Pau Arenós: “En el camino de los 60 sientes que el tiempo se acelera, sabes que no te queda mucho por delante” – .

Pau Arenós: “En el camino de los 60 sientes que el tiempo se acelera, sabes que no te queda mucho por delante” – .
Pau Arenós: “En el camino de los 60 sientes que el tiempo se acelera, sabes que no te queda mucho por delante” – .

Escribe el periodista y Premio Nacional de Gastronomía Pau Arenós de “esas minucias que nos hacen felices un rato”, y esta vez no se refiere, como acostumbran sus lectores, a los placeres de la mesa y los fogones, sino, como ya advierte desde el propio título de su nuevo y libro breve y personal de reflexiones, las pequeñas alegrías (Debate), a aquellas que aportan, por ejemplo, ponte el pijama temprano (aunque en realidad se refiere al placer de andar sin ropa interior…), tener el cuero cabelludo, siesta del domingo tras una comida post-vermú o el olor a azahar, que le transporta a las madrugadas de sus veranos adolescentes en ciclomotor.

Pero también haz listas, para que puedas tachar lo que anotaste: “Hago listas de todo, pero el placer de hacerlas es terminarlas”., subraya. Inspirado por El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vidapor Philippe Delermél ensayo autobiográfico de pequeño formato las pequeñas alegrías tiene notas de consciencia que su madre intentó contagiarle cuando era niño y que recuerda “un viaje infernal y larguísimo” a Francia en coche con sus padres y hermanos. “Uno de mis tantos defectos es la impaciencia y las madres tenemos esa sabiduría natural de vive y disfruta el momento como si fuera el último. Seguí haciendo preguntas, preguntándome qué haríamos a continuación. Aunque la hiperplanificación es buena para el trabajo, es mala para mi salud mental y lo intento “Ser más consciente de un momento extraordinario, ya sea un paisaje o un sorbo de vino excepcional, de cosas efímeras”.

“Intento buscar la excelencia en la escritura y contar las historias lo mejor posible en un momento en el que parte del periodismo, una profesión de prisas, lo ha olvidado”.

En el libro, que presenta este martes 18 de junio en la librería barcelonesa +Bernat (19.00 horas), el periodista gastronómico, nacido en 1966, vierte un mirada nostálgica a sensaciones y recuerdos de la infancia y la juventud -“pequeñas cicatrices que te marcan y te hacen la persona que serás”- y pensamientos sobre Con el tiempo. “Estoy camino de los 60 y aunque no me siento mal por envejecer, sí noto el deterioro físico. El cuerpo toma decisiones para las que no le he dado permiso. Aún eres joven, pero algunas de las mejores cosas de la vida ya las sabes. Han pasado y te han dejado huella. Dicen ‘mi patria es la niñez y la adolescencia’, pero no sé si la vejez también es lo mismo. -él se pregunta-. A los 25 años tenías un sentimiento de inmortalidad, no calculabas el tiempo que te quedaba ni tenías presente la muerte; Ahora sientes que el tiempo se acelera porque eres consciente de ello y sabes que no te queda mucho por delante”. Y, añade: “¡No es cierto que a los 50 años estés en la mitad de la vida! “¡Sólo sería así si todos viviéramos hasta los 100 años!”

Pero que el lector no se deje engañar, “es un libro alegre, con partes un tanto tristes, porque para entender la alegría hay que entender la tristeza. Debemos obligarnos a ser más felices”. En él, que era incondicional de pastelitos de pantera rosa (ni Bony ni Tigretón), Ingredientes para guisar al fuego lento de la memoria. Desde el primer estreno cinematográfico que recuerda…Guerra de las Galaxiasen 1977- a primer viaje al extranjero -a Andorra con el Seat 850 familiar, que se averió a los 50 kilómetros de salir de su Vila-real natal. Del primeros jeans Levi’s, comprado en Nueva York en 1981 en un viaje de intercambio –“a los 15 años representaban lo que yo no podía permitirme”-, al primer casete (un Sanyo comprado en Andorra), a la primera cinta (la Grandes éxitos de los Beatles) o el primero de muchos futuros camisas estampadas, uno de paramecia que llevé durante mi época universitaria cuando recién llegué a Barcelona. “Cuando empezaste desde cero fuera del lugar donde creciste y podías construir lo que quisieras. ¿Por qué no puedo darle un toque de color a la vida y vestirme como quiero?” grita, orgulloso de “la alegría que traen”.

“Para que lo que cuento interese al lector, intento buscar la excelencia en la escritura y contar lo mejor posible en una época en la que parte del periodismo, un oficio de prisas, lo ha olvidado”, afirma Arenós, que aplica esa máxima a sus artículos (algunos recogidos en San Elvis ruega por nosotros) y libros, entre ellos, Nadar con atunes y otras aventuras gastronómicas que no siempre salen bien, Los genios del fuego, La cocina de los valientes y Cocinar en casa o, en un registro no ir, mi buen asesino.

“Me gustaría saber cómo no hacer nada, no arrepentirme de no haber hecho nada, pero mi cabeza da vueltas todo el día. No sé como desconectarme. Quizás este libro me sirva de terapia”. ¿Seguro? El próximo ya casi está terminado. “Se trata de un vecino que tuve cuando era joven en Cerdanyola que fue topo durante la Guerra Civil”…

 
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