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¿Qué hacía la piel de un oso polar exhibida en una tienda de la ciudad de Cali, en Colombia? Esta es la pregunta que se hacen tanto autoridades como ambientalistas, luego de que se conoció que el Grupo de Policía Ambiental y Recursos Naturales de la Policía Metropolitana de Cali junto al Departamento Administrativo de Gestión Ambiental (Dagma), incautaron una piel de este icónico mamífero en una tienda en el barrio Centenario, en la Comuna 2.
La denuncia llegó a las autoridades debido a una denuncia ciudadana el pasado jueves 18 de abril, explica a América Futura el alcalde y jefe de la Policía Ambiental de la Policía Metropolitana de Cali, David Fernando Rendón Victoria. “El mismo día que se recibió la denuncia se atendió la solicitud y efectivamente la piel fue exhibida en la entrada del lugar”, afirma. Sospechando que no se trataba de una piel real de oso polar, el Dagma la verificó y confirmó que sí correspondía a esa especie exótica.
El hombre que pretendía vender la piel fue capturado, procesado y será investigado por la Fiscalía por tráfico de vida silvestre. Mientras tanto, la piel -explica Rendón- queda en manos de la Dagma para ser utilizada como elemento probatorio.
¿Cómo llegaste a Cali?
Lo que queda en duda es cómo llegó la piel de un oso polar a Colombia, a Cali, ciudad que, por cierto, será sede de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) en octubre de este año. La cuestión, por ahora, sigue siendo un misterio. El hombre capturado, agrega Rendón, les dijo que no tenía esa información, ya que la dueña del negocio donde vendían la piel era su madre, quien falleció hace unos meses. “Entonces se desconoce cómo entró al país, pero lo que se sabe es que vino desde Bogotá”.
Como líder de la rama ambiental de la Policía, Rendón comenta que ha incautado varios animales, vivos y muertos. Hurones, erizos africanos e incluso tiburones. Pero, al menos, en Cali nunca había tenido que confiscar la piel o parte de un cuerpo de un animal de ese tamaño, y cuyo hábitat natural resuena tan lejos del país tropical.
“El tráfico de vida silvestre, ya sean animales vivos o partes de animales muertos, es un delito tipificado en Colombia, y puede generar multas económicas y hasta prisión”, recuerda. De hecho, la Ley de Delitos Ambientales penaliza el tráfico de vida silvestre con entre 60 y 135 meses de prisión, y multas entre 300 y 40.000 salarios mínimos mensuales.
Sólo en Cali y, en lo que va de 2024, el grupo liderado por Rendón ya ha incautado o rescatado 131 animales silvestres, entre loros, tortugas, boas, guacamayas y hasta ocho kilogramos de carne de mantarraya y tiburón, una peculiar lista a la que ahora se suman los piel de oso polar. A nivel nacional, durante 2023, la Dirección de Protección y Servicios Especiales de la Policía Nacional informó que, en total, decomisó 12.404 individuos de fauna en el país.
