era muy cercano a él.

Kicillof le pidió a Carli Bianco, su mano derecha y hermano en vida, que le hiciera el segundo y lo acompañara. Él mismo se enfrentó a ello, tal vez convencido de que nadie podría (o se atrevería) a impedirle entrar. Cuando llegó al penúltimo escalón antes de la entrada se dio cuenta de que estaba equivocado.

Dos trabajadores del sindicato Fatun, Federación Argentina de Trabajadores de la Universidad Nacional, extendieron sus manos y Le impidieron el paso. Fueron apenas un puñado de minutos de una situación incómoda para todos. No es nada común que quizás el gobernador más poderoso del país se quede esperando en una escalera.

El desenlace se vio en vivo y en directo. En medio de un ambiente enrarecido, empleados con pecheras de la organización iban y venían, esperando que alguien con autoridad se enfrentara a los El gobernador, que estoico y algo testarudo no pasó del penúltimo paso antes de entrar. Fue el subsecretario del sindicato, Jorge Anró, quien entró al lugar para explicarle la difícil situación a Kicillof.

“Le expliqué que no podía entrar. No sé quién fue el que le dijo que podía entrar. Fue una decisión política que estaba pactada: ningún dirigente del partido podía entrar”, explicó el propio Anró en el noticiero de Eduardo Feinmann en LN+.

El dirigente sindical agregó que “Kicillof lo tomó bien. Me dijo que sólo había ido a apoyar la marcha y se fue sin problemas”.

Para que no se lea como un rechazo que tal vez pueda dañar la imagen de Kicillof, luego de impedirle acceder al escenario, uno de los organizadores se acerca y le ofrece al Gobernador subir, al parecer, a “saludar al pueblo”, lo que subtitulado significa. aparecer en un apartado alejado del escenario para conseguir cierta visibilidad ante las cámaras.

“Axel, los rectores dicen si quieres venir acá”, propone con vergüenza uno de los coordinadores de Fatun, sindicato alineado con el kirchnerismo y La Cámpora.

“Subir para irse, no. Déjalo”, responde Kicillof algo molesto. “Saludo a la gente de aquí”.

De repente, aparece un militante y le pide un selfie. La situación se relaja un poco. El gobernador accede sin problemas, sonríe y termina de confirmarle a alguien de la organización que de ninguna manera subiría al escenario en esas condiciones. Vuelve a sonreír, esta vez más amplia. La misma que suele mostrar en casi todos sus carteles. Levanta la mano izquierda y la agita en dirección a un grupo de militantes que estaban detrás del escenario. Varios de ellos lo aplauden mientras filman. Evidentemente no era exactamente lo que estaba buscando.

“Tiene un ejército de asesores y nadie le advirtió que iba a parecer que quería aprovechar la marcha. Era como si estuviera rogando que lo dejaran subir para robar una foto”, lamenta quien decidió ponerse del lado de Kicillof en su pelea interna con Máximo Kirchner.

Sin perder la tranquilidad, el Gobernador bajó las escaleras mucho más rápido de lo que las subió.

 
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