La vida de Petrona Silva de Coria, testigo de la historia de Argentina – .

La vida de Petrona Silva de Coria, testigo de la historia de Argentina – .
La vida de Petrona Silva de Coria, testigo de la historia de Argentina – .

Martes 16.4.2024

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Última actualización 8:19

En abril de 2022 se publicó un “Memorias de Santa Fe” sobre una cautivadora historia local. En aquella ocasión fue el relato que Juan Ríos, en 1927, hizo al diario El Litoral, contando parte de su vida en la batalla de Caseros y la Guerra contra el Paraguay. Sus recuerdos en primera persona son testimonio de hechos históricos que atravesaron la historia argentina. Juan Ríos pasó sus días recordando una juventud forjada al calor de las guerras.

Algunas de las frases que expresó Juan Ríos en esos años fueron “dos mudas de ropa, un caballo ensillado y otro de tiro” por si era llamado a pelear nuevamente. O la idea de libertad que nació de su propia boca “Los hombres sufrieron mucho porque no podían ser libres y luchamos para que cada uno fuera respetado”.

A mediados de la década de 1940, El Litoral entrevistó a un anciano centenario que vivía en el barrio 9 de Julio, al norte de nuestra ciudad. En esta ocasión compartimos con los lectores la historia de Petrona Silva de Coria.

El título de la nota publicada por El Litoral.

En esos años, Petrona se presentaba ante los santafesinos como una persona de gran lucidez mental a la que le gustaba hablar de cosas de antaño, sintiendo que era escuchada con admiración y respeto. En un gran sillón de mimbre, en la galería de su casa y bajo la brisa del otoño de 1941, doña Petrona esperaba a los periodistas para entablar un diálogo sincero. Fue el lugar elegido para recordar, mirar la nada y dejarse llevar por recuerdos desagradables y otros más agradables.

Los años y la vejez hicieron que la centenaria señora se fijara en los visitantes una vez que se paraban frente a ella para establecer contacto visual. Petrona es una mujer afrodescendiente y de inmediato evoca un recuerdo insondable, no sabe muy bien cuando nació, pero sí que fue en Rosario. Petrona afirma con dolor: “La vida me ha tratado mal… ¡Vaya, me ha hecho sufrir! Por eso casi siempre lloro”. En aquella silla de mimbre se consolaba de sus desgracias. Especialmente el más reciente de su vida, la muerte de su hijo mayor, a quien llora y extraña todos los días.

Un fragmento de la entrevista a la mujer.

Antes de seguir adelante con los recuerdos de Petrona, debemos saber que la ciudad de Buenos Aires fue uno de los principales puertos donde desembarcaban los barcos negreros que circulaban por el Mar Atlántico. Si bien no hubo plantaciones ni minas que implicaran la presencia de una gran cantidad de esclavos, las ciudades del virreinato del Río de la Plata fueron la ruta para que miles de esclavos fueran transportados hacia Potosí. Según la referente e investigadora local Lucía Dominga Molina, muchos esclavos quedaron en esa ruta como sirvientes o realizando trabajos artesanales en las ciudades, incluida Santa Fe, que es una de las más antiguas del país. Las cifras arrojadas por los censos coloniales muestran una importante presencia de africanos en buena parte del actual territorio de nuestro país. Según el censo de 1778, de un total de 210.000 habitantes, al menos 80.000 eran negros, mulatos y sambos. En algunas ciudades constituían el 60% de la población, en otras el 45% o el 30%, como en Buenos Aires, según el censo de 1810.

Batalla de Caseros de Alfredo Guido (1939)

Recuerdos

En 1941, Petrona dijo que había vivido cien años “y quién sabe cuántos más…”. Nació en Rosario, y un juez de esa ciudad la llevó a una familia para que la acogiera y la criara. Don Joaquín Coimán, dueño de una bodega en la calle del puerto de Rosario, llamada “Del Navío”, que Petrona recuerda con mucho cariño diciendo “En su casa yo sabía dónde tenía un lugar”.

