¿Qué pasa cuando el infractor es el Estado y no el conductor?

¿Qué pasa cuando el infractor es el Estado y no el conductor?
¿Qué pasa cuando el infractor es el Estado y no el conductor?

En los últimos tiempos, Mendoza ha sido testigo de un preocupante aumento de los accidentes viales, algunos de ellos con consecuencias fatales. Estos incidentes se atribuyen en gran medida a violaciones como exceso de velocidad, conducir bajo los efectos del alcohol e incumplimiento de las señales de tránsito.

Sin embargo, la situación se agrava cuando el propio Estado comete estas transgresiones, como en casos de mal mantenimiento de las carreteras o señalización inadecuada. Esto plantea interrogantes sobre la eficacia de las políticas. carretera segura y la necesidad de una revisión integral que aborde tanto la responsabilidad individual de los conductores como la responsabilidad institucional del Estado.

“Cuando el Estado es el infractor, hace las cosas no sólo no según lo que dice la ley, sino que lo hace a su antojo y sin obedecer lo establecido. Cuando vas caminando y ves que a un patrullero de la policía le faltan las luces, por ejemplo, piensas ‘estoy jodido si voy al RTO y lo tengo todo perfecto’ y resulta que el patrullero no cumple. esas condiciones tampoco. Allí surge el famoso que controlaba el coche. eso controla”, explicó Héctor “Buddy” Roitmanespecialista en carretera seguraen dialogo con Radio MDZ 105.5 FM.

“Si eres una autoridad, estás estableciendo un estándar. La barra que vas a poner está a tal altura de control y lo mínimo que tienes que hacer es que tus vehículos, por ejemplo, estén más arriba de esa barra. Esto es lo que siempre haces, nos quejamos”, agregó.

La implementación prohibida del Estado

Roitman aseguró que “la nueva moda es lomos de burro de plástico. Son mini dispositivos de color amarillo y negro. Pero, hay una cuestión regulatoria que de repente me vino a la mente, y es que el lomos de burro son prohibidos. Los lomos de burro no existen en la legislación, no se pueden usar y ahora lo que pasa es que se ordenan los de plástico”.

“Me puse a analizarlos, tienen cinco centímetros de alto, 40 centímetros de ancho y la parte más alta mide 14 centímetros. Al mirarlos vi una marca, así que fui a la empresa y descubrí, entre otras cosas, que cuesta 60.000 dólares el metro. Es decir, una calle de nueve metros cuesta $540.000 pesos, y si la ponemos de ambos lados sería más de un millón de pesos”, resaltó.

Además, mencionó que “verifiqué con la fábrica si estos lomos de burro Vienen de diferentes alturas o para diferentes velocidades y me dijeron que no, que son todos iguales. La idea que propongo es que no tengamos ningún tipo de estudio de por qué hacer ese lomo de burro en concreto y no hacer otro. Entonces mi pregunta es ¿qué tiene que ver esto con lo que nos dice la Ley de Tránsito de que cualquier obstrucción que se vaya a poner en la vía por parte del municipio debe tener un estudio previo en cada punto donde se va a hacer? .

“Deben estudiar el tráfico que circula, el tipo de vehículo, las velocidades, se debe hacer un estudio previo completo y en base a ello se decidirá si se coloca el lomo del burro o no y luego hay que hacer pruebas para ver si es eficaz o si hay que cambiarlo por algo más o menos severo. Pero insisto, en este momento están prohibidos”, concluyó el especialista en carretera segura.

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