Otros 40.000 millones de pesos perdidos

Otros 40.000 millones de pesos perdidos
Otros 40.000 millones de pesos perdidos

Siempre pensé que estaban exagerando quienes dicen que Colombia es un país que funciona gracias a una inercia inexplicable, pero salvadora. No es una cuestión de ingenuidad, sino de urgencia de creer que con algunos ajustes y un cambio político real –no sólo un eslogan de campaña política– la pesadilla terminará. Pero luego empiezas a sumar y sumar y sumar y el resultado es desastroso. Roban a Colombia como si fuera un auto abandonado en un callejón oscuro: poco a poco lo saquean y quienes deberían evitar que eso suceda no saben dónde están.

Hace unas semanas se conoció la historia del contrato entregado en mano por la abogada Margarita Cabello a una empresa mixta del Valle del Cauca para gestionar los asuntos tecnológicos de la organización. Antes, los camiones cisterna de la Unidad de Gestión de Riesgos que le costaban al país el doble de lo que realmente valen. Antes, el contrato de tecnología en el SENA. Ante los 70.000 millones del Ministerio TIC y Centros Poblados. Si no son los escaños millonarios en el Congreso, son los contratos de los amigos de cada uno. Y así, en infinidad de casos donde el punto común es que gracias a la gestión (o falta de gestión) de nuestros políticos, unos pocos se enriquecen a costa de todos, en algunos casos sin hacer absolutamente nada.

El antecedente más reciente es un retraso del gobierno de Iván Duque y del anterior alcalde de Manizales, Carlos Mario Marín, quienes en 2021 aunaron recursos de la Nación, la capital de Caldas y un organismo internacional para completar los 130.000 millones de pesos necesarios para ser capaz de construir la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de Manizales. El contrato se firmó con una empresa mexicana llamada Fypasa Construcciones que debía entregar la obra terminada a finales de 2023. Creo que no hay mucho más que decir para anticipar el resultado: hoy no hay PTAR y los mexicanos desaparecieron después de que donde entregarán por adelantado cerca de 40.000 millones de pesos.

Si hoy uno mira el lugar donde se iba a construir la deseada y necesaria planta, lo que ve es un terreno baldío lleno de agujeros en el suelo. No hay nada más. Es por eso que, a finales de 2023, la administración de Manizales decidió rescindir el contrato por incumplimiento e iniciar las acciones legales pertinentes contra el contratista incumplidor. Todo está ahora en manos de los órganos de control como la Fiscalía y la Contraloría, a ver si hay algo que se pueda hacer.

El meollo de la historia está en Fypasa, que, a pesar de haber ganado el concurso con supuesta experiencia en este tipo de trabajos, nunca lo demostró después. Por el contrario, comenzaron a posponer y posponer el inicio de los trabajos, mientras encontraban a alguien que los ayudara. Finalmente, de extensión en extensión, la realidad salió a la luz: nunca iban a cumplir. Hoy simplemente no responden.

Mientras tanto, en Manizales sólo piensan en realizar una nueva licitación. Se busca nuevamente a alguien que se haga cargo de los trabajos necesarios para limpiar los ríos de la ciudad, pero se necesita dinero. El mismo que en un descarado y multimillonario avance le dieron a los inexpertos quién sabe por qué ganaron ese contrato.

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