Una niña asesinada a tiros, una pandilla rodeada y testigos “apretados”

Una niña asesinada a tiros, una pandilla rodeada y testigos “apretados”
Una niña asesinada a tiros, una pandilla rodeada y testigos “apretados”

“Ya verás…” Fue la amenaza fulminante que gritó esa noche el adolescente de 16 años, con las dos armas en la mano. Fuera de sí, el joven había disparado varios tiros contra una casa donde vivía una familia que lo acusaba de robar un celular. En medio del descontrol y los balazos, algunos vecinos lograron detenerlo y convencerlo de que se fuera.

El joven se fue pero regresó momentos después con tres secuaces más. Todo en motos. Varios de ellos armados.

A los 16 años dirigía la pandilla. Sacó uno de los “fierros” y, sin dudarlo, comenzó a disparar nuevamente contra la casa. Sus cómplices hicieron lo mismo.

El resultado del ataque fue un desastre: una de las balas recorrió 100 metros e impactó en el cuerpo de una pequeña que jugaba en el jardín de la casa de su abuela.

Franchesca Ávila tenía 3 años cuando la bala la impactó en la cabeza.

Moriría poco tiempo después en una cama de hospital.

El demencial episodio de violencia urbana ocurrió la noche del 9 de diciembre de 2022 en el barrio San Alberto, en la zona suroeste de la ciudad de Córdoba.

Dieciséis meses después, le llegó el turno a la Justicia: cuatro jóvenes acusados ​​de haberse unido a esa banda están siendo juzgados.

Sentados en el banquillo de los acusados ​​de la Sala Penal 5 de Córdoba, responden por homicidio agravado por el uso de arma.

Aunque el principal acusado es AP, hoy de 17 años, no está claro quién mató a Franchesca.

Nunca fue posible determinar de qué arma salió la pista que acabó con los sueños de aquella pequeña.

Sin embargo, por el tipo de ataque, los cuatro jóvenes responden por lo mismo: asesinato. En Justicia eso tiene un nombre: se llama “comunidad de acción”.

Los cuatro fueron a vengarse con fuego y plomo, según la fiscalía. Sabían lo que iban a hacer y terminaron matando a una niña.

Hay más: los cuatro también responden por tentativa de homicidio agravado por el uso de arma. Se les acusa de haber querido matar a los ocupantes de la otra casa.

Además de AP, en el banquillo están sentados: Cristian “Botija” Pacheco, Ignacio “Cara de Gato” Martina y Franco Ramírez. Tienen alrededor de 20 años.

El fiscal de Cámara, Marcelo Fenoll, que tantas veces llamó la atención a las autoridades por el enjambre de armas y el descontrol en los barrios, entiende que las pruebas se acercan a los imputados.

En unas horas pedirá duras penas. Los abogados defensores plantearán preguntas sobre la acusación.

El jurado popular debe decidir.

Franchesca Ávila tenía 3 años.

Amenazas a testigos

El juicio comenzó hace varios días.

Desde entonces, en el barrio se han producido diversas amenazas, especialmente a varios testigos y allegados, según pudo saber. La voz. Al final, nada que deba sorprender para este tipo de episodios que cada vez se repiten en distintos puntos de Córdoba.

De manera recurrente en varios barrios de la Capital se repiten robos, venganzas, balaceras y amenazas para que nadie diga nada. Especialmente a la Policía.

Y desde que comenzó el juicio se han repetido diversas tensiones en el barrio.

Algunas de las amenazas se presentan en forma de mensajes en las redes sociales. Otros ya están escritos por WhatsApp. Otros son personas en motocicletas que pasan lentamente por las casas de los testigos, mientras sus motores aceleran.

Hubo al menos un vecino que se vio obligado a borrar videos grabados de esa noche con su celular.

Espiral de violencia

Todo comenzó el 8 de diciembre de 2022 cuando a una niña le robaron su celular a manos de un motociclista en el barrio San Alberto.

La joven y su familia no dudaron en señalar a AP, un joven de 16 años con fama de “pesado” en la zona.

Según testigos, horas después del robo, el propio AP pasó lentamente por delante de la casa de la niña mientras sonreía. Él simplemente sonrió.

Un hermano de la víctima salió a su encuentro. De los insultos pasaron a los golpes. Testigos dicen que AP juró venganza.

Al rato, según la causa, el adolescente regresó en la moto con su tío. Sin dudarlo, y ya con dos pistolas en cada mano, el chico se bajó y comenzó a disparar tiros contra la casa de la víctima del robo.

Apareció un hombre y convenció a los pandilleros para que se fueran.

“Ya verás”, dijo el adolescente.

Luego de unas horas, ese mismo día, AP regresó con el resto de la pandilla. Ya eran cuatro en dos motocicletas. Salieron armados y empezaron a disparar.

Durante todo esto, la pequeña Franchesca Ávila, de 3 años, se encontraba de visita en casa de su abuela.

Ajena a todo, jugaba en el jardín. Una de las balas le dio en la cara.

En medio de los gritos y la huida desesperada de los pandilleros, unos vecinos subieron a la pequeña a un auto y la llevaron a un hospital. No quedaba nada por hacer.

El alevoso asesinato de Franchesca hizo que muchos en la zona decidieran contar todo lo sucedido a los investigadores del Departamento de Homicidios.

Con los datos aportados, las investigaciones detuvieron uno a uno a los sospechosos. El fiscal instructor Ernesto de Aragón envió a los tres adultos al Centro Penitenciario de Bouwer. A la menor, al Complejo Esperanza. Los acusó de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.

Ya en la Sala del Crimen, el fiscal Marcelo Fenoll va a mantener la acusación y pedirá penas graves de prisión. Respecto a AP, que ahora tiene 16 años, pedirá que lo declaren culpable y que su expediente sea enviado a un Juzgado de Menores para imponerle castigo.

El juicio entra en su etapa final. El jurado popular decidirá todo.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV ella estaba en silla de ruedas – .
NEXT Incertidumbre por riesgo en continuidad del PAE en Magdalena – .