A medida que la conversación se vuelve más profunda, surgen recuerdos de una carrera y una vida llena de acontecimientos. Como un hilo en la trama de la historia.

Cuando era niña, Petrona fue en busca de su familia. En 1860, para hacer realidad ese deseo, supo el paradero de su abuelo paterno y desde Rosario se trasladó a Paraná para conocerlo. Su nombre era José Silva, un soldado que había luchado junto a Urquiza en la Batalla de Caseros y que había logrado alzarse dentro del Gran Ejército armado y dirigido por Justo José de Urquiza para derrotar a Juan Manuel de Rosas en 1852.

Petrona vio a Urquiza llegar a la ciudad de Paraná, “lo vi montado en un caballo oscuro, y los negros a su alrededor, arrodillados, santiguándose, agradeciendo la libertad que les había concedido”. Esta memoria personal de Petrona nos lleva a un problema muy actual en la historiografía, como es el de comprender las formas de acceso a la ciudadanía e incorporación al mercado laboral tanto de la última generación de esclavos como de la de sus hijos y nietos. en los años inmediatamente posteriores a 1853 con la sanción de la Constitución.

La Guerra del Paraguay de Cándido López (1893).

Desde 1852, las tensiones entre la Confederación y el Estado de Buenos Aires fueron creciendo año tras año. En 1860, había transcurrido un año en el que Urquiza, junto al ejército de la Confederación, había luchado en la batalla de Cepeda contra la provincia de Buenos Aires bajo el mando porteño de Alsina y Mitre. Ese mismo año Urquiza realizó el traspaso de mando y se concretó la sucesión presidencial en el nuevo presidente, Santiago Derqui, en Paraná. Un año después, Urquiza se enfrentará nuevamente a Buenos Aires en la batalla de Cepeda. El resultado de esta guerra civil desató controversias y especulaciones que aún persisten, debido a que Urquiza contaba con un ejército más numeroso y experimentado, es difícil entender por qué se retiró del campo de batalla. Lo cierto es que Pavón abrió el camino a la organización nacional y puso fin a la separación entre la Confederación Argentina y la provincia de Buenos Aires, ocurrida en 1852.

La cercanía del abuelo de Petrona con Urquiza le permitió pasar tiempo cerca de la familia. Luego de la visita de Urquiza a la ciudad de Paraná, Petrona dijo que “cuando vino a Paraná pude conocer a su esposa, a su suegra y a una de sus hijas que se casaron en esos días (…) amábamos a Urquiza, arrodillaron a los negros porque les había dado libertad”.

Unos años más tarde, en 1864, Petrona recuerda otro hito en la historia de nuestro país, que fue la Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina enfrentó a Paraguay en alianza con Brasil y Uruguay. La resistencia fue mucha, recuerda Petrona, mientras Urquiza apoyó y organizó un ejército de Entre Ríos para esa contienda militar, los propios entrerrianos, al igual que López Jordán, se negaron a pelear con Paraguay, “creo que eso le costó la vida a Urquiza”. exclamó Petrona, además de narrar un escenario muy singular el día que la noticia de la guerra llegó a la ciudad: “Hubo un eclipse de sol, todo se oscureció, la gente estaba en la calle corriendo para todos lados y había mucho movimiento de soldados”.

Doña Petrona, luego de permanecer unos años en Entre Ríos, se casó con Pacífico Coria y después de varios años llegaron a Santa Fe. Luego de que los periodistas se toman una fotografía y Petrona se siente feliz de haber compartido su vida, la anciana enciende su pipa a la vista de todos. Ante esa imagen y la sorpresa de los periodistas y fotógrafos, Petrona pronuncia “¡Quizás no ven que soy criolla y entrerriana! “Fumaba en pipa y tomaba mate amargo”.

 
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