Logroño se queda sin videoclub

La del Boom no es una liquidación cualquiera. No en vano, no sólo supone el cierre del negocio de alquiler de películas que sobrevivía en la calle Labradores, inicialmente anunciado para finales de mayo, sino que también significa que Logroño, como ya viene sucediendo En muchas otras ciudades no hay videoclubs. Algo que sólo puede verse como el fin de una era.

Si en los años 80 los británicos The Buggles cantaron e hicieron famoso aquel ‘El vídeo mató a la estrella de la radio’, hoy, cuatro décadas después, José Luis Omatos, el último “videoclub” que quedó en la capital riojana, entona su particular “ Internet mató a la estrella del vídeo”, un singular repaso de un éxito del que Boom está a punto de cumplir 25 años.

“Liquidación total por rescisión”, se puede leer desde hace unos días en el escaparate del número 13 de la calle Labradores, desde donde José Luis, a sus 65 años (pronto cumplirá 66), será el encargado de poner el epílogo a el sector tras el cierre de Arizona en febrero de 2023. «La noticia no soy yo, sino que Logroño se queda sin videoclub. Sabíamos que sucedería tarde o temprano; Ha sido antes porque mi intención era dedicarme a otra cosa, pero la realidad es la que es y ya no cubro gastos. Hace un año os dije que el último debía apagar la luz, ¿no? “Bueno, me tocaba apagarlo a mí”, recuerda lo que dijo poco después de convertirse en el último superviviente, una especie de guardián de la nostalgia de generaciones anteriores, “con recuerdos compartidos que no se pueden trasladar a las actuales”.

El pasado 4 de abril Omatos inició un periodo de ‘subasta final’ hasta el 30 de mayo, que si bien por ley puede prorrogarse por un año, es una posibilidad que parece complicada una vez tomada la decisión. “Si empezar algo es difícil, terminarlo siempre es aún más complicado”, sostiene, dando voz al “sensación de orfandad” que le persigue al conocer el núcleo duro de la ‘resistencia’, “de la hermandad de los que no lo habían hecho”. caído a manos de las plataformas digitales.

La cuarta película más alquilada del Boom… aunque su éxito fue en VHS.

sonia tercera

“Vendemos de todo: películas, estanterías, mostradores, expositores, locales (120 metros cuadrados)”, dice otro cartel que llama la atención por tener tachada la última palabra del anuncio, siendo precisamente la del propietario. “El dueño es que ya está pillado”, bromea José Luis.

Boom Video, que pone fin a una película de casi un cuarto de siglo, es ahora quien escribe el ‘Fin’ definitivo, el ‘Fin’ de un negocio otrora floreciente, cuando estos establecimientos superaban la veintena en su época dorada. . Primero, hasta finales de los 90, con el VHS dominando todo; y luego, a principios de la década de 2000, con la aparición del DVD. Años en los que alquilar una cinta era una acción casi tan cotidiana como comprar pan. Hoy, de eso, y con la piratería como principal culpable, no queda ni rastro.

«Sabíamos que sucedería tarde o temprano; “Ha sido antes porque mi intención era seguir otra cosa, pero la realidad es la que es”

“Fuimos heridos de muerte, pero la pandemia nos mató… tres meses encerrados en casa sin nada que hacer hicieron que casi todo el mundo cayera en los brazos de Netflix, Disney+, Prime Video…”, confirma quien pone rostro al último reducto del cine aficionados, ante los cuales la ‘chavalería’ quedó “alucinada” sin saber muy bien si era real o parte de un decorado urbano. “Somos arqueología pura”, ironiza.

«Fuimos heridos de muerte, pero la pandemia nos mató: hizo que casi todos se arrojaran a los brazos de las plataformas…»

Nada que ver con cuando este vasco de nacimiento, aunque riojano de adopción en relación con la capital desde que tiene uso de razón, abrió las puertas de Boom el 11 de septiembre de 1999, luego una más, varias incluso por cada barrio. “¿Quién no ha alquilado alguna vez una película en un videoclub?” pregunta alguien que tiene 17.660 clientes ‘fichados’ -teniendo en cuenta que antes había un miembro por casa, por lo que el número total sería mayor- en un ordenador que guarda en su memoria un ‘top ten’ con las diez películas más alquiladas , con ‘Gladiator’ en cuarto lugar al estar en VHS.

Ahora, con 10.000 títulos y casi 17.000 copias que intenta lanzar, toca rebobinar su historia. “Dicen que tenga cuidado con lo que desea… Durante años fantaseé con ser el único videoclub de la ciudad, pero quién podría imaginar esto casi 25 años después”, dice, concluyendo con un ‘se acabó’. A lo que añade una ‘Sayonara, baby’ mucho más cinematográfica.

 
